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Crítica de Promare destacada - El Palomitrón
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PROMARE

Hace nueve años, Hiroyuki Imaishi y Masahiko Ohtsuka fundaron Studio Trigger con el objetivo de gestar, en algún momento de su carrera, un proyecto tan salvaje e innovador como lo fue en su momento Gurren Lagann o Kill la Kill. Nueve años son muchos años, pero realmente es poco tiempo si se quiere mantener una calidad tan excelsa como la del estudio en cuestión. Un sello que ha penetrado en obras como Kiznaiver, Little Witch Academia o la reciente SSSS.Gridman. Pero es ahora cuando retoman la llama que prendió desde el inicio para volver a sus orígenes y crear un producto que porta consigo la firma de la casa y el consiguiente sello de calidad. Hablamos de Promare. La última producción cinematográfica de Studio Trigger a cargo de Hiroyuki Imaishi que se estrenó en Japón el pasado mayo de 2019 recaudando casi 10 millones de dólares en taquilla y que, finalmente, llega a España cortesía de Selecta Visión el próximo 23 de octubre

Ruidosa y ambiciosa a partes iguales, Promare es una película que consigue marcar sin titubear todas las casillas de lo que se espera de una cinta de animación en la actualidad. Es hiperactiva, está copada de acción y la ciencia ficción se convierte en su mayor baza; y por si todo eso fuera poco, también hace uso de un entorno post-apocalíptico en el que una animación embriagadora y deslumbrante nos presenta unos personajes de lo más cautivadores que más pronto que tarde nos sorprenderán enfundándose un traje mecha. Un componente propio de la casa pero que se ha sabido diseccionar y adaptar perfectamente a esta nueva ficción planteada por Hiroyuki Imaishi (director) y Kazuki Nakashima (guion).

Retomando a Nakashima como pieza clave en la producción, Promare nos cuenta una historia sencilla, pero también nos cuenta una historia que necesitamos ver y, ante todo, sentir. Han pasado 30 años desde la aparición de los Burnish, una raza de seres mutantes capaces de controlar el fuego que desataron una gran tormenta de llamas que devastó la mitad del mundo. Cuando aparece un grupo de mutantes aún más agresivos conocidos como Mad Burnish, lo único que se interpone entre ellos y la destrucción total es Burning Rescue, una brigada de bomberos de élite anti-Burnish fundada por Kray Foresight, el gobernador de la República de Promepolis. Precisamente su miembro más novato, el apasionado Galo Thymos, es capaz de capturar a Lio Fiota, la líder de los Mad Burnish. Sin embargo, Lio escapa y al seguirle hasta su escondite, Galo descubre una impactante verdad acerca de los Burnish y la existencia de un terrible plan a escala global. El leitmotiv que marcará los acontecimientos principales de la película y a través de los cuáles no solo descubriremos cómo se desenvuelven nuestros protagonistas en pantalla, sino la infinidad de maravillas con las que nos deleitará Trigger a nivel técnico y visual. 

Tal y como comentaba líneas atrás, Galo, Lio y Kray existen como arquetipos típicos de héroe/villano, y cada acción que hacen está repleta de características y diálogos predecibles. Aspecto que puede hastiar a algunos pero que no debe convertirse, ni mucho menos, en el centro de atención de Promare. Pues la propia producción es consciente de que su trama o mensaje no es el eje primordial de la cinta; no lo pretende. Su labor es otra. Y aunque haya detractores que sitúen la historia de Promare como mediocre o mezquina, personalmente creo que está escrita en perfecta consonancia con su tono y, ante todo, en perfecta sintonía con nuestro presente. Nos habla a través de personajes típicos, en ocasiones se sitúa ante el espectador disfrazado de mecha y a veces incluso hace uso de un humor poco sutil; pero al mismo tiempo también nos habla del planeta, de cómo puede devastarse, de la existencia de héroes sin capa y, sobre todo, de cómo la ecología teje el telón de fondo de una producción que juega con el fuego como su principal detonante.

Aun con todo, Promare tiene dos puntos más destacables de todos los citados hasta el momento. Dos puntos que sitúan a la película entre una de las mejores de la década y que, sin duda, son clave para decidir ir al cine y disfrutarla en condiciones. Hablamos de la animación y la banda sonora

Por un lado, Promare hace uso de todo lo aprendido por Studio Trigger todos estos años para lucir en pantalla con un apartado visual brillante, llamativo y definido por un perfilado milimétrico. Un conjunto de factores que se aunarán en prácticamente los 110 minutos de metraje con luces de neón que no harán más que destacar el trabajo de la producción. Una labor con la que, además de saber encandilar al espectador, convierten un escenario no muy grande en uno inmenso y descomunal. Al contrario que las obras más convencionales, Studio Trigger, con la ayuda de XFLAG y el estudio Sanzigen de 3DCG, hace uso en esta ocasión de una tecnología de renderizado que hace posible que una cámara virtual se desplace y circule mientras los personajes dibujados a mano luchan en un espacio tridimensional. Los puristas pueden burlarse de esta nueva estética, pero el enfoque ha evolucionado considerablemente desde 2004, momento en el que Shinji Aramaki intentó realizar algo parecido con Appleseed aunque con un resultado más dispar. Además, a todo esto, podemos sumar el diseño minimalista y sugerente de cada uno de sus personajes y escenarios combinado en todo momento por una dirección sublime capaz de encajar cada giro de guion en el momento y encuadre perfectos. 

Detalles que, incluso bañados por unos tonos pastel avivados por las llamas de Promare, consiguen palpitar en nosotros una vez la música empieza a sonar. Pues es la batuta de Hiroyuki Sawano (Shingeki no Kyojin) la que mantendrá la expectación durante la ejecución de la cinta y la voz de Benjamin Anderson la que portará el ritmo suficiente para que las escenas de acción se conviertan en un recuerdo perenne en este singular otoño. Dos fuerzas que en multitud de ocasiones conforman el telón de fondo de una obra pero que en Promare convierten a una producción simplista y sin muchas florituras argumentales en un producto totalmente necesario. Una película que portará las llamas de la vida en un momento en el que los ánimos externos son mínimos y que, por descontado, necesitamos para alegrar nuestro rostro aunque sea por un rato. 

En definitiva, si miramos con lupa la última propuesta cinematográfica de Studio Trigger podemos decir que les ha faltado la chispa final en cuestiones de argumento, pues el resultado podría haber sido mucho mayor si hubieran diseccionado y ampliado algunas de las cuestiones planteadas. Pero si conseguimos pasar este aspecto, nimio en esta ocasión, por alto; puedo afirmar que estamos ante una de las mejores cintas de la década. Un proyecto que es más que una película, es una experiencia. Un lugar ficticio donde conseguirás perderte entre llamas eternas, colores rimbombantes, una acción frenética constante y una banda sonora cuya melodía se adapta a la perfección a la energía desenfrenada de Promare

LO MEJOR

  • Ver a Studio Trigger superar sus propias barreras.
  • El espectáculo visual que provoca en cada uno de sus frames.
  • Una banda sonora capaz de avivar todas y cada una de las llamas de la película a cargo de Hiroyuki Sawano. 
  • Promare se convierte por sí sola en una experiencia única que te no te puedes perder.

LO PEOR

  • Un argumento simplista poco depurado.

Marisol Navarro

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Publicista aficionada de las películas, las series y el cómic en general. No tengo un género preferido, pero todo lo gore me apasiona. Adoro viajar, y si algún día consigo ir a Japón, sin duda para el trayecto tendré preparada toda la obra de Sui Ishida.