CRÍTICA: MI SOLEDAD TIENE ALAS
ANTECEDENTES
Mi soledad tiene alas supone el debut en la dirección cinematográfica del actor Mario Casas. Este actor no necesita presentación y es que lleva más de media vida delante de las cámaras. Empezó como niño de anuncio y, desde que Antonio Banderas le descubriera para su película El camino de los ingleses (2006), Casas no ha dejado de trabajar. Su participación en Los hombres de Paco le dio la fama y su papel en Tres metros sobre el cielo le catapultó como uno de los actores del momento y un ídolo de masas entre los más jóvenes.
Después de otras muchas series y películas como protagonista, Casas ha sabido desligarse poco a poco de esa etiqueta de actor juvenil y convertirse en uno de renombre. Tanto es así que obtuvo su primer Goya en el 2021 por el filme No Matarás, de David Victori. Ahora le ha llegado el turno a él de ponerse tras las cámaras y dirigir su primer largometraje. Mi soledad tiene alas, protagonizada por su hermano Óscar Casas y por la debutante Candela González, llegará a los cines el próximo 25 de agosto de la mano de Warner BROS Pictures.
LA PELÍCULA
En un barrio humilde a las afueras de Barcelona, Dan (Óscar Casas) y sus dos amigos, Vio (Candela González) y Reno (Farid Bechara), viven sin pensar en el mañana, entre fiestas y dando palos a joyerías. Detrás de su apariencia de pequeño delincuente, Dan esconde un artista con talento y una sensibilidad distinta al mundo que le rodea. La reaparición de su padre, tras salir de la cárcel, despierta los viejos demonios de Dan, sumergiéndolo en una espiral de violencia que le obliga a huir y pone a prueba la amistad entre los tres amigos. Empieza un viaje de descubrimiento sin retorno para Dan y Vio, donde tienen que dejar atrás los niños que fueron, cambiando sus vidas para siempre. ¿Podrán escapar de su destino por amor?
Mi soledad tiene alas es un claro homenaje al cine quinqui, que tanto triunfó en nuestro país en los años 80 y que tan bien ha sabido adaptar Mario Casas a la actualidad. Otros recientes ejemplos son Las leyes de la frontera, de Daniel Monzón, o Toro, con el propio Casas. Pero sin duda, Mario Casas ha sabido crear un debut muy interesante y de mucha calidad que denota los años que lleva trabajando en esta profesión. Sabía lo que quería contar y cómo lo quería contar. Como ha comentado en varias entrevistas, para esta primera película se ha inspirado en esa infancia que pasó por los barrios marginales de Barcelona y en cómo lucho para escapar de ahí. Y eso se nota en la fidelidad y naturalidad con la que retrata cada calle, cada barrio y cada aspecto de esas vidas, unas vidas llenas de pobreza y de falta de aspiraciones que arrasaron con toda una generación
El guion que firma junto a la también actriz Deborah François, logra desde un principio capturarte con la historia de Dan, un papel hecho a la medida de su hermano Óscar, y consigue que empatices con él, a pesar de que sus actos no son del todo correctos. Son personajes nobles, leales y que se preocupan por los suyos, pero que debido a las circunstancias de su entorno y de su pasado se ven envueltos en situaciones que los van a hacer tomar ciertas decisiones que cambiarán sus vidas para siempre.
Es una historia muy dura, no hay momento para la felicidad, y a cada segundo querrás acompañar a Dan y a Vio por ese viaje frenético, no solo físico sino también emocional, siendo testigos de la huida de un pasado doloroso y de una historia de amor que se fortalecerá con cada segundo que pasan juntos.
En conclusión, Mi soledad tiene alas es el debut en la dirección del conocido actor Mario Casas que no dejará a nadie indiferente y que quizás logre cambiar la percepción que se tiene de él. Un primer largometraje que nos ofrece un producto muy maduro y que marcará un nuevo giro en su carrera. Quién sabe si llevándose algún que otro premio. Pero de lo que sí estamos seguros es que estamos deseando ver más proyectos de este actor tras las cámaras.
ELLOS Y ELLAS
Mario sabe perfectamente lo que es ser actor y ha sabido transmitírselo a sus protagonistas, haciendo un perfecto trabajo de dirección de actores, algo que se nota al haber escogido en su mayoría a jóvenes no profesionales, consiguiendo dotar a la historia de esa frescura y naturalidad necesarias. Sin duda, el gran descubrimiento ha sido Candela González. La actriz debutante consigue robar todas las miradas de los espectadores y, junto al menor de los Casas, logran una química que traspasa las pantallas. Por su parte, Mario ha creado un papel hecho a la medida de su hermano Óscar, un regalo con el que por fin le vemos brillar y transmitirnos todas las emociones por las que pasa su personaje.
LA SORPRESA
Lo más sorprendente ha sido descubrir lo que Mario Casas llevaba años en mente y que por fin ha visto la luz. La forma en la que ha sabido llevarlo a cabo denota los años y el amor que siente por su profesión y nos deja con ganas de ver más proyectos de él tras la cámara. Además, como hemos dicho antes, la actriz Candela González ha sido todo un descubrimiento y parece que lleva años delante de las cámaras.
EL MOMENTO / LA SECUENCIA
Cada momento tiene algo especial, pero nos gustaría destacar las secuencias donde se produce la muerte de la abuela del protagonista, cuando tiene lugar el primer cambio de giro para Dan y donde, tan solo con la música, ambos Casas nos consiguen transmitir todas las emociones del momento.
TE GUSTARÁ SI…
Te gusta el cine quinqui, con personajes marginales que luchan por sobrevivir.
LO MEJOR
- El guion firmado por Mario Casas y Deborah François, así como la dirección del actor, nos propone un proyecto muy notable.
- El descubrimiento de Candela González y la química que comparte con su compañero Óscar Casas.
- La banda sonora, que acompaña tan bien a las escenas y transmite la emoción necesaria en cada momento.
LO PEOR
- No es algo novedoso, aunque pertenece a un género que todavía sigue gustando.
- Como todas las películas del género quinqui, quizás idealizan la criminalidad.
Lucía Ruiz