Varios han sido los comunicados que han surgido desde el anuncio del live-action de Akira. Noticias que prácticamente siempre han rozado la palabra CANCELACIÓN y que pocas veces ha faltado para verla realmente escrita. De esta forma, esta misma semana, gracias al medio inglés Deadline hemos conocido que Warner Bros. ha retirado, de forma indefinida, el live-action de Akira de su calendario. Algo que no ha sorprendido nadie y casi que ha alegrado más rostros que otra cosa; pues el proyecto, desde su concepción, no ha contado con una buena recepción.

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La edición original de Akira: un reencuentro con Otomo

Es cierto que el pasado mes de julio Variety informó que Warner Bros. había retrasado la película, aunque se esperaba que fuera en otoño cuando volveríamos a contar con noticias sobre ella, pues era en dicha estación cuando comenzaría su producción. Pero gracias a la información desvelada en Deadline, ya podemos confirmar el retraso indefinido. Un retraso que, además, se ha visto atropellado por estrenos de la talla de The Matrix 4 o The Flash. Títulos que albergan mayor esperanza entre el público y que no anteponen a un juicio bastante crudo una de las obras más alabadas de los últimos 40 años.

Dicho esto, y a pesar de las buenas intenciones que tenía Taika Waititi para la adaptación de la obra de Otomo centrándose en esta y no en la adaptación animada, han sido muchas las voces que han deseado que este proyecto no salga adelante. Así que tan solo nos queda esperar, ver qué ocurre a lo largo de 2020 y leer los próximos comunicados de este inestable, pero todavía patente, proyecto.

1982: El año que vio nacer a Akira

Akira se ha convertido en uno de los productos más elogiados de los últimos 40 años no solo por lo que su historia significó para el público, sino por cómo su autor, Katsuhiro Otomo, supo entender y representar la realidad. Una que se sitúa en Neo-Tokio, una ciudad opresiva e inhumana cargada de problemas como el desempleo, la violencia, la droga y el terrorismo. Una ciudad que podría ser tu ciudad, o la mía, o la de todos. Una ciudad en la que, al final, todos nos conectamos y miramos hacia «el futuro».

Marisol Navarro

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