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POR QUÉ SKAM ESPAÑA ES EL REMAKE QUE NOS MERECEMOS

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Atención, este artículo puede contener spoilers de Skam y de la primera temporada de Skam España

El fenómeno Skam, creado por Julie Andem, arrasó en 2015 en Noruega y comenzó a hacerse oír en 2016 en nuestro país. La historia de unos adolescentes en la cotidianidad de su vida como estudiantes embriagó a medio mundo y, cómo no, pronto comenzaron a llover las adaptaciones. Estados Unidos, Italia o Francia fueron algunos de los países que se sumaron al carro del fenómeno, adaptando con mayor o menor fidelidad la historia de lxs chicxs.

Movistar+, que sabe apostar por contenido innovador y está muy en la onda de los nuevos formatos, compró los derechos de esta serie que comenzó su emisión el 16 de septiembre. En Skam lo que importa más que el qué es el cómo: la serie apuesta por emitir los clips a diario en el momento que, supuestamente, está pasando la acción. Esto mantiene al público activo a través de las redes sociales (principalmente Instagram) y su página web oficial, convirtiendo al espectador en uno más del grupo. Pero en esta ocasión no hemos venido a hablar de cómo se ha adaptado el formato en España y de por qué resulta innovador, sino de por qué Skam España es el remake que merecemos.

Adaptar NO es copiar

Esto es algo que, leyendo las primeras reacciones del público a la versión española, nos chocó. La versión original sigue la vida de unos chicos en Noruega, con costumbres noruegas, en un entorno donde la adolescencia no se vive como se vive en España. En España tenemos nuestras costumbres, que difieren en ocasiones de lo planteado por la versión original. En España otra cosa no, pero intensos somos un rato. Así, Skam España coge esa intensidad, la muestra a través de una chica de 16 años llamada Eva (Alba Planas) y crea el escenario perfecto para que el cóctel de hormonas y desenfreno sea mortal.

Eva y Lara Skam España Movistar+ – El Palomitrón

Eva es una chica que, como lo hemos podido ser cualquiera, entra a primero de bachillerato en una de las pompas más bonita de la adolescencia: la de tener un novio bien guapo que la quiere mucho. Eva perdió a su mejor amiga tras «robarle el novio» después de que la susodicha, Inés (Ruth Bosser), tuviera que ser rescatada por una ambulancia después de una noche de botellón. Lo mal que se siente por esta situación se lo quita Jorge (Tomy Aguilera) a besos. Hasta aquí todo bastante en la línea a la serie original.

Sin embargo, han ido cambiando pequeñas cosas que harán que el desenlace que viéramos en la versión original entre Eva (Lisa Teige) y Jonas (Marlon Langeland) difiera de la primera temporada de nuestra adaptación. Skam España coge la propuesta que hizo Andem en 2015, la adapta y mete cosecha propia muy made in Spain. Y, gracias a eso, la serie está siendo lo que es.

Porque sí, ver a adolescentes noruegos agarrársela y tener relaciones sexuales está muy bien, pero ver a chicxs que podrían ser tú (o tú hace unos años) yendo de botellón con la cerveza más barata que se puede comprar en un supermercado, te hace sonreír y sentirte identificado. Aquí la serie no está innovando en absolutamente nada, son fórmulas que hace ya muchos años utilizara Compañeros (1998) o Física o Química (2008). Claro que el rollo millennials, las redes sociales y un acercamiento tan directo a los protagonistas hace que la forma de ver y entender a lxs chicxs sea muy diferente.

Uno de los personajes más criticados en la adaptación española ha sido Cris (Irene Ferreiro). Cris, en la versión original, es una chica con sobrepeso. La versión española ha mantenido la personalidad de la misma pero ha decidido utilizar una actriz con lo que se conoce «cuerpo normativo». Según los fans, la adaptación peca de no incluir personajes con cuerpo no normativos. Mientras que premiamos a la serie por normalizar sexualidades diversas y libertad religiosa echamos de menos ese último paso que la habría hecho redonda.

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Otro de los temas más criticados fue la apariencia aniñada de los protagonistas y aquí preguntamos, en mayúsculas: ¿EN SERIO? Que las series estadounidenses nos tengan acostumbrados a veinteañeros encarnando a chavales de 15 años no significa que los chavales de 15 años parezca veinteañeros. Por favor, todos hemos ido al instituto. Si Eva parece una cría es porque Eva es una cría en plena incursión a una adolescencia que hará de ella una mujer. Borracheras, sexo y rock & roll incluidos, como quien dice. Si se desmerece la serie porque un adolescente parece adolescente nos bajamos definitivamente del carro.

La squad de la sororidad

Ojalá fuese la sororidad que todas queremos, pero hay que tener en cuenta que nuestra sociedad viene de donde viene y que la hermandad requiere tiempo y conocimiento. Las chicas de Skam España, a diferencia de la serie original, tienen un sentimiento de grupo más fuerte que el que transmitieran Eva, Sana y compañía. Si bien es verdad que conforme avanza la temporada el grupo se tambalea, solo tenemos que fijarnos en Nora (Nicole Wallace) y Eva para ver lo que tener una Hermana, en mayúsculas, significa.

En plena revolución y reivindicación de la mujer donde movimientos como el #MeToo comienzan a visibilizar los problemas que las mujeres llevamos sufriendo muchos años, encontrar a dos chicas de 16 años que se quieren, se apoya y se escuchan es de las cosas más bonitas que nos podía aportar la serie. Aunque Nora habla abiertamente de feminismo en varias ocasiones (y, hay que mencionarlo, en ocasiones de forma algo forzada) no hace falta materializar con palabras un sentimiento que se ve a kilómetros.

Nora es un personaje que tenemos cogido con pinzas, al menos lxs que hemos visto la serie original. Es un personaje que cambia de feminista empedernida a mujer atascada en una relación tóxica. Estamos rezando para que esa toxicidad no se idealice en la versión española, porque fue un duro golpe ver la evolución negativa de Noora en la versión original. Aunque, por otra parte, representarla podría servir como visibilización de lxs adolescentes (y no tan adolescentes) que siguen sufriendo relaciones tóxicas. Hay que aclarar que representar una relación tóxica en pantalla no quiere decir que se apoye o fomente, pero sí se debe tener en cuenta que un público potencial puede no entender lo malo del asunto y aplicar esos patrones a su vida.

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La adaptación de Noora bebe de prácticamente todo del original: misma estética, mismo labial, mismo bilingüismo, misma forma de ser, etc. Mientras que los primeros acercamientos con Alejandro (Fernando Lindez) han sido fríos y distantes (igual que pasara con la Noora original) se nota entre ellos un «algo» que nos desconcierta. O nos gusta. No sabemos qué pensar.

Otra de las virtudes de la adaptación es la introducción sutil de patrones de conducta inclusivos. Por ejemplo, cuando vemos a Lara (Claudia Rosset) disculpándose con Eva en la cafetería tras pegarle un bofetón o cuando Nora defiende a Eva delante de las chicas. Pequeños gestos que se graban en la mente del espectador favoreciendo su normalización.

Porque éste es el Skam España que merecemos

Skam España es lo que es porque los españoles somos lo que somos. Un alto porcentaje de los adolescentes que vea la serie, o de los adultos que no hace tanto fueron adolescentes, se sentirá identificado con muchas cosas. Las nuevas tecnologías le dan la mano a los dramas adolescentes y nos plantean un escenario donde se desenvuelven los millennials, ese que les tacha de inútiles, conformistas y alienados.

Skam se presenta como la reivindicación de una generación al grito de estamos aquí y no somos unos inútiles. Sigue así Skam España, estás haciendo las cosas muy bien y la sociedad española te lo terminará agradeciendo.

Cristina Domínguez

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Nací en los noventa y Los Simpson me dejaron como estoy. Sí, yo también soy cinéfila. Me gusta analizar movimientos de cámara y mi madre se lo cree porque no me entiende. Si Tim Burton, Gus Van Sant y Darren Aronofsky dirigieran una película juntos saldría yo.