Con motivo del XXIV Salón del Manga de Barcelona, y aprovechando nuestra asistencia en calidad de prensa, no queríamos dejar pasar esta oportunidad. Somos muchos de nosotros los que conocemos a los autores de las obras que disfrutamos día a día tan solo por su papel en RRSS y los volúmenes que van publicando en el mercado. Pero es en este tipo de eventos donde puedes poner cara a todos aquellos que están detrás e incluso charlar con ellos. Hemos tenido el placer de poder charlar, junto a los medios Akihabara Station, Revista Eikyô, La Casa de EL y Objetivo Anima, con una de las autoras revelación del momento, Paru Itagaki. Creadora de BEASTARS. A pesar de no contar con un desmesurado furor mediático, en un breve período de tiempo ha logrado cosechar importantes éxitos como el de mejor shonen en la última edición de los Kodansha Manga Awards, ganador de los Manga Taishō 2018 o el reconocimiento a Itagaki como mejor autora novel en los Osamu Tezuka Awards 2018. Un año de indudables éxitos que la ha posicionado en el epicentro de todas las miradas. Y que, muy probablemente, haya servido para contar con su presencia en este evento.

Paru Itagaki ilustra a través de un arte poco convencional una historia de seres antropomórficos que cuenta con un estilo más cercano al occidental que al oriental. El contenido de sus páginas es más propio del cómic europeo que del japonés. Teniendo en cuenta esta faceta, es indispensable preguntar por su interés en el cómic europeo y sus influencias. «No soy especialista del tema, no conozco muchas obras o autores. Tengo varias series que me gustan y que he leído muchas veces. Si tengo que destacar una sería El sabor del cloro, de Bastien Vivès. Me encanta».

Por la temática de su obra y sus palabras no resulta complicado establecer cierta conexión con uno de los cómics nacionales más aclamado por público y crítica, Blacksad. La presencia de materiales originales de la obra de origen español junto a los de BEASTARS copaban gran parte del protagonismo de la exposición «Lenguaje, objetos y bestias» del evento. Una conjunción que hacía especial ilusión a la autora por su gran interés hacia Blacksad. «Sí, conozco la obra de Blacksad desde mi época de instituto —ahora mismo tengo 25 años— y tengo todos los volúmenes en casa, soy una gran fan. Estoy muy contenta de haber podido ver los dibujos originales».

BEASTARS no deja de ser el reflejo de nuestra sociedad. Un reflejo que muestra las injusticias y las desigualdades del sistema; los miedos y secretos de sus personajes. Una realidad que Paru Itagaki expone en su obra y nos comenta que nosotros, como lectores, deberíamos quedarnos finalmente con un mensaje optimista de la misma. «Haga lo que haga, la historia será positiva. Siempre busco que sea entretenida y divertida, por lo que creo la historia a la vez que sus personajes para lograr este fin. Es mi forma de trabajar». Para lograr dicho objetivo, la autora nos cuenta que prefiere crear una historia protagonizada por animales en vez de personas. «Me parece más fácil o ventajoso a la hora de dibujar hacerlo por medio de animales. Así, puedo contar los conflictos y los aspectos negativos de forma más agradable, sin tener que ser tan cruda o directa. Los rostros de los animales me ayudan a plasmar esos sentimientos y realidades de una manera más entretenida para el lector».

Con once volúmenes publicados en Japón es preciso preguntar acerca del final de BEASTARS. «Sí, ya tengo pensado el final de la historia y, teniéndolo presente, desarrollo los sucesos». A lo que Paru Itagaki añade: «Ahora mismo estoy publicando esta obra en una revista semanal, por lo que cada semana hago lo máximo posible para que los capítulos publicados tengan un buen desarrollo y un buen final».

Los personajes de BEASTARS representan una gran variedad de estereotipos, personalidades y carácteres propios del ser humano. Para los que hayan leído la obra, no es extraño pensar en qué tipo de relación existe entre el animal ficticio y el real. Los ejemplos más claros son los de Legoshi y Rouis, personalidades anti arquetípicas respecto a las que representan sus originarios. «Este es un punto muy delicado en mi trabajo ya que hay que mantener un buen equilibrio a la hora de asociar un animal a cada personaje. También debo pensar en la imagen que se tiene de cada animal y su carácter. Tengo que ser coherente, porque si los hago exactamente igual no tiene gracia (risas). Hay que alejarse un poquito, pero muy poco, es un trabajo muy delicado», aclara la autora. La elección de Legoshi como protagonista de BEASTARS es la clara muestra de lo que expone. «El lobo es un carnívoro, grande y fuerte. Pero no es un «héroe» como el león, por ejemplo. Además, en muchas ocasiones es el malo en los cuentos para niños. Se podría decir que es un animal desgraciado. Por eso me gusta (risas). Y justamente por eso es el protagonista de mi obra».

En la obra de Paru Itagaki puede resultar sencillo identificar ciertos hábitos relacionados con la industria del cine. Algo que cobra mayor sentido al descubrir que la autora cursó estudios de cine en la universidad. «Quizá cuando dibujo una escena pienso en la posición del foco y la localización de las sombras. No es algo muy común en el mundo del manga, es más cinematográfico. También tengo preferencia por las viñetas más horizontales y alargadas, en lugar de verticales. Algo muy habitual en el cine». En cuanto a influencias y directores favoritos la joven autora confiesa: «Diría que Wes Anderson y David Lynch. No sabría decir si me han influenciado, pero son mis favoritos».

La relación que existe entre autor y editor en la industria del manga es muy importante. Las conversaciones y debates entre ellos para sacar adelante la historia de una obra son habituales. Sin embargo, el editor de BEASTARS deja patente cómo su caso es diferente: «Normalmente, el trabajo de un editor se centra en hablar mucho con el autor/a y sacar todas las ideas posibles para desarrollar la historia de forma conjunta. En nuestro caso como Itagaki-sensei es genial, siempre se le ocurren muy buenas ideas y no es necesario que yo intente sacar más. Mi papel es más de recibir ideas. Como mucho, a veces le ayudo en la representación de ciertas expresiones para que sean más fáciles de entender para el público». Todo apunta a que, gracias a la personalidad de Paru Itagaki, es muy fácil trabajar con ella y establecer un mejor vínculo con la obra.

A sus 25 años, la autora de BEASTARS opta firmemente por no mostrar su rostro en público. Algo que, quizá, en la cultura occidental pueda parecer atípico, pero que en Japón es una costumbre más extendida. En público, Paru Itagaki siempre se muestra con una peculiar cabeza de gallina. «Personalmente, pienso que la aparición pública de los autores no aporta nada positivo. Los mangakas y, sobre todo, las mangakas, no tienen ninguna ventaja como creadores si muestran su rostro y dan una imagen real». Itagaki explica también el por qué una gallina: «La gallina es uno de los personajes que aparecen en el tercer tomo de BEASTARS y que tiene mucha popularidad entre el público. Por eso, si me pongo esta máscara no solo oculto mi rostro, sino que consigo no romper con el universo que he creado».

En cuanto a la percepción de la autora respecto a la acogida de BEASTARS en nuestro país, responde que aún es pronto: «Solo he tenido una sesión de firmas, ni siquiera he podido ver el stand de la editorial ni he realizado la charla que tengo que dar. No he tenido apenas contacto con el público, solo con la prensa. Así que, de momento, no sé la sensación que BEASTARS ha causado en el público». A pesar de no contar con una imagen final de la repercusión de su obra en nuestro país, la autora se despide de nosotros con halagos hacia la ciudad y su gente: «Ya he podido hacer algo de turismo por la ciudad y me ha encantado. El tiempo es perfecto y los españoles sois muy guapos y educados (risas). No me importaría volver de nuevo».

Edu Allepuz y Marisol Navarro

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