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Reseña de Violence Action destacada - El Palomitrón
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VIOLENCE ACTION: UN JOHN WICK A LA JAPONESA

Ya sea en el cine, las series, el teatro o la literatura, todas las ficciones tienen un punto en común: la violencia. De una forma u otra siempre hay una obra que la representa, la emplea como sujeto frente a su historia o la convierte en un elemento que conduce a su protagonista. La violencia tiene múltiples caras, pero también muchos significados. Todo depende del envoltorio que tenga en cada ocasión.

Reseña de Violence Action Kei Kikuno color - El Palomitrón

Por ejemplo, en John Wick (Chad Stahelski) es el leitmotiv de la película, aunque esto no supone un impedimento, sino el material que postula a la franquicia como una de las más alabadas y cuya representación frente a la violencia incluso aparenta estar justificada. Dicen que por amor todo vale, sino que le pregunten a John Wick ¿no? Es cierto que también existen obras que usan la violencia de manera proactiva e incluso abusiva, obras como Crimen y castigo (Fieder Dostoievski) o Flores en el ático (V. C. Andrews). Obras consideradas como «clásicos de la literatura» pero que, al fin y al cabo, radican sus elementos en algo tan normalizado como la coacción. Y si llegamos a otra de las ficciones más habladas (y criticadas) en estos términos —sí, hablo de los videojuegos— podemos encontrarnos títulos meramente violentos como Hotline Miami (Dennaton Games) o Manhunt (Rockstar North), pero que al mismo tiempo justifican el uso de la misma y no por ello deben traspasar de su plano y convertir a una persona en un delincuente o un criminal de primer grado. 

Y sí, la violencia tiene muchos aspectos perniciosos pero debemos saber separar realidad de ficción, y una vez dado ese paso, adentrarnos a una obra que contiene —a grandes o pequeñas dosis— este elemento. Una responsabilidad que recae principalmente en el espectador y que en multitud de ocasiones le golpea antes a la obra que al que hace uso de ella. Y por este motivo, por el hecho de alegar que una obra que habla de violencia no te tiene que convertir en un ser infernal, he decidido reseñar Violence Action. Una obra escrita por Shin Sawada e ilustrada por Renji Asai que podemos encontrar en el catálogo de Norma Editorial y que, de una forma sutil, e incluso encantadora, nos presenta «la violencia» como un método de vida; como modus operandi de una joven que decide trabajar como asesina al mismo tiempo que se prepara para ser contable. ¿Es algo utópico? Sí. ¿Nos ha gustado? También. Hay veces que huir de la realidad es la solución perfecta para dejar descansar la mente, y esta obra no sólo conseguirá hacernos viajar hasta otro plano, sino que nos presentará una ficción que podríamos considerar pavorosa pero gracias a su envoltorio, estructura y personajes hacen de ella una historia que tener en cuenta

Reseña de Violence Action Caso 1 - El Palomitrón

Violence Action nos cuenta la historia de Kei Kikuno. Una joven que podría pasar por ser una universitaria japonesa cualquiera: estudia contabilidad y se esfuerza para aprobar el examen oficial de la cámara de comercio para contables de segundo grado a pesar de que no tiene muy claro qué será de su futuro. Sin embargo, aunque como muchos otros jóvenes tiene un trabajo a tiempo parcial; aunque lo que la convierte en alguien fuera de lo común es que forma parte del personal de Pururun, una empresa de asesinos profesionales que se hace pasar por una página de citas y que cuenta con una plantilla de chicas de lo más encantadoras que son capaces de acabar con cualquiera. Y Kei Kikuno es una de ellas. 

Eso le hace combinar su vida como estudiante, preparándose para sus exámenes o yendo a comer con sus compañeros de clase, con la trepidante existencia que conlleva ser arma de alquiler. En clase es una chica agradable y dulce, mientras que, cuando cumple sus encargos, es absolutamente letal gracias a su destreza con la pistola y su inigualable velocidad y agilidad, lo que la convierte en alguien brutalmente eficiente e impredecible para sus rivales. Todo ello hace de Violence Action un seinen trepidante y divertido al mismo tiempo. Una obra donde las apariencias engañan y donde entran en juego historias de lo más extravagantes

Reseña de Violence Action Kei Kikuno 1 - El Palomitrón

«Tengo mis sueños… No son gran cosa, pero estaré bien mientras sigan ahí.»

Tal y como comentaba líneas atrás, nuestra protagonista Kei Kikuno es una joven que podríamos tachar como alguien con doble personalidad. Una para su vida de estudiante y otra para su vida de asesina. En estos primeros volúmenes es algo complicado hablar de evolución, pero sí que es cierto que en cada una de sus personalidades siempre queda algo de la anterior, como una huella que no sabe borrar. Estamos ante un personaje bastante particular, no sólo por cómo se desenvuelve en cada una de las situaciones presentadas a lo largo de la historia sino por cómo su aspecto físico, e incluso su propia edad, pueden engañar hasta el peor de los villanos. Violence Action juega mucho con el factor «apariencia» y no hay que irse más allá de la propia protagonista para darse cuenta de cómo hace uso de él. Uno que no sólo nos ayuda a concebir a Kei como un personaje entrañable, sino que podemos incluso temerla en ciertas ocasiones. Hasta ahora no se ha explicado cuál es el motivo real por el que pertenece a la agencia Pururun más allá de por motivos económicos, pero imaginamos que con el desarrollo de la obra el autor incidirá más en este aspecto que puede dejar alguna que otra sorpresa; ya que la otra parte de su ser da mucho que pensar respecto a este asunto.

Reseña de Violence Action Kei Kikuno 2 - El Palomitrón

Poco más podemos decir de más personajes en la obra; o al menos que se hayan presentado hasta el momento. Estos primeros tomos funcionan muy bien como producto introductorio, pero se centran demasiado en su protagonista y no dan apenas espacio a conocer a quiénes la acompañarán en su camino más allá de algunos compañeros de su instituto o las personas que trabajan con ella en la agencia. Personajes que aparecen de manera muy efímera pero que, sutilmente, podemos empezar a imaginar cómo serán y cuál será su objetivo frente a Kei. Es cierto que faltan muchos datos que rellenar, pero las pinceladas que da la obra en sus primeros compases son suficientes para que empieces a imaginar su desarrollo —aunque tan sólo en determinados aspectos, como podrían ser los personajes— ya que en el ámbito vital es bastante meticulosa y cada caso —o capítulo— es totalmente diferente al anterior.

Y digo esto porque la estructura de la obra no es otra que una confeccionada de manera episódica, donde en cada capítulo el autor aprovecha para exponer un encargo de la agencia Pururun o un día más en la vida diaria de Kei cuando no encarna el papel de arma humana. Algo muy parecido a lo que sucede en Crimen Perfecto, de Arata Miyatsuki y Yuka Kanzaki; es un formato que en cierto modo es agradable porque rompe un poco con el esquema más habitual, pero al mismo tiempo impide incidir en aspectos más personales e incluso en el desarrollo de los personajes más principales. Es pronto para hablar si toda la obra finalmente será así, pero si el autor sabe acompasar esta estructura con los elementos más básicos de la narración, podría quedar un título bastante redondo donde las apariencias juegan un papel determinante y la sorpresa obtiene el premio dorado. Violence Action puede ser muchas cosas, pero ante todo, es una obra gratamente inverosímil que difícilmente dejará frío a nadie

Reseña de Violence Action Caso 3 - El Palomitrón

«Ni siquiera debería haber pensado en ello… sin embargo, no había estado más seguro en la vida.»

Tal vez no sea el descubrimiento del año ni mucho menos, pero si lo que buscas es una obra con la que pasar un buen rato, despejar tu mente y divertirte e impactarte a partes iguales, Violence Action es el título que necesitas. La obra de Shin Sawada destaca por múltiples factores tales como el uso de la acción y su superposición ante cualquier tema presente en el capítulo en cuestión, una acción que todavía cobra mayor peso gracias al arte plástico de Renji Asai. Otro de los aspectos altamente destacables de la obra en cuestión, pues posee un arte bastante característico que no sólo sabe confeccionar a unos personajes atractivos sino que ejerce como guía en multitud de escenas sin necesidad alguna de mencionar una palabra. Además de la acción y el arte, otros elementos que hacen de Violence Action una obra destacable son el uso sutil y entrañable de la comedia, la propia estructura de la obra y el perspicaz juego que hay frente a las apariencias y cómo éstas pueden sorprenderte en multitud de ocasiones. Apariencias que, sobretodo, marcarán al personaje de Kei Kikuno y su puesta en escena. 

En definitiva, Violence Action es una propuesta altamente atractiva. Posiblemente encaje más con aquellos que busquen acción, comedia y fratricidios a partes iguales; pues son sus principales bazas. Pero también funciona a más niveles. Podríamos decir que es un John Wick a la japonesa, aunque por el momento no ha llegado a sobrepasar la intensidad de la cinta en ningún momento. Juega con sus propias reglas, establece sus propios límites y sabe conjugar, realmente bien, el uso de la acción y la violencia con el lado más íntimo de su protagonista. Algo que como bien decía en los primeros párrafos del texto, no define al cien por la obra y no te convierte, al leerla, en un criminal a sueldo ni mucho menos. Como lectores, debemos aprender a separar ficción de realidad, y Violence Action es un ejemplo perfecto de cómo ejecutar esa división; un ejemplo que incluso se encuentra representado en Kei Kikuno y su dualidad vital que se encuentra a caballo entre estudiante y arma letal. No todo son sonrisas, no todo es violencia; hay un poco de todo, y gracias a la fórmula escrita por Shin Sawada e ilustrada por Renji Asai obtenemos la solución perfecta.

Marisol Navarro

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Publicista aficionada de las películas, las series y el cómic en general. No tengo un género preferido, pero todo lo gore me apasiona. Adoro viajar, y si algún día consigo ir a Japón, sin duda para el trayecto tendré preparada toda la obra de Sui Ishida.