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Reseña de Chi no Wadachi destacada - El Palomitrón
ANIME / MANGA REDACTORES RESEÑAS

BIBLIOTECA: RASTROS DE SANGRE

Hablar de Shuzo Oshimi no es tarea fácil. Estamos ante una persona que es capaz de mirar al mundo desde otra perspectiva; con unas lentes que tintan su visión con múltiples tonalidades y aterriza sobre el papel con infinitos resultados. Todos admirables. La pintura de artistas como Goya, Ernst y Redon —siendo este último su artista preferido— han tenido una gran influencia en su obra. Lo mismo ocurre con lectura de clásicos, ya que desde su niñez Shuzo Oshimi ha sido aficionado a los poemas modernistas japoneses. Quizá por eso, su estilo narrativo se caracteriza por presentar protagonistas torpes y extravagantes que desarrollan relaciones a medida que la historia avanza en situaciones un tanto incómodas y perturbadoras durante la pubertad, etapa de la vida que personalmente cree difícil de catalogar.

Un autor que no duda en contar la realidad y es precisamente eso lo que lo alza como mangaka distinguido dentro del sector. Los influjos de diversos artistas han hecho mella en él, y ese rastro es el principal detonante dentro de todas sus obras. En esta ocasión tenemos la oportunidad de hablar de Rastros de sangre (2017), el último título que nos llega de Oshimi a nuestro mercado gracias a Milky Way Ediciones que nos permite seguir conociendo el trabajo del mangaka tras haber disfrutado años atrás de Hyouryuu Net Cafe (2008), Aku no Hana (2009) o Shino-chan wa Jibun no Namae ga Ienai (2011). Una obra que no dejará indiferente a nadie y nos permitirá acercarnos a una vertiente algo más desconocida del mangaka; una faceta que, de nuevo, nos presentará la lozanía como etapa protagonista pero también la niñez más cándida y una madurez de lo más extravagante y siniestra. 

Reseña de Chi no Wadachi Seiichi pequeño - El Palomitrón

Jugando entre lo inocuo y lo atroz, Shuzo Oshimi inicia Rastros de sangre a través de un sueño de Seiichi, uno de los protagonistas de la obra. Un sueño en el que, junto a su madre Seiko, paseaba de niño por su barrio y se encontraba a un pequeño e inofensivo gato. Objeto de la curiosidad, Seiichi se aproxima a este y descubre tras un pelaje suave y una mirada apagada que el minino está frío, muy frío. 

«Me parece que está muerto. Pobrecito…
¿Y eso por qué?
¿Por qué se ha muerto?
¿Eh? ¿Por qué?»

De una forma inquietante pero adictiva, Oshimi comienza la historia de Seiichi, un joven retraído que desde siempre ha tenido un gran apego hacia su madre, Seiko. Pero ya ha cumplido 13 años, y aunque es una persona que le cuesta relacionarse con los demás, poco a poco va entablando relaciones con aquellas personas más próximas a él. Desde su primo Shigeru hasta su compañera de clase Fukiishi. Relaciones que deberían fluir de forma natural y orgánica, pero que se irán viendo entorpecidas por el peso de Seiko. A causa de su forma de ser y la sobreprotección que tiene para con Seiichi, Seiko no lleva del todo bien que su hijo se esté volviendo más independiente y que incluso rechace sus mimos. La adolescencia será la que se interponga entre Seiichi y Seiko, pero será también la detonante para dar rienda suelta a la auténtica Seiko; una ama de casa de frágil aspecto que vela constantemente por su hijo y que hará lo imposible por mantener a Sei a su lado. Repito, lo imposible. 

Reseña de Chi no Wadachi Seiichi y Seiko 2 - El Palomitrón

A primera vista partimos de dos personajes protagonistas en la obra: Seiko y Seiichi. Madre e hijo. Por un lado, Seiko se postula como una mujer adulta, feliz y muy responsable de su familia. Una ama de casa que se preocupa, ante todo, por el bienestar de su núcleo familiar pero sobre todo por la protección y el cuidado de su hijo Seiichi. Es normal que las madres se preocupen por sus hijos, pero leyendo los primeros capítulos iremos descubriendo hasta qué puntos es capaz de llegar Seiko. Desde estar con él en la guardería vigilando por si le pasaba algo hasta no dejarle vagar libremente en una excursión familiar. Situaciones que poco a poco se irán incrementando, situaciones que nos permitirán a conocer su verdadero rostro. Shuzo Oshimi define muy bien a este personaje y lo hace de manera muy sutil empleando muy pocas palabras pero muchos, pero que muchos, trazos y planos de lo más arrebatadores. Escenas que marcarán el ritmo de la obra e incluso el devenir de los sucesos, pues será una mirada perdida y una sonrisa macabra las que nos advertirán de las verdaderas intenciones de la obra. 

Seiko se convertirá así en el punto focal de la historia; siendo su necesidad de sobreprotección y, digamos, su doble personalidad, las que dibujarán al personaje en su totalidad. Líneas que se irán marcando más a fondo conforme vayamos avanzando en la historia pero que desde el minuto uno tienen muy claras sus intenciones. Pero lo cierto es que Seiko no existiría sin Seiichi, o al menos no de esta forma. Quizá la actitud de Seiko sea innata, quizá se haya formado con el paso de los años; pero lo que deja muy claro la obra desde un primer momento es que Seiko es así con su hijo porque este lo permite. Una balanza no se equilibra si los dos lados no pesan lo mismo, y en esta ocasión Seiko opta a comportarse así con Seiichi porque desde siempre el joven lo ha tolerado. 

Reseña de Chi no Wadachi Seiichi y Seiko 1 - El Palomitrón

Pero es cuando llega a la adolescencia cuando todo cambia por completo. Empezando por el propio Seiichi y el entorno que le rodea. Es cierto que él sigue permitiendo que su madre le cuide en exceso, e incluso en muchas ocasiones muestra felicidad ante ello; pero todo empieza a cambiar desde que descubre que ese sueño que tuvo y con el que empieza la obra es real. Nunca se supo quién mató a ese gatito, pero una nueva inquietud se suma a los comentarios de su primo Shigeru o las bromas de sus compañeros de clase. Poco a poco la incertidumbre empieza a hacer mella en la mente de Seiichi y aunque no lo muestre con palabras su actitud poco a poco irá cambiando con su madre. Quiere tener una juventud normal, quedar con sus amigos e incluso invitar a gente a su casa. Acciones que pondrán en alerta a Seiko y encenderán el fuego interno que alberga la obra.

En toda su trayectoria Shuzo Oshimi ha sabido reflejar muy bien los trastornos personales, pero es en Rastros de sangre donde explora la obsesión de una madre hacia su hijo. Un tema que trata desde una postura muy natural y sutil a la par que realista. Se atreve a escribir a través de una relación tóxica, una relación centrada en la sobreprotección y la obsesión. No es fácil hablar de un tema tan controvertido y con tantas miradas detrás, pero Oshimi no solo acierta con su prosa sino que narra, como siempre, a través de su dibujo mostrando la realidad. Una que en ocasiones llegará a ser ácida e incluso doliente.

Por eso mismo, y al igual que ocurre en otras de sus historias, creo que leer a Shuzo Oshimi requiere cierto esfuerzo y predisposición por parte del lector y es en Rastros de sangre donde se necesita dejar la sensibilidad algo de lado y no quitar la mirada ni un segundo. Porque será en los detalles y en los paneles más silenciosos donde el autor esboce con más soltura, con más realidad, dejando así que la crueldad y el dolor se conviertan en los protagonistas de la historia. Mariposas, sonrisas o lágrimas

Reseña de Chi no Wadachi Seiko desesperada - El Palomitrón

De nuevo, y sin pretender escandalizar a nadie, Oshimi hace uso del miedo psicológico para construir su obra y definir a sus personajes. En esta ocasión apuesta por una vertiente más familiar balanceada en torno a la figura materna. Una figura marcada por la obsesión hacia su hijo y el temor de perder su atención. Una figura capaz de todo que nos permitirá conocer nuevos horizontes hasta los cuáles somos capaces de llegar las personas por «amor».

Sea como fuere, la obstinación nunca es buena; ni frente a tu propio hijo. Pero será el juego de contrastes y las situaciones planteadas por Oshimi las que nos permitirán disfrutar de Rastros de sangre como un soplo de aire fresco de un autor que, hasta entonces, siempre había centrado su atención en personajes jóvenes; y será aquí donde le veremos actuar a través de un personaje maduro con serios problemas de control. Una madre de la que querremos saber su historia, comprender sus miedos y conocer hasta dónde es capaz de llegar. 

Reseña de Chi no Wadachi Seiichi - El Palomitrón

A nivel artístico Rastros de sangre presenta un dibujo magnífico, con diseños muy marcados por sus líneas, atractivos y ante todo con unas escenas muy elaboradas donde los personajes son los auténticos protagonistas. Cada una de sus páginas demuestran la valentía y la apuesta del autor, demostrando así una fuerza distintiva que te hará disfrutar cada una de sus viñetas. Gozamos de unos primeros planos sensacionales donde no solo podemos apreciar el sumo cuidado que tiene el mangaka con los rasgos faciales, sino que también podemos percibir el mimo que antepone a todos los elementos de cada escena, pues el detalle es uno de los grandes protagonistas de la obra. Shuzo Oshimi consigue transmitir con su dibujo y hace que tanto el terreno que conocemos como aquel que desconocemos llegue a nuestros ojos, dejando las confusiones de lado y mostrando la realidad tal y como es. Sin prejuicios ni temores. Ya sea a través de los gestos, las miradas o incluso los propios animales —vivos o muertos—; Oshimi consigue hacernos llegar todo su ser. Unas expresiones fuertes, marcadas y claras son las auténticas protagonistas. Unas expresiones que dejan hueco a las palabras pero que realmente consiguen hablar por sí mismas. 

En definitiva, estamos ante una obra que consigue relatar con total seguridad y sinceridad temas tan temidos como necesarios, temas como la obsesión o el temor hacia la adolescencia y sus implicaciones. Temas que en esta ocasión Oshimi trata a través de la relación de una madre con su hijo y que, desde un primer momento, no teme en exponer en cada una de sus viñetas. Posiblemente no sea un título para el público más generalista que busca una historia de puro entretenimiento, pero es una obra muy necesaria que explora la condición humana frente a la obsesión. Un título que marcará de nuevo la apuesta de Milky Way Ediciones por este tipo de historias y cómo de necesaria es la prosa de Shuzo Oshimi, Inio Asano o Kengo Hanazawa, entre otros. Autores que no se frenan ante lo real y que funcionan como espejo del alma humana. En ocasiones el reflejo brillará, en otras, se teñirá de un color carmesí; pero siempre logrará manifestar aquello que alberga nuestro interior.

Cómo es la edición de Rastros de sangre #1


Reseña de Chi no Wadachi portada 1 - El Palomitrón

Fue en el pasado 25 Manga Barcelona donde la editorial asturiana anunció seis nuevas licencias que incluiría en su catálogo a lo largo de 2020. Una de ellas es Rastros de sangre, la última obra de Shuzo Oshimi que llega a España cortesía de Milky Way Ediciones. Una historia fuera de serie que nos hablará de la tenebrosa y suspicaz relación entre una madre y su hijo. Rastros de sangre #1 está compuesto por un total de 216 páginas en blanco y negro con algunas de ellas a color. Estamos ante una edición formato B6 rústica con sobrecubierta (tapa blanda) cuya dimensión es de 13 x 18 cms.

Como siempre, y marcando la línea de edición de Milky Way Ediciones, la calidad de los materiales que conforman este tomo es indiscutible. La portada logra un gran impacto visual tanto por la ilustración seleccionada por Shuzo Oshimi como por los colores que la conforman; además, en esta ocasión el diseño español respeta el original japonés. Un diseño en el que lo único que cambia es la localización del título, cambiando Chi no Wadachi por Rastros de sangre, y su situación en la propia portada. 

Rastros de sangre #1 salió a la venta el pasado mes de mayo a un precio de 8,50€. Este primer tomo consta de un total de siete capítulos que ejercen como introducción al relato de Seiko y su hijo Seiichi; una introducción de lo más excitante que dejará a todos los lectores con ganas de seguir leyendo los siguientes volúmenes. Por otro lado, y como sello exclusivo de la editorial, dentro de cada tomo también nos encontraremos un marcapáginas con un diseño basado en la portada, algo que tan sólo conseguirás si haces el pedido de manera directa en la tienda online de Milky Way Ediciones. Tanto el entintado, como el sangrado y las viñetas gozan de una perfecta armonía en el tomo además de estar perfectamente localizado a nuestro idioma, cortesía de Verònica Calafell (DARUMA Serveis Lingüístics).

Marisol Navarro

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Publicista aficionada de las películas, las series y el cómic en general. No tengo un género preferido, pero todo lo gore me apasiona. Adoro viajar, y si algún día consigo ir a Japón, sin duda para el trayecto tendré preparada toda la obra de Sui Ishida.