BIBLIOTECA: NUESTRA SALVAJE JUVENTUD
Me atrevería a decir que cualquier obra de ficción, sea de un género u otro, está impregnada por las experiencias del autor que hay tras ella. Sus pensamientos, sus vivencias; pero también sus sentimientos. No hay nada extraño en eso. Se nos tacha como humanos y actuamos como tal, y en base a ello actuamos. Imaginamos, construimos, relatamos. Creamos al fin y al cabo. Pero creamos historias en relación a nuestros intereses y vivencias. Por eso, y más teniendo en cuenta en la época en la que estamos, es tan importante que exista una variedad incalculable de voces que hacen frente a la ficción. Las voces que se postulan ante nosotros y nos cuentan sus propias historias a través de un marco que tachamos como ficticio. Las voces como Mari Okada, reputada guionista que se consagró en nuestro país con Maquia, una historia de amor inmortal y que ahora, gracias a Milky Way Ediciones, podemos volver a disfrutar de su prosa. Pero también de sus vivencias y de sus emociones. En definitiva, del sentimiento Okada. Uno que ha recorrido infinitos caminos y que nos retrotrae a una de las personalidades más destacadas de la industria cuyo recorrido empezó en 1998 y su estela indica que todavía tiene un largo camino que recorrer.
En esta ocasión Mari Okada deja atrás el sentimiento de la maternidad, del sacrificio y de la redención para adentrarse en uno de los temas más resonantes de la literatura universal: la juventud. Esa etapa donde todo y nada vale. Ese lugar donde no te encuentras. Ese tiempo que pasa tan rápido que tan pronto tienes la cara llena de granos como un trabajo entre tus manos. Ese periplo que, sin pena ni gloria, todos recorremos; de mejor o peor manera; pero al final todos lo hacemos. Todos vivimos ese sentimiento y esa pérdida, y Mari Okada, junto al costumbrismo que impregna Nao Emoto en su trazado, es quien se atreve a devolvernos o acercarnos más a esos días a través de su historia. A través de Nuestra Salvaje Juventud. Una obra que rebosa vida pero también autenticidad, y justamente eso es lo que la convierte en única y en el aliciente perfecto para que la editorial asturiana decidiese hacerse con ella. Es decisión propia aventurarse o no en esta travesía que pone cara al futuro, se cerciora del presente o añade sombras al pasado; pero lo que está claro es que sea desde la perspectiva que sea, es una obra espejo del ser humano en una de las etapas más complicadas de la vida; y más cuando en esa etapa aparece la mágica sinergia lingüística apodada «sexo».
«Bajé por su cuerpo blanquecino… y me arrodillé bajo su vientre frente a la suave espesura. Al sumergir mi tez en ella… sentí el aroma de la inexperiencia.»
Toca adentrarse en Nuestra Salvaje Juventud de forma íntegra. Toca situar ese espejo ante todos nosotros. Y Mari Okada decide hacerlo a través de cinco chicas; cinco jóvenes que nos ofrecerán, cada una desde su propia perspectiva, qué es la juventud y cómo afrontar esa travesía que deja atrás la niñez para saludar a la lozanía más rebelde. Niina Sugawara es hermosa y madura; Hitoha Hongô resulta todo un misterio; Rika Sonezaki pasaría por la típica delegada de clase; Momoko Sudô siempre está ahí cuando la necesitas; y Kazusa Onodera… Kazusa es una buena chica. Juntas forman el club de literatura del instituto, y a través de sus lecturas y reuniones dejan entrever los cambios que se están produciendo en sus vidas conforme abandonan la niñez y se van acercando a la edad adulta, con las alegrías y tristezas, los sentimientos y las vivencias, de esa etapa a menudo tan difícil llamada adolescencia.
Las chicas han comenzado a leer la literatura clásica japonesa del siglo XX y nada más empezar la historia se puede observar cómo se sorprenden al descubrir cómo de explícita es en relación al sexo. El dilema que plantea la obra desde un primer momento se sitúa bajo la pregunta «¿Qué te gustaría hacer antes de morir?». Una cuestión que surge de una de sus lecturas y que da pie a la trama argumental de la historia, pues al ser Sugawara quien rompe el silencio con la palabra «sexo» es cuando el resto de componentes del grupo de literatura no pueden quitarse de la cabeza esa palabra, y por ende, esa acción que supone «tener sexo».
Cada una tiene una reacción diferente: Kazusa intenta eludir aquello que acaban de leer de manera sutil pero es Sonezaki quien se siente profundamente incómoda, especialmente cuando Sugawara, considerada en gran parte como el ídolo de la escuela, revela que tener sexo está en su lista de deseos. El volumen se centra principalmente en Kazusa y Sonezaki, las dos jóvenes que se sienten menos cómodas con el tema, pero Sugawara y Hongô les proporcionan los contrapuntos más interesantes; Sugawara con su admisión franca y Hongô con su actitud despreocupada e impermeable frente al tema. Es cierto que el tomo se centra en dos personajes concretamente, pero a lo largo del mismo podemos ver cómo son, a grandes rasgos, cada una de las chicas y cómo se postulan ante esta nueva etapa. Y es gracias a cómo se plantea la historia y los sucesos de la misma como Mari Okada consigue cuajar cada uno de los encuentros de nuestras jóvenes frente a la inexperiencia de la pubertad. Sucesos que en ocasiones nos resultarán familiares o lejanos e incluso para algunos lectores, totalmente inexplorados. Y es ahí donde la obra posee su mejor baza, en saber estar al mismo tiempo ante multitud de personas.
Nuestra Salvaje Juventud tiene multitud de puntos positivos pero es el reflejo de las emociones el que considero el mejor tratado. No sólo por cómo se representa a lo largo de las viñetas, las expresiones de los personajes o el desarrollo de determinados sucesos; sino también por cómo Okada nos introduce en la mente de sus protagonistas para conectar con ellas y sus dudas. Tal y como decía en las primeras líneas, todos somos humanos y es propio del ser humano titubear ante algo que no conocemos, y más si se trata de un cambio de registro vital llamado adolescencia. Una metamorfosis en la que nuestro cuerpo cambia, nuestras hormonas se disparan y cualquier emoción, por suave o fuerte que sea, rompe como un estallido dentro de nosotros. Para algunas personas esta etapa dura poco, para otras consigue protagonizar gran parte de sus días. Por el momento no sabemos cuánto espacio vital copará en el día a día de nuestras protagonistas ya que acaban de iniciar este viaje pero lo que está claro es que a todas, sea de una forma u otra, les está empezando a detonar esa bomba que nuestro cuerpo custodia durante la infancia. JUVENTUD.
Si nos centramos en lo que dice la RAE al respecto, la juventud se define como el período de la vida humana que precede inmediatamente a la madurez; pero si damos un paso más allá todos sabemos que es algo más que eso. Tal vez mucho más. Nuestra Salvaje Juventud ejerce de segundo diccionario para definir esa palabra que tanto miedo da afrontar. Un diccionario con cinco vertientes que protagonizan cada uno de los miembros del club de literatura del instituto, pero también aquellas personas que les acompañan en su día a día, porque al igual que Kazusa nos presenta a su amigo de la infancia y primera flecha incrustada en su corazón ofreciéndonos así una visión masculina de la etapa, Sonezaki nos muestra aquella persona que se fija en la chica que todos critican a sus espaldas. Diferentes polos de la lozanía entre los cuales Mari Okada sabe situarse, da igual que sea hombre o mujer, se introduce en sus mentes y nos habla a través de ellas. Y lo hace realmente bien. Cuenta las cosas tal y como son, y emula aquellos sentimientos que todos hemos tenido, tenemos o podemos tener algún día. Nuestra Salvaje Juventud es una obra meramente sensible ante el corazón humano y al mismo tiempo que sabe representar la excitación que supone ser joven y contar con infinitos días para disfrutar de aquello que se define como vida, también sabe reflejar el miedo y la incertidumbre que supone estar ante un lado de la balanza que no sabes cuánto peso puede llegar a soportar.
Kazusa y sus amigas son las cinco integrantes del club de literatura. Cuando en una de sus sesiones se plantea la cuestión «¿Qué te gustaría hacer antes de morir?», una de ellas responde… «Sexo».
Desde siempre el tema del sexo ha sido un tema tabú para multitud de escritores e incluso censurado en según que países. Dependiendo del trato que se ofrezca de él en una obra es considerado válido para el público o no; y bajo esta guillotina infundada por lo obsceno y lo trivial, Mari Okada consigue exponerlo de una forma tan sutil, divertida y perfectamente endiablada para que tanto la editorial nipona como el público afín a su lectura aplaudan el tratamiento que tiene para con el sexo. La autora no tiene miedo, no muestra prejuicio alguno; lo muestra tal y como es. No se excede, pero tampoco se esconde. Es cierto que incluso el elenco protagonista, bajo la atenta mirada de Sonezaki, apuesta por hablar de él con otras palabras para que no resulte tan excelso en sus conversaciones; pero al mismo lo tienen presente constantemente y es la propia idea de «qué es el sexo» la que atenta ser la verdadera protagonista de la historia. Una idea que roza el espejismo de saber «qué es la juventud», pues en base a este tema se puede llegar a descubrir gran parte de los secretos que esconde esta fascinante etapa. Una donde los cambios no sólo llegan de forma exterior, sino que algo dentro de nosotros se despierta y empieza a ebullir de manera casi imparable.
No por ello pretendo definir, ni yo ni la propia Mari Okada, que la pubertad esté protagonizada por el sexo ni mucho menos, pero sí que es cierto que posee gran parte de sus días de vida. En definitiva, Nuestra Salvaje Juventud nos expone en abierto que la adolescencia puede resultar realmente indomesticable. Una obra que hace uso de cinco personajes muy bien definidos que nos van a descubrir, poco a poco, cómo se sienten ante tales cambios; ante los nuevos retos que se interponen en sus corazones. Gestionar las emociones siempre ha sido una tarea compleja e incluso en ocasiones imposible de domar, pero Okada junto a la delicadeza de Nao Emoto, abren un nuevo camino que transitar y con el cual podemos aprender. Lo haremos riendo, pero también sollozando. Tal vez echemos un grito al aire, aunque sea silencioso.La obra se atreve a rompernos, pero también a reconstruir aquellos pedazos rotos. Nuestra Salvaje Juventud es una obra que busca dar respuestas a la inexperiencia; y lejos de viejos tropos y de la sutil dulzura y luz que suelen rebosar este tipo de obras, osa emplear la verdad —aunque a veces llegue a doler e incomodar— para narrar su propia visión de lo que supone enfrentarse a la juventud.
Dame tu «primera vez»
A nivel artístico Nuestra Salvaje Juventud presenta un dibujo magnífico, con diseños muy marcados por sus líneas, cautivadores y ante todo con unas escenas muy elaboradas donde los personajes y los sentimientos son los protagonistas; dejando así a los fondos un espacio menor aunque no descuidado. En esta ocasión no es Mari Okada quien tinta la obra, sino Nao Emoto; conocida mangaka cuyo arte también llegó años atrás a nuestro país gracias a Y sin embargo te quiero, de Suu Itin. En ambas obras podemos ver su firma plasmada en el dibujo, pues su arte es tan cuidado y distintivo al mismo tiempo que logra hacerse un hueco entre la extensa paleta de autores del momento. Mari Okada ha sabido escoger un dibujo que se ajusta perfectamente a su obra, pues sin Nao Emoto sus palabras no cobrarían el mismo significado. La sinergia producida entre ambas es perfecta; Mari Okada ha sabido versar sobre Nao Emoto, y ésta ha logrado captar la intensidad adecuada para plasmar esta historia que versa sobre algo tan complejo como lo es la juventud.
Los primeros planos prevalecen, las emociones se sienten y la naturalidad fluye entre las viñetas. En definitiva, estamos ante una obra en la que no sólo tiene espacio una narrativa exquisita, sino que también goza de un apartado visual digno de admirar. Nao Emoto ha vuelto a demostrar que sabe captar las emociones en el papel y las miradas de sus personajes son las principales culpables de ello. Parece un detalle nimio, pero la autora consigue algo único dibujando emociones a través de los ojos y expresiones de sus personajes. Seguramente cada uno de nosotros recibamos nuestra propia mirada particular, y es ahí donde reside la auténtica magia de esta obra; una que no sólo habla con palabras, sino también con su arte.
Cómo es la edición de Nuestra Salvaje Juventud #1
El pasado mes de marzo la editorial asturiana Milky Way Ediciones anunció tres nuevas licencias para 2019. Entre ellas encontramos Nuestra Salvaje Juventud, con guion de Mari Okada y dibujo de Nao Emoto. Una obra que actualmente cuenta con siete tomos recopilatorios en Japón y cuya llegada a nuestro territorio ha supuesto una grata sorpresa, ya que no solo supone una gran apuesta por parte de la editorial sino que además coincide con la llegada de su adaptación animada; una estrategia que apunta a ser una de las duplas de oro de este verano junto a la aclamada Given, de Natsuki Kizu. Así, Nuestra Salvaje Juventud #1 está compuesto por un total de 192 páginas en blanco y negro. Estamos ante una edición con formato C6 rústica con sobrecubierta cuya dimensión es de 11,5 x 17 cm.
La calidad de los materiales que conforman este tomo es indiscutible, en la línea de este tipo de obras de la editorial. En esta ocasión, gracias a la labor encomiable de la editorial, no sólo hemos tenido el placer de disponer de la cubierta básica, sino que podemos elegir entre ella y una alternativa nativa de Japón en la que se ilustra de manera totalmente diferente a la protagonista del primer tomo. Una decisión que será muy complicada para muchos pues ambas cubiertas logran un gran impacto visual y dejan ver, de primera mano, el excelente pulso de Nao Emoto. Tanto en la cubierta original como en la alternativa, se deja entrever quién será la primera chica en presentarnos la obra, a pesar de que el diseño de la cubierta posterior es el mismo para ambas y es en éste donde aparece el resto del elenco. Un juego que demuestra el mimo de la obra y, una vez más, las ganas de Milky Way Ediciones por complacer al lector con estos pequeños gestos que cada día les identifican más.
Nuestra Salvaje Juventud #1 salió a la venta el pasado junio a un precio de 8,00€. Este primer tomo consta de un total de cuatro capítulos en los que reside el inicio del periplo del exquisito grupo de literatura formado por cinco encantadoras chicas en busca de saber y descubrir qué es exactamente eso a lo que denominan comúnmente «el sexo». Además, como sello exclusivo de la editorial también nos encontraremos dentro de cada tomo un marcapáginas con un diseño basado en la portada, algo que tan sólo conseguirás si haces el pedido de manera directa a Milky Way Ediciones. En cuanto a errores de impresión o diseño no hemos encontrado ninguno. Por último, añadir que tanto el entintado como el sangrado y el conjunto de todas las viñetas gozan de una perfecta armonía en el tomo y además está perfectamente traducido a nuestro idioma, cortesía de Alèxia Miravet (DARUMA Serveis Lingüístics, SL).
Marisol Navarro
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Madre mía madre mía, me encanta Nuestra Salvaje juventud. Solo decir que no suelo leer reseñas, pero que con esta has clavado la sensación de leer esta nueva licencia y has sabido explicar lo de forma ejemplar. Muchas gracias por tan buen artículo.
¡Muchísimas gracias! Me alegra que te haya gustado el texto y enfoque del mismo 🙂 ¡Un saludo!