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ALTER EGO, UNA MUESTRA DE NATURALIDAD

Podría comenzar y cerrar este texto con un simple consejo. Haceos con Alter Ego. Escoged una tarde libre —esos viernes de agotamiento suelen ser los mejores. Dejad la banda sonora de Life is Strange sonando de fondo. Dejad que el mundo siga a su ritmo mientras os perdéis un rato en la lectura. También podéis comentarnos quién os parece más cuqui, si Noel o June, pero eso es opcional.

No me considero la mejor persona dando consejos, pero tras meses con una nula capacidad para sentarme y disfrutar sin distracciones de la lectura, Alter Ego ha roto con ello. Incluso habiendo leído la historia a través de los números de Planeta Manga, la obra de Ana C. Sánchez (@kumanakris) me ha tocado a muchos niveles.

Un cambio de contexto

Hay muchos puntos, pequeños detalles, que hacen brillar esta entrega. El más importante, quizás, sea el de la identificación personal. Algo que Alter Ego tiende a conseguir a lo largo de sus casi 200 páginas. Hace poco, mientras hablaba sobre Urasekai Picnic, destacaba lo mucho que agradecía que sus protagonistas fueran universitarias. Es un punto diminuto, que apenas afecta a la obra, pero que a su vez sirve para contextualizar y enmarcar diferentes puntos de vista.

La obra de Planeta Manga también sigue esa corriente. Pero hay mucho más. Es natural. Y resulta especialmente fácil conectar con sus personajes. He reconocido partes de personas queridas en June, Noel, Elena y el resto. Incluso me he visto reflejade en varias ocasiones a lo largo de su breve extensión.

Alter Ego es, ante todo, una obra sincera. Y ese es un detalle que se aprecia desde sus primeras páginas —de forma literal, además— y que ayuda a prender una chispa que crece y crece a lo largo de la lectura hasta que prende y explota en una breve catarsis emocional que no dista nada de la realidad. Al fin y al cabo la obra no es más que un fragmento de la vida de sus personajes y de cómo conviven consigo mismas. Con sus miedos, sus preocupaciones, pero también con la tesitura de enfrentarse a sus emociones.

La cercanía lo es todo

Siempre resulta un tanto pretencioso asegurar que es su forma de adaptarse a un contexto real el punto que da valor a una obra, pero es su cercanía y su tono la que la hace sentirse tan válida. Hay cierta distancia con la ficción a la que nos acostumbra el manga y sus orígenes. Cierta distancia que, considero, se debe a su origen nacional y un carácter más propio y sólido, que apuesta por apoyarse en sus personajes y sus emociones antes que en interferir y crear muros que sirvan de obstáculos para engrosar su narrativa.

El mismo día que cerraba las páginas de Alter Ego hacía lo propio con Bloom into You y su relectura. Y la adoro. Pero no puedo dejar de pensar que la obra de Nakatani se guía mucho por los conceptos clásicos del género. Es un rodeo que, a veces, se siente innecesario y que hace de la brevedad y espontaneidad de Alter Ego un bien muy preciado y algo escaso en el medio.

Si bien la ternura existe en ambos lados, al llegar la noche son el carácter de Noel, irascible pero también dominado por su forma de sentir y esa serenidad despistada de June los detalles que viven gratis en mi mente. Son, de nuevo, personajes tan reales como podríamos ser tu o yo.

Alter Ego es una obra sin espacio a la sorpresa y si en este texto se obvian las referencias directas a su argumento es, precisamente, porque su magia se encuentra prácticamente resumida en su presentación. No quiero robaros la ilusión de descubrirlo. De descubrir su dulzura. De descubrir un estilo que brilla a primera vista y que destaca un uso perfecto de la composición y una pequeña fijación por la moda que refuerza la vitalidad de sus personajes.

Quizás sea una obra sin demasiado espacio a la sorpresa, insisto. Pero creo que también es parte de su magia. Este es el inicio. Y es un inicio precioso y marcado por una evolución emocional y sentimental que difícilmente podía resumirse en un solo volumen. El resto tendréis que ponerlo de vuestra parte. Pero esa es la mejor parte; que la lectura consiga hacerte soñar e imaginar más allá de lo que se narra.

No olvidemos lo que tenemos

Hablar de Alter Ego sin hablar de antecedentes sería desaprovechar un momento especial así que, aquí va otro consejo: adéntrate en Planeta Manga. La banda sonora esta vez corre a cuenta personal.

Con la vista puesta en el patrimonio cultural japonés tendemos a olvidar el talento nacional y esta es una iniciativa perfecta para descubrir cuántes autores con un potencial increíble tenemos al alcance de la vista. Una muestra plural de autorías, estilos, formatos y géneros con un tono, por lo general, distanciado de muchos de los problemas que arrastra el manga japonés y con títulos serializados tan destacados como Backhome o la propia Alter Ego, pero también minado de breves historias autoconclusivas repletas de magia.

Incluso si ya la conocéis, no olvidéis que el volumen recopilatorio de Alter Ego incluye páginas a color, una galería de ilustraciones y un epílogo inédito que no podréis encontrar en la revista. También un calorcito especial en el pecho al leerlo. Y ese si que es un regalo a tener en cuenta.

Óscar Martínez

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.