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LOS LIMONEROS TAMBIÉN RESISTEN LAS HELADAS, UNA HISTORIA LLENA DE SIMBOLISMO

Durante estas últimas tres semanas, Madrid ha estado llena de libros y de todo tipo de actividades relacionadas con ellos. Entre todos estos eventos, el pasado viernes 7 de junio en Librería Lé, Sara Cantador presentaba su última novela: Los limoneros también resisten las heladas. Guiado por la periodista cultural y booktuber Inma Rego (Millones de letras), la charla daba comienzo en el sótano amarillo de la librería que parecía vestido para la ocasión.

«Lluvia tiene tres secretos y un sueño.

El verano de 1995 comienza como cualquier otro. Entre las tardes en la piscina, las noches inundadas por el sonido de los grillos y el aroma de los limones, los minutos pasan deprisa. Hasta que llega el día que todos ansiaban: la acampada cerca del embalse que marca el fin de las horas de sol, tradición que mantienen desde hace cuatro años. Pero esta vez tendrá́ un sabor agridulce: todos comenzarán el último curso en el instituto y saben que no volverán a vivir un verano igual.

Lluvia es la persona más alegre de Valdesa, el pequeño pueblo donde ha vivido toda su infancia. Ama a su abuela Gracia por encima de todo y le encantan las noches de agosto. A pesar de ello, algunos la miran con desconfianza, como si supieran algo que a Lluvia se le escapa. Como si nadie comprendiera qué se esconde bajo su apariencia caótica. Por suerte, Lluvia siempre ha contado con la amistad incondicional de Paula y Lucas, el cariño de su familia, las historias de Gracia y la compañía del limonero, el guardián de la casa. Ante un futuro incierto, los conflictos de la adolescencia y la necesidad de buscar sus propias respuestas, Lluvia inicia el último curso en el instituto. Para encontrarse a sí misma, tendrá que tomar decisiones importantes y deberá́ aprender a despedirse de su pasado».

La maldición de los pueblos pequeños

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Los limoneros también resisten las heladas nos transporta al verano de 1995 en Valdesa, un pequeño pueblo donde hasta las paredes tienen oídos. Según contaba Sara Cantador, Valdesa es una representación del pueblo toledano donde ella pasa todos sus veranos. «Tenía idea de hacer alguna historia ambientada en un sitio que conociese bien, por ejemplo La Playa estaba ambientada en un sitio que no conocía, pero en este caso quería un entrono familiar para mí pero transformándolo y ajustándolo a la historia«, respondía la autora ante la pregunta de cómo había nacido esta historia. Por otra parte, Sara tenía un relato sobre una chica caótica y desordenada llamada Lluvia y jugó a introducir este personaje tan extravagante en un pueblo donde es difícil que los secretos se mantengan ocultos.

Se dice que los personajes tiene  mucho de los autores, pero en este caso Lluvia y Sara son dos polos opuestos. La autora nos comentaba que precisamente quería que Lluvia fuese todo lo contrario a ella y, a pesar de que es inevitable dejar cierta huella personal en los personajes, Lluvia ha supuesto un reto. Inma mencionaba que considera a la protagonista uno de los personajes más especiales que ha leído, principalmente por esa mezcla de madurez y desorden que hay en su cabeza.

Y para compensar esa locura de Lluvia está su amiga Paula. «Lluvia tira de mucho de Paula para ver el lado positivo de las cosas y Paula mantiene atada a Lluvia en la tierra«, comentaba la autora. La evolución que sufren ambas durante la novela es muy diferente pero a la vez las dos deben madurar y asumir las consecuencias de sus actos.

El simbolismo de los limoneros

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Sara Cantador nos contaba que Los limoneros también resisten las heladas es una novela repleta de simbolismo y de leyendas. Para ello se dedicó a investigar las distintas leyendas de Toledo y de las zonas de alrededor. Así descubrió algunas historias que encontramos en el libro como la del mago, aunque esta realmente se trataba de un arzobispo pero que modificó para adaptarla al pueblo. Otras en cambio han nacido de su propia imaginación o de sus sueños, como la del niño y el lobo, que Sara confesó haberlo soñado.

Pero el elemento simbólico más importante de la historia es el propio limonero. «Realmente el símbolo del limonero surge porque en mi pueblo recuerdo haber visto en los patios limoneros» confesaba la autora. A raíz de esto, Sara se puso a investigar el árbol y su desarrollo en las zonas de clima continental como es Toledo y descubrió que los limoneros no son capaces de soportar las heladas típicas de la región. «Se trataba de mezclar toda esta simbología para lo que quería transmitir. Al final lo que comenzó siendo un elemento más de la historia se convirtió en lo que definía la historia«.

Desde el principio Sara tenía muy claro el título de esta novela y es que resume muy bien lo que la autora quiere transmitir con la historia. «La moraleja es que todo el mundo puede resistir cualquier cosa que se le presente en la vida. Los problemas son pasajeros y todos somos más fuertes de lo que creemos» comentaba Cantador.

Inma mencionaba lo especial que resultaba el final del libro y el juego que daba ese epílogo tan abierto. Para Sara Cantador el libro queda cerrado en el último capítulo pero jugó con la ambigüedad que da el concepto de Lluvia como una leyenda más dentro del pueblo para que cada lector se quedase con que más le conviniese.

Un proyecto diferente a La playa

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Los limoneros también resisten las heladas es la segunda novela publicada de la autora. Su primera obra, La playa, mezclaba una historia de amor y de misterio. Y para Inma Rego, ese toque de misterio en la escritura de Cantador le recuerda al estilo de Carlos Ruíz Zafón. «Zafón está conmigo de alguna forma pero él representa un pueblo tétrico con telarañas… y me gusta mucho pero no soy capaz de escribir ese tipo de ambientes» comentaba la autora. Ella es más de crear el misterio con historias que no están completas o se cuentan a medias y poco a poco se van descubriendo. Es este tipo de cosas lo que más le ha influido de Zafón y de Agatha Christie, los detalles que dejan unido a la simbología de la novela que también se ha visto influenciada por Sarah Dessen.

De hecho en esta historia resulta bastante complicado encontrar esas pequeñas pistas, pues no se está resolviendo ningún asesinato, sino que el verdadero misterio de la novela es todo lo que Lluvia guarda, a pesar de estar presente en todo momento.

Lo que comparten ambas novelas de la autora es que no están ambientadas en la actualidad sino que se desarrollan en el siglo pasado. La playa nos transportaba a 1988 y con esta novela volvemos a 1995. Sara comentaba que en esta historia no quería complicarse con el tiempo pero quería alejarse lo suficiente como para que la tecnología no interfiriese en la novela. «No quiero que en mis historias la gente hable por Whatsapp o se den like en Instagram. Para mí el valor de estas historias son las interacciones más tradicionales con ese toque de nostalgia pero sin prescindir de lo contemporáneo«.

Si te ha picado el gusanillo por descubrir los secretos que esconde Lluvia y la vida de los habitantes de Valdesa, no olvides hacerte con tu ejemplar de Los limoneros también resisten las heladas. Además, estad muy atentos a nuestro blog porque próximamente os hablaremos más detalladamente del libro.

Patricia Alonso. 

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