PADDINGTON
Londres no es de primeras una ciudad afable con los forasteros; para un oso venido de Perú, menos. El protagonista es PADDINGTON, un osezno muy cariñoso que parte a Inglaterra en busca de una vida mejor, dada las catástrofes que se han dado en su casa en la selva peruana donde vive con sus tíos. Así que debe habituarse a su nueva vida en la urbe, y encima comenzando en un nivel pro: en Londres, donde las formas se elevan al cubo. Así que es normal que el pobre protagonista la líe parda en unas cuantas ocasiones.
La historia tiene pocas novedades, permanece en el esquema “héroe que emprende una aventura”. Arranca rápido y de forma muy similar al preludio de BUSCANDO A NEMO o UP (no es spoiler, la desdicha ocurre al minuto tres del metraje). A partir de ahí, va en busca de las promesas que hicieron a su familia en su día.
La película de PAUL KING es un claro obsequio a los niños menores de siete años. Pero a diferencia de otras narraciones infantiles, la estética está muy confeccionada. Tanto el talante del oso como la cinta es casero y acogedor; no hay más que ver su tierno atuendo de este personaje de ficción de la literatura infantil inglesa: su sombrero calado hasta las orejas y trenca azul. Igual que el packaging de su producto estrella, la mermelada de naranja, en botes con tapita en cuadros Vichy. Simplemente adorable.
La cálida dirección artística es digna de mención. Adquiere la tonalidad de cuento, su verdadera naturaleza, y recuerda (de lejos, claro) al atrezzo de WES ANDERSON (GRAN HOTEL BUDAPEST) y al estilo onírico de JEAN-PIERRE JEUNET (EL EXTRAORDINARIO VIAJE DE T.S. SPIVET). Todo claro bajo el aurea de corte británico. Si se viera la película en versión original, se notaría el acento tan marcadamente autóctono.
La capital de Reino Unido tiene al oso como muchos de sus referentes (ese teddy bear, icono de los almacenes Harrods) pero en el caso de Paddington, al menos en la trama desmitifica Londres justo cuando la ciudad aparece.
Los Brown, familia con la que topa, es típica: papá rígido, mamá compasiva y vástagos atónitos ante la criatura que han acogido en su hogar. Este mientras bastante tendrá con habituarse al mobiliario y facilidades de su nueva casa, de ahí que lleguen más adelante más de un percance. Eso sí, estos personajes tan ingleses, mantienen las formas y son tan correctos incluso metidos en embrollos y persecuciones, para muestra HUGH BONNEVILLE, el cabeza de familia.
Son varios los rostros que se dejan ver con el afectivo osito. A NICOLE KIDMAN le toca ser la mala, y parece una versión modernizada de Cruella de Vil, al menos en el carácter. JIM BROADBENT, que últimamente parece no perderse ningún papel secundario pintoresco (FILTH, EL SUCIO, EL ATLAS DE LAS NUBES), sale apenas cinco minutos poniendo acento extranjero. Pasemos a los papás: SALLY HAWKINS (BLUE JASMINE) en modo madre maternal y con espíritu hippie está perfecta, su marido es BONNEVILLE y son tan contrarios que hasta pegan. A JULIE WALTERS cuesta reconocerla después de haber criado a sus hijos Weasley en la saga HARRY POTTER; ahora es la niñera y ama de llaves de una casa donde parece manejar el cotarro de la familia Brown.
Esta película, dado que se basa en libros que llevan décadas instruyendo a niños, puede caer bien a los espectadores mayores. En su favor, y también en su contra, juega su estilo pausado, alejado de las aventuras vertiginosas e intrépidas que actualmente moran en la cartelera. Aun así, PADDINGTON es una visita turística para los peques por Londres con un guía muy especial.
LO MEJOR:
- Su estética.
- Su realización.
- Su acierto con su público objetivo.
LO PEOR:
- El relato no tiene nada original que resaltar.
- Pese a las peripecias, su halo calmoso puede jugar en su contra.