LOS MUÑECOS MÁS TERRORÍFICOS DEL CINE: ALIMENTANDO NUESTRA PEDIOFOBIA
La pediofobia es el miedo irracional a los muñecos, y como tal el cine de terror se ha valido de él para brindarnos multitud de historias protagonizadas por figuras aparentemente inanimadas que acaban siendo del todo dementes. Celebrando que nuestro muñeco favorito, Chucky, está de vuelta con la nueva cinta Muñeco Diabólico, aquí os dejamos una recopilación de diez películas con los muñecos más terroríficos del cine. ¿Os atrevéis a adentraros en el escalofriante mundo de los muñecos macabros?
Poltergeist (Tobe Hooper, 1982)

De hecho, en esta figura aparentemente inanimada se mezclan dos fobias muy recurrentes en el cine de terror: la obviamente pediofobia y, además, también la coulrofobia, aquella relacionada con los payasos. Si a esto le sumamos una estética siniestra en la que todo objeto puede cobrar vida en cualquier momento y en la que los jumpscares son frecuentes hasta decir basta, la película de Tobe Hooper nos ofrece uno de los muñecos más icónicos dentro del género fantástico. Porque, ¿quién puede olvidarse de esa escena en la que Robbie, uno de los protagonistas del filme, se enfrenta al tétrico payaso después de un susto cuanto menos taquicárdico?
Dolls (Stuart Gordon, 1987)

Esta película con poco presupuesto pero rotundamente efectista consigue dotar a la escena de un toque mágico y hasta podríamos decir onírico, cosa que se ensalza de forma grata con unos personajes caricaturescos que juegan bien su papel en línea con lo exagerado y lo satírico. El punto fuerte del elemento pediofóbico de Dolls reside, pues, en el contraste entre lo cándido y mágico y la verdadera mala uva de unas figuras de madera que, de la misma forma que ocurre con Charles Lee Ray en la original Muñeco Diabólico, guardan en su interior un alma humana corrompida por su propio egoísmo.
El amo de las marionetas (David Schmoeller, 1989)

La primera parte de la saga nos presentó en 1989 cuatro marionetas cuyos conceptos son originales a más no poder: una especie de gangster con garfio, un forzudo con cabeza pequeña y cuerpo grande, una chica que escupe sanguijuelas por la boca y un hombre-taladro al que es mejor no enfadar. Pese a sus pequeñas dimensiones, estas no interfieren a la hora de desatar el caos en el hotel en el que se desarrolla la trama de El amo de las marionetas, habitado también por unos huéspedes un tanto peculiares.
Juguetes asesinos (Peter Manoogian, 1992)
Si el título no es lo suficientemente explícito para revelaros la naturaleza de estos muñecos, dejad que os hablemos de los protagonistas de Juguetes asesinos. La película, dirigida por Peter Manoogian, fue clasificada con una «R» por violencia y lenguaje agresivo, siendo los juguetes antagonistas los responsables de ambos aspectos.
El filme de 1992, que consigue mezclar homogéneamente el thriller policíaco con la parte más fantástica del terror, nos presenta unos muñecos excesivamente violentos que no dudan a la hora de desmembrar a los personajes de su trama. Y, por cierto, si queréis ver un duelo mítico al más puro estilo Freddy contra Jason, nuestros amigos de Juguetes asesinos tuvieron un encuentro con aquellos que protagonizan El amo de las marionetas en el crossover Puppet master vs Demonic Toys. Porque, ¿qué mejor que una batalla a muerte entre dos bandos de muñecos asesinos?
La venganza de Pinocho (Kevin Tenney, 1996)
Qué adorable y tierno es el muñeco de nombre Pinocho y cuanta bondad guarda en su interior…. Un momento, ¿realmente Pinocho es tan bueno como Disney lo pintó en 1940? Según el cuento original, esta marioneta de madera es todo lo contrario a lo que nos han vendido: malvado, egoísta, mentiroso a más no poder y con pensamientos asesinos. La venganza de Pinocho, pues, se vale de estos orígenes de Pinocho para traernos otro personaje pediofóbico que, lejos de la candidez que caracteriza a Disney, se convierte en todo un perturbado asesino cuyo objetivo es convertirse en un niño.
La premisa de la que parte la película, muy similar a la de Muñeco Diabólico, no es más que una excusa para brindarnos un banquete de sangre y muertes con un toque psicológico muy presente sobretodo en el final del filme. De esta manera, el espectador es partícipe de una trama en la que nada parece ser lo que realmente es y que incluso guarda alguna sorpresa en los últimos minutos. Todo ello, por supuesto, encontrando su motor en Pinocho y en su agresividad a la hora de querer conseguir el sueño que le ronda la cabeza.
Saw (James Wan, 2004)
En 2004 nos llegaba este clásico del gore contemporáneo en el que James Wan predijo, en cierto modo, la tendencia escape room que tanto se popularizaría años más tarde. Y es que Saw trajo consigo muchos elementos que se introdujeron de lleno dentro del imaginario cinéfilo, siendo su característica marioneta Billy uno y el más fundamental de ellos.
Es arriesgado decir que, obviamente después de Chucky, este muñeco se ha convertido en el más conocido dentro del séptimo arte. Sin embargo, somos muchos los que nos aventuramos a afirmarlo e incluso defenderlo con uñas y dientes. Con su rostro blanco, sus mejillas rojas y su singular triciclo es imposible olvidarnos de la figura que ha dado imagen a toda una franquicia de terror y que, tanto detrás de la pantalla como en persona, ha aterrorizado a centenares de personas atrapadas en los macabros juegos del asesino Jigsaw.
Silencio desde el mal (James Wan, 2007)
Sí, el bueno de James Wan vuelve a repetir en esta lista, pero nos era imposible pasar por alto Silencio desde el mal y lo macabra que resulta su trama. El director especializado en el terror (y con un cierto fetiche por los muñecos siniestros) nos trajo en 2007 un filme protagonizado por una ventrílocua, Mary Shaw, y sus pequeños hijos de madera, cuyo aspecto y papel dentro de la historia no son nada agradables.
De entre los más de cien muñecos de Mary Shaw destaca, por supuesto, aquel que da imagen a la película: Billy. ¿Notáis algo extraño? Efectivamente, la marioneta protagonista de Silencio desde el mal se llama igual que el muñeco de Saw, ambos filmes dirigidos por James Wan. Qué opináis: ¿falta de ideas, referencia pensada u obsesión por el nombre Billy?
Los mundos de Coraline (Henry Selick, 2009)
Los mundos de Coraline es una de esas películas que no sabes si situarla en lo infantil, lo adulto o ambos. Lo que sí se puede afirmar con certeza, cosa demostrada con las unánimes reacciones que esta cinta generó en su momento, es que Los mundos de Coraline tiene como una de sus principales bases el miedo pediofóbico. Pese a estar escondido bajo una capa de aparente infantilismo, el terror hacia los muñecos que connota este filme es más que evidente teniendo en cuenta que, literalmente, la protagonista tiene que luchar para que no le cosan botones en los ojos.
Ya el inicio de la película es toda una declaración de intenciones: unas garras formadas por agujas se encargan de reconstruir una vieja muñeca para convertirla en la viva imagen de Coraline, la protagonista de la trama. Si a este inquietante momento le añadimos una banda sonora espeluznante y una estética que no escatima a la hora de ser verdaderamente terrorífica, es del todo imposible establecer una relación de simpatía con los muñecos que aparecen en Los mundos de Coraline, recurso que se va repitiendo a lo largo de la trama para ofrecernos todo un análisis psicológico de la mente humana. Interesante concepto, ¿verdad?
Annabelle (John R. Leonetti, 2014)
No podía faltar si hablamos de los muñecos más terroríficos del cine. Amada por muchos y odiada por otros tantos, se convierte en casi una obligación mencionar a Annabelle en este artículo, la muñeca cinematográfica inspirada en uno de los sucesos reales investigados por los parapsicólogos Ed y Lorrain Warren en 1970. Hizo su primera aparición en 2013 cuando Expediente Warren llegó a la gran pantalla y, debido al éxito que cosechó entre los espectadores, acabó protagonizando toda una saga cuya última entrega llega este mes.
Poco hay que decir acerca de su macabro aspecto, pues quienes diseñaron la muñeca no escatimaron a la hora de ofrecerle un rostro que nada bueno podía traer consigo. Es precisamente en la cara donde podemos apreciar los pequeños detalles que convierten esta muñeca en una auténtica pesadilla: los ojos dilatándose, la ligera sonrisa que en ciertas ocasiones se mueve, etc. Y si a todos estos elementos siniestros le sumamos que está inspirada en un caso real, es imposible no sentir un escalofrío al pensar en ella.
El niño (William Brent Bell, 2016)
No podíamos acabar mejor esta lista de películas pediofóbicas que con una un tanto distinta a las demás mencionadas. La premisa de El Niño ya es espeluznante: Greta (Lauren Cohan), nuestra protagonista, llega a una vieja mansión para cuidar de un niño que, para su sorpresa, resulta ser un muñeco. Lo que en un principio sugiere que la trama se moverá por una línea mucho más fantástica y sobrenatural acaba por convertirse en todo un thriller psicológico cocido a fuego lento que de bien seguro ha puesto y pondrá los pelos de punta a muchos espectadores con su impactante final.
Pese a su pálido aspecto, es inevitable en ciertos momentos sentir simpatía por el muñeco, Brahms, quien según los dueños de la casa guarda el espíritu de su hijo dentro. Si bien en algunas escenas el muñeco peca de travieso más que de macabro, su personalidad se va volviendo más y más oscura a medida que el filme avanza hasta llegar a un clímax final que no deja indiferente a nadie.
Y vosotros, ¿qué películas echáis en falta en este ranking con los muñecos más terroríficos del cine?
Martí Farrés