LA CIUDAD Y LA CIUDAD

Y no es para menos, porque la novela de China Mièville es un homenaje en toda regla a la ciencia ficción bañado con la mejor tradición de la novela negra. Su homónima adaptación televisiva, llega a Filmin en forma de miniserie de cuatro episodios, y supone una de las propuestas más atractivas para encarar el último tramo del año, y también una de las más sorprendentes y complicadas.
Dos ciudades juntas pero separadas
La ciudad y la ciudad es una ficción que parte de un planteamiento muy original respecto al resto de ficciones distópicas que nos han ido llegando estos últimos años, y aunque su espíritu noir sobrevuela la trama, lo cierto es que esta mini serie británica puede presumir de ir más allá en planteamientos para acercar al espectador un universo único para envolver a la trama.
La aparición del cuerpo de una joven asesinada sirve de punto de partida para una investigación policial liderada por el inspector Tyador Borlú, que se moverá en un tablero dominado por dos ciudades: Breszel y Ul Qoma. Pero ambas ciudades son una misma ciudad, y ambas ciudades comparten el mismo espacio pero no la consciencia de los habitantes que viven en cada una de ellas. Dos ciudades a la vez, pero solo una para una para sus habitantes, que si bien conocen la existencia de ambas, en su día a día solo existe una de las dos. Y entre ellas, una difusa cortina censora que parte la realidad en dos para evitar la ruptura de un statu quo mantenido y protegido por La Brecha, una especie de organismo central que cuida de minimizar al máximo las interferencias en esta realidad dual.

El precio de un idea ambiciosa
Nada es gratis, así que La ciudad y la ciudad exige al espectador mucho de su parte, y no será raro que más de uno se sienta perdido. No hay nada masticado, y la serie dirigida por Tom Shankland (The Leftovers) requiere mucha atención y predisposición a un espectador quizá más acostumbrado a una física mucho más lineal. Quizá este sea el punto más conflictivo de La ciudad y la ciudad, ya que adaptar un realidad tan complicada, y que funciona de maravilla en las páginas del libro de Mièville, no es empresa fácil, y la sensación de pérdida y falta de información se instalará con facilidad a más de uno. La serie, y su peculiar propuesta, no obstante, irá decodificándose según avancen los capítulos, y con ellos la trama.
En cualquier caso, el protagonista es el mismo, y el crimen a resolver también es el mismo. Es muy recomendable ver la serie, solo por disfrutar de la propuesta, por adquirir un rol más activo que el usual como espectador, y por descubrir las sorpresas que guarda la trama, y que a buen seguro despejarán dudas y nos regalarán un poquito más de capacidad espacial.

Dos ciudades con su propios códigos
Efectivamente Breszel y Ul Qoma son dos urbes que solo comparten el espacio físico. Ni sus habitantes ni sus sociedades son iguales, y solo los miembros de la organización de La Brecha parecen preparados para vivir en las dos ciudades. Mientras Breszel se asemeja a una ciudad del este de Europa en su arquitectura decadente, su densidad de población y el caos organizativo recuerdan también a los grandes núcleos urbanos asiáticos. Todo dominado por una paleta de colores muy oriental, en la que el amarillo es el color rey.
Ul Qoma, por su parte, conecta mucho más con el mundo occidental y sus facilidades, siendo el rojo el color bandera. Y con todo, Ul Qoma respira también a través de los tonos grises y metálicos, colores fríos que restan vitalidad a los escenarios de diseño y confieren al progreso un espíritu muchas veces sin alma.
Una dualidad que se instala en sus habitantes, en sus acentos y forma de hablar, en sus propios movimientos. Porque las sociedades transforman el entorno, pero también el entorno, en este caso la ciudad, es un factor que puede transformar a las sociedades o empujarlas a buscar sus propias mitologías (Orciny). Un punto que abre una reflexión bastante atractiva y bastante cultivada por teóricos filosóficos y sociológicos, especialmente en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.
Disfrutando de la trama
La postura más inteligente, en cualquier caso, es sumergirse en la trama de La ciudad y la ciudad, porque el cine policíaco con tintes negros está asegurado. David Morrissey (sí, el gobernador de The Walking Dead) firma un papelón de aúpa, escoltado por Mandeep Dhillon y Maria Schrader, sus dos colegas de pesquisas en Breszel y Ul Qoma, respectivamente. Junto a ellos caras conocidas de la industria británica como Danny Webb o la actriz danesa Paprika Steen (la ambiciosa reportera de Bajo la superficie, en Movistar+).
Un asesinato al que le sucederán fantasmas del pasado, desapariciones, conspiraciones, traiciones… Un buen surtido de los ingredientes necesarios para contentar a los aficionados del género, con el plus de la ciencia ficción en su versión más adulta, para aderezar una fórmula eficaz que acaba funcionando como parche para compensar algunos aspectos mejorables de una de las adaptaciones más atrevidas y complicadas que han llegado a la ficción televisiva en los últimos tiempos.
- Fecha de estreno: 13 de noviembre de 2018
- Plataforma de emisión: FILMIN
- Número de episodios: 4
- Duración aproximada: 60 minutos
Alfonso Caro