HABLAMOS CON EL DIRECTOR Y LAS PROTAGONISTAS DE PAN DE LIMÓN CON SEMILLAS DE AMAPOLA.
La trayectoria de Benito Zambrano (Sevilla, 1965) empezó por todo lo alto al llevarse hasta cinco Premios Goya con su ópera prima, Solas, en 1999. Después le han seguido otras obras muy reconocidas también por el público y la crítica, como Habana Blues, La voz dormida e Intemperie. Este año regresa a las pantallas con Pan de limón con semillas de amapola, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Cristina Campos y que nos traslada a la Mallorca actual para presentarnos a dos hermanas que se reencuentras después de varios años para resolver una herencia misteriosa. Para saber más sobre ella tuvimos el placer de entrevistar a Benito Zambrano y a las dos protagonistas de esta historia, Elia Galera y Eva Martín. También tienes disponible nuestra crítica en el siguiente enlace.
BENITO ZAMBRANO
P: En primer lugar, enhorabuena por la película, porque consigue no solo emocionar al público sino también sacarle alguna que otra reflexión.
BZ: Muchas gracias. Eso quiere decir que la has disfrutado y que no te has quedado en el cine simplemente por estar ahí. Creo que eso es lo bonito, que pasen cosas.
P: Lo que sí me ha chocado al principio es que hay muchas escenas del libro que no aparecen o que están cambiadas a la hora de trasladarlas a la película. ¿Eso fue por problemas de producción o por decisión propia?
BZ: No, no ha habido ningún problema de producción. Lo único fue que tuvimos que rodar la parte africana en Canarias, porque no podíamos ir a África por problemas de Covid. Date cuenta de que una novela son 400 páginas y muchas palabras y un guion tiene 100 páginas y apenas palabras. Entonces, había que encontrar qué película había dentro de la novela que yo quería contar y que a mí me apetecía contar. A partir de ahí tienes que deshacer y quitar tramas. Es verdad que hay tramas que se quedan débiles o descompuestas, por lo que es importante saber reconducirlas. Y ese es precisamente el trabajo de creación. Al final, partiendo de la misma base, de la misma historia, del mismo espíritu, vas construyendo una nueva obra. Y entonces el guion tiene que volar, que viajar solo, que despegarse de la novela, para tener su propia identidad. Claro, eso implica cambiar cosas, quitar cosas, unir personajes… Porque no puedes contar todo. Porque la novela contaba historias del pasado de ellas. A lo mejor si hubiésemos hecho una miniserie de cuatro o cinco capítulos…
P: ¿Qué te llamó más la atención del libro de Cristina Campos para querer hacer una película?
BZ: Lo primero que sentí fue una conexión emocional, me emocioné, lloré… Y me atrajo sobre todo la infancia de Marina, lo que pudo sufrir esa niña que sentía que su madre no la quería. Y pensar en esa posibilidad me da una enorme tristeza. Después el tema de la adopción, un bebé que se queda solo en el mundo. En general, todo lo que tiene que ver con la maternidad, con la infancia. Y después había otras historias dentro de la novela que me parecían muy interesantes, todo ello mérito de la escritora, porque cuenta de una manera muy actual y contemporánea el universo de la mujer, que a mí me parece muy atractivo. Por ejemplo, una mujer que está con un hombre más joven que ella, otra que sabe que su matrimonio está roto, los conflictos entre madres e hijas, la sororidad que se forma entre todas ellas… Yo creo que todo ese tipo de cosas conectan con la mujer de ahora.
P: ¿Y cómo ha sido trabajar junto a Cristina en el guion?
BZ: Fue muy fácil. Porque Cristina es cineasta, guionista y directora de casting. Es decir, ella viene de la experiencia del cine y del audiovisual, antes que de la literatura. Entonces entendía que una novela es una cosa y una película es otra. Y como novelista se desprendió con mucha generosidad de su novela y nos permitió trabajar con comodidad, buscando y creando el nuevo guion, con toda libertad y sin ningún tipo de apego. Porque el guion tiene que tener su propia entidad y convertirse en una historia por sí misma.
P: Los personajes de Anna y Marina son muy complejos. A la hora de crearlos, ¿qué consejos o pautas les diste a las actrices?
BZ: Para mí el guion siempre es la clave para hacer una película, por lo que tampoco había mucho que explicar. Es decir, cuando ves esta película te das cuenta de que no necesita un ejercicio intelectual de comprensión, porque habla de cosas muy simples, básicas y elementales, pero no por ello menos importantes. Yo creo que en ese sentido la película era fácil de entender y no había unas pautas especiales. Lo único que yo pedía era que el trabajo de los actores fuera inteligente, verdadero, honesto. Todo ello hace que la película tenga un estilo, una sobriedad, una contención, para no caer en el melodrama básico. Y bueno, la elección de los actores es fundamental para encontrar que los actores sean los más adecuados para esos personajes. Y ya después, la lectura de guion, los ensayos, y trabajar en aquello que no se ve en el guion.
P: ¿Qué aprendizaje te has llevado tú personalmente del rodaje?
BZ: En cada película que hago aprendo de todo, sobre todo del equipo. Porque el cine es un arte que se crea en colectividad, y necesitas del talento, del oficio y de la buena energía de la gente. Porque somos muchos los que participamos en una película. Entonces, partiendo de ahí y de que los directores hacemos una película cada cuatro o cinco años, los que menos sabemos de cine somos los directores. Y yo he ido aprendiendo de cada uno de los departamentos. Y aprendes a tener la vista y el oído más desarrollados, en el sentido de ver y de controlar. En esta película, por ejemplo, ha sido muy importante el montaje, porque había que darle ese ritmo y ese tempo a cada gesto y a cada mirada para que la historia sea interesante y no se haga lenta.
P: Para terminar, ¿cómo esperas que el público reaccione?
BZ: En estas dos semanas que llevamos de promoción hemos hecho ya cuatro pases: Valladolid, Mallorca y Sevilla, concretamente en Lebrija, que es de donde yo soy. Y cada día ha sido igual de maravilloso. El Teatro Lope de Vega de Sevilla estaba a rebosar y todo el público se levantó a aplaudir de la emoción. Yo creo que es una película para compartirla, con tus amigas, con tu hermana, con tu familia, y llorar juntas. Y los pocos comentarios de aquellos que han leído la novela son acerca de que la película mantiene la esencia. En general todos los comentarios han sido muy bonitos. Obviamente habrá gente a la que no le gustará, porque pasa siempre y es natural. Pero Pan de limón es una película para disfrutarla.
ELIA GALERA Y EVA MARTÍN.
P: ¿Qué nos podéis contar de la historia y de vuestros personajes?
EM: Pues muchas cosas. Ha sido un viaje muy bonito, realmente. Hemos tenido la suerte de hacer a estas dos hermanas en plena pandemia, en un pueblo maravilloso, en una isla divina…
EG: Y que es una historia bonita, honesta, basada en una novela, sin trampa ni cartón en cuanto al guion, muy clásica. También creo que es muy melodrama bastante equilibrado, y eso es gracias a Benito y al montaje. Y bueno, cuenta una historia de dos hermanas que no se ven desde hace mucho tiempo debido a una discusión y se vuelven a reencontrar gracias a una misteriosa herencia. Y eso vuelve a juntarlas y también a resetear sus propias vidas.
P: ¿Qué fue lo que os llamó más la atención del proyecto? ¿Conocíais entonces el libro?
EM: Conocíamos la historia, sí. Realmente, yo creo que para cualquier actriz y sobre todo a nuestras edades, de la mano de Benito Zambrano y con una historia de Cristina Campos, es muy difícil negarse. Porque es una oportunidad preciosa de tener un personaje con un gran desarrollo. De hecho, yo creo que se presentaron una gran cantidad de actrices para interpretar a estas dos hermanas, y cuando nos dijeron que éramos nosotras dábamos palmas con las orejas. Y decíamos a todo que sí.
EG: Sí, es una historia bonita que habla de mujeres actuales, de nuestro tiempo, a las que representamos, profesionales, madres… Además, si la dirige Benito Zambrano, qué más se puede pedir.
P: ¿Cómo ha sido preparar a esos personajes tan bonitos?
EM: Pues ha sido bonito en sí mismo. Porque había cosas que contar. Y hay veces que tienes personajes con los que te cuesta más encontrar distintas caras. Yo creo que estos dos personajes tienen mucha profundidad, y eso ya se ve desde el primer momento. Y hacen un viaje de transformación muy grande. Eso para un actor es una delicia, porque te permite explorar distintos lugares. Yo, personalmente, el reto que tenía con el personaje de Anna era esa transformación tan profunda que vive, porque es una mujer que en el principio de la película parece otra a lo que vas a ver después. Ha sido trabajoso, en el sentido de que para mí era una cuestión de hilar fino y de contar la historia de las dos hermanas juntas. Con lo cual, Anna realmente cuenta a Marina, y Marina cuenta a Anna. Y hay algo que precisamente es una simbiosis de las dos.
EG: Y en mi caso, represento a una Marina con mucho coraje y fortaleza, lo cual le viene de saber cuáles son sus puntos débiles. Pero es sobre todo una mujer que se revela contra todo lo que se espera de ella. Y eso no es tan fácil. Creo que lo más fácil es cumplir con las expectativas de los demás, desde que nacemos hasta que morimos. Y rebelarse contra ello implica mucho conocimiento y mucho saber lo que quieres. Pero se entiende por qué Marina hace todo eso, por sus propias carencias afectivas.
P: Y eso es lo que al final el personaje de Anna aprende de ella, ¿no?
EG: Eso es lo que decimos. Que al final el personaje de Anna aprende algo de Marina, y Marina aprende algo de Anna. Marina aprende sobre todo a ser valiente, a entregarse absolutamente a la maternidad, que es lo que tiene el personaje de Anna. Y también la parte amorosa. Porque Marina tiene muchas dificultades de expresar sus emociones. Anna no, ninguna, aunque quizás está más pendiente de las apariencias, de lo que se espera de ella.
EM: Sí, obviamente Anna está cohibida, mermada y sometida, porque está en un matrimonio donde sufre un abuso constante. Pero Anna tiene muy claro lo que admira de Marina, a pesar de que ella se siente y se sabe cobarde. Porque de primeras, hacer lo que se espera de ti no requiere un salto al vacío, pero sostenerlo en el tiempo es durísimo. Por lo que el dolor lo llevan las dos. Entonces, Anna siente por Marina una admiración muy grande, desde todos los lugares, sobre en lo profesional porque ha sido capaz de ser libre, de viajar por el mundo entero. Pero se siente en deuda. Porque sabe que algo se rompió por su culpa, por no saber cuidar de ella.
EG: También hay una sensación de frustración. Marina espera algo de Anna. Porque a las personas que más amamos son a las que más exigimos. Y se siente frustrada porque sabe que Anna tiene toda la capacidad del mundo para tomar ese cambio. Y plantarse y decir: “Yo no quiero esto en mi vida”.
P: Y en vuestra vida real, ¿sois más de Anna o de Marina?
EM: Yo creo que soy una mezcla de las dos. Muy Marina en algunos aspectos y muy la Anna de después, porque a mí también me cuesta que me digan lo que tengo que hacer. En ese sentido, soy un espíritu libre y muy aventurero. He vivido en muchos países y me he tirado sin red en muchas ocasiones. Y no tendría mucho que ver con esa Anna del principio, que está tan asustada. Lo que pasa es que hay algo de esa Anna que es tan producto de esta sociedad y de este momento, tan producto de lo femenino entendido desde lo masculino, que creo que en todas nosotras hay una parte que todavía está ahí, esa cosa de agradar, de ser la niña buena, de que tu familia esté orgullosa de ti, de hacer lo que se espera de ti… Hay muchos referentes, desgraciadamente, de esa Anna del principio en la cotidianidad del día de hoy, y yo creo que en el fondo estamos todas luchando por liberarnos, sacarnos esa losa de que tenemos que ser de una manera y darnos el espacio de ser lo que somos, y punto. Y es un poco lo que Anna hará, empujada por las circunstancias. Pero tomará una decisión poderosa, y de repente dirá: “Esta soy yo y así quiero vivir”.
EG: Yo creo que tengo cosas de los dos personajes. Y al espectador le pasará igual. Y eso es la magia del cine, que cada uno la haga suya. Tengo cosas de Marina, sí, y cosas en las que no me parezco en nada, y también cosas de Anna, incluso de los personajes masculinos.
P: ¿Qué aprendizaje os habéis llevado de todo este proyecto?
EG: Muchos. Yo creo que, como en todos los proyectos, una historia no se cuenta sola, sino gracias al trabajo de todos. Ha sido un trabajo duro para todos, pero muy bonito también, porque lo que estamos contando toca. Entonces, el aprendizaje que me llevo es que el cine es muy bonito. Porque el rodaje fue maravilloso, pero ver el resultado y cómo reacciona la gente es muy satisfactorio. Y, con un poco de suerte, esas transformaciones de los personajes pues las sufre el espectador también.
P: La película trata también sobre los momentos felices de la infancia. ¿Qué recuerdo tenéis vosotras de esos años?
EG: Yo tuve una infancia súper feliz, con muy buenos recuerdos. Éramos una familia muy potente, con muchas raíces.
EM: Yo también tuve una infancia muy feliz. Vengo de una familia muy numerosa, con muchos hermanos, y muy amorosa también, donde se celebra cada ocasión y vamos viviendo la vida momento a momento. Entonces eso es un regalo. Tener una familia donde sientes que puedes expresarte, tienes hermanos con los que te toca compartir y pelearte. Pero eso te forja tu carácter también. Y hay una cosa de aprender a vivir en comunidad. Porque, en el fondo, que pertenezcas a una familia grande o pequeña es parte de la vida. Porque nos necesitamos unos a otros.
P: ¿Cómo esperáis que el público la reciba? ¿Creéis que a los lectores de la novela les gustará?
EM: Los comentarios que nos han llegado de gente que ha leído la novela y visto la película han sido muy positivos. Y no pasa muchas veces cuando se hacen adaptaciones. Obviamente hay diferencias y hay partes que se han sacrificado, porque obviamente tendríamos una serie.
EG: Que yo eché de menos.
EM. Sí, y de mi personaje también eché de menos una parte muy importante, pero aun así la película les ha gustado tal cual y ha funcionado muy bien.
EG: Y luego yo creo que es una película equilibrada con la novela. Es decir, Benito ha sabido hacerlo muy bien. Ha sabido darle lo que le falta a la novela, la parte audiovisual, y ha hecho la historia que ha querido contar y que ha decidido contar. Pero siendo siempre fiel a la novela. E incluso Cristina Campos le decía que no hacía falta ser tan fiel, que podría sacrificar alguna cosa más.
EM: Pero realmente esperamos que los lectores de la novela, que son muchos, 250 000, creo, vayan a verla, y además el primer fin de semana. En estos tiempos que corren necesitamos que ese público venga con su curiosidad, tal cual, el viernes 12 a ver la película.