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2019 CINE ENTREVISTAS REDACTORES

FOURTEEN: CHARLAMOS CON DAN SALLITT

El cine de autor es un mundo muy complejo y Dan Sallitt lo sabe de sobra. Formado en la universidad de Harvard y con experiencia como crítico durante dos años en Los Ángeles Reader, el neoyorquino ha trabajado muy duro desde su primer estreno en 1986. Pionero de los diálogos sencillos y los dramas adolescentes vuelve a las salas con su nueva cinta, Fourteen cuya trama, traza la amistad de dos mujeres desde su juventud hasta la edad adulta.

INDUSTRIA

El cine siempre se ha debatido entre su faceta de arte o negocio. Antes la línea era difusa, pero ahora todo es más claro. Sallitt apuesta por la confianza: Vengo de una tradición donde el cine comercial del pasado era considerado interesante. Por eso, pienso que tampoco deberíamos condenar al de ahora. Muchos de esos proyectos serán malos, no lo dudo, pero creo firmemente que por cuatro desechables existirán otros que no están obteniendo el crédito que se merecen. Deberíamos ser más abiertos y pacientes a medida que nuestra historia cinematográfica progresa. Profesionalmente, todo buen cineasta debería tener una perspectiva personal que lo alejase de la superficie, pero entiendo que los ingresos no siempre forman parte del contexto autoral. Aun así, hay ocasiones en las que lo diferente se manifiesta incluso en productos que no pretendían ser artísticos ni por los productores ni por el propio guionista. En general no me gusta dibujar líneas”.

Desde que estrenó su ópera prima el panorama cinematográfico ha cambiado enormemente. Con optimismo celebra el espíritu de los nuevos cineastas: “Mi primera película fue en 1986. Entré en un momento en que los directores ya eran altamente reconocidos. Sabía que mis proyectos no iban a ser tan exitosos como los de Howard Hawks o Edgar Ulmer, pero el hecho de ser acogido por la industria me bastaba. Con el tiempo, me di cuenta de que no era fácil sacar ideas a flote. Actualmente existen buenas condiciones para la producción de trabajos con bajo presupuesto. Suele haber mucho compañerismo. Además no solo en EE. UU. sino en todo el mundo, existe una cantera global de cineastas muy capaz. Aún me sorprendo cuando llegan a Nueva York películas de lugares de los que nunca habría esperado ideas interesantes”.

Con proyectos de bajo presupuesto, el neoyorquino a sabido hacerse un hueco en la industria. Esta falta de capital no solo le ha influido sino que le ha permitido conocer y desarrollar mejor su obra: “Mi estilo viene sobre todo influenciado por lo que se llevaba en la época. Ahora es cierto que una película no es capaz de influenciarme tanto como un compañero o alguien a quien admiro, pero hace un tiempo, sí. Uno de mis referentes a la hora de rodar con bajo presupuesto ha sido siempre Joe Swanberg, impulsor de un movimiento llamado mumblecore. Todavía hoy cuesta entenderlo pero esta marea propició una salida creativa para todos esos artistas sin capital. Con actores no profesionales y amigos comenzó a surgir un cine muy cotidiano. Podría citar otros como Kelskiy o V. Ross, pero Swamberg fue para mí la verdadera revolución de los 2000. Hay gente que no logra comprendernos aun así, me alegro de la facilidad con la que se ha extendido. Fourteen bebe mucho de este pensamiento”.

Fourteen, Dan Sallit, EL PALOMITRÓN

LA PELÍCULA

Fourteen es una película muy compleja. A pesar de su carga dramática brilla por su claridad y simplicidad. Lo importante es lo cotidiano y no la lágrima fácil: “Era algo nuevo que nunca había tenido la oportunidad de hacer debido a la naturaleza de mis otros proyectos. Cuando reúnes en un lugar pequeño a un grupo reducido de personas, el drama es más fácil de exprimir y esto es algo que se ve en mis trabajos. Podría haber continuado con esta faceta, pero con Fourteen quería algo diferente. Además, las circunstancias en las que se grabó fueron esenciales. Al ser una historia contada a través del tiempo, tuvimos que grabarla en 5 secciones diferentes. Esto no solo me permitió trabajar en varias localizaciones, sino también contar con la presencia de un reparto más amplio. De esta manera, descarté el drama y opté por una perspectiva más clara y cotidiana, donde el espectador pudiera ver el cambio de apartamento, novio o estilo. La obra de Maurice Pialat tiene mucho que ver”.

Sallitt ya ha tratado otras relaciones complicadas. Primero fue un matrimonio y más tarde una familia desestructurada. Ahora se decanta por la amistad: “No es complicado darse cuenta de que mi filmografía se alimenta de las relaciones sociales. Sin los presupuestos de una superproducción prefiero, con lo poco que tengo, profundizar en los sentimientos y la afectividad de las personas. Cuando empecé con Fourteen no tenía una idea clara. Suelo juntar a gente y a partir de ahí elaborar una historia. Sabía que contaba con dos actrices, si hubieran sido parecidas las habría convertido en hermanas. Como no era el caso y no quería desaprovechar la oportunidad de trabajar de nuevo con Tallie Medel, opté por una historia de amistad. Que sean amigas no implica que sea una cinta más pequeña, emocionalmente hablando, que otras en las que he tratado el matrimonio o la desestructuración familiar. Funcionan en líneas distintas, aunque siempre unidas por los elementos de la vida y el paso del tiempo”.

En otras cintas ya ha colaborado con la actriz Tallie Medel. Le gustan las caras conocidas pero no se cierra a la espontaneidad de otras nuevas: “Es muy divertido volver a trabajar con alguien de nuevo. Además, es mucho más fácil escribir un personaje cuando conoces mejor al actor que lo interpreta. Encontrar un casting adecuado es complicado. Si escoges mal o existe mala comunicación, el sentimiento de la cinta se arruina, por eso suelo trabajar con caras conocidas. Antes sí que me intrigaba encontrar espontaneidad en nuevos actores. De hecho, he vuelto a esta búsqueda con mi último corto, Caterina. Es un poco raro pero tengo cierta tendencia a intercalar elencos. Si trabajo en una película con conocidos, sé que la siguiente será con gente nueva. Solo me he saltado la regla una vez. Cuando trabajas con amigos sabes que el factor emocional va a ser más intenso y eso es algo que me alegra”.

En Fourteen sorprende esa sensación de vacío que aporta la falta de música. Los murmullos y el sonido ambiente son piezas clave para el cineasta: “Me gustan los sonidos naturales, no suelo cubrirlos con música. Parecerá mentira pero tampoco los edito demasiado en postproducción. Hago mi propia mezcla de sonido para que mi visión no se pierda. Disfruto con el suelo crujiendo o la gente charlando. Esas pequeñas incorrecciones que alguien intentaría eliminar de la mezcla final son para mí detalles importantes que nunca suprimiría. Siempre intento sorprender con sonidos que suenen reales y sobre todo naturales. Hay gente que sabe introducir música a la perfección, pero yo prefiero que la esencia salga de la película y no de un añadido. Suelo mantener las cosas tal y como son”.

Fourteen, Dan Sallit, EL PALOMITRÓN
Fuente: Óscar Fernández Orengo

INFLUENCIAS

Sus primeras incursiones al mundo del cine fueron a través de la crítica. Asegura que sin esa base no estaría donde está ahora: “Mi etapa como crítico de cine me ha influido enormemente. Como crítico aprendí a amar las películas. Recuerdo que soñaba con el día en que a parte de estudiarlas, pudiera realizarlas. Si algo me ha enseñado ese trabajo es que ambas ramas están muy conectadas. No existen las pautas perfectas para rodar una cinta autoral, es un largo proceso que lleva mucho tiempo. Las ideas deben surgir de conceptos simples, que poco a poco crezcan al igual que nuestro criterio. La similitud con la crítica radica es que este desarrollo tiene que ser muy preciso y detallado, para que al igual que el escrito, esté realizado de la mejor manera posible. Ciertamente creo que para hacer un buen trabajo, primero tenemos que admirar el de los demás. Se que hay gente que no lo hace. Por suerte, no es mi caso”.

No son los pocos que lo asocian con un cine más europeo. Varios nombres forman parte de su biblia autoral: “Mi primer amor fue un clásico del cine americano, Howard Hawks. En realidad se podría decir que muchos cineastas de Hollywood fueron mi primer amor. Aun así, de alguna manera, el que más me ha marcado ha sido el europeo Éric Rohmer. Es muy obvio. Si te paras a estudiar mis proyectos, estos tienen mucho en común con los del francés. Me vienen a la mente otros directores que he mencionado anteriormente como Maurice Pialat. A pesar de las semejanzas, en ningún caso intento imitar su obra, pero hay algo que me lleva y me conduce a su estilo. Cintas como Las sandalias del pescador me marcaron mucho en su época. He intentado no salirme de ese camino y creo que he tomado la decisión adecuada”.

En una lista donde apunta su lista de películas pendientes o que le han gustado recoge en la década del 2010 cinco cintas españolas: “No suelo contar esto pero tengo una lista con todas las películas recientes que me han llamado la atención. Mirando únicamente las de la década del 2010, he encontrado cinco. La primera de ellas es La disco resplandece de Chema García Ibarra. No recuerdo donde la vi, pero me pareció muy buena. La segunda no es del todo española, ya que está coproducida con Francia y Chile. Se titula El apóstata. La siguiente es Magical girl de Carlos Vermut. Cuando llegó a mis manos no sabía nada de ella, pero me sorprendió gratamente. Es cierto que su segunda película no me gustó tanto. Aun así, pienso que es un director con mucho talento.

La cuarta creo recordar que era Sueño y silencio de Jaime Rosales. No he visto sus últimas películas, pero las dos primeras me parecieron muy poderosas. Es un director que a mucha gente no le agrada, aunque a mí, a pesar de las diferencias, me atrae bastante. He oído cosas muy buenas de Petra, su último proyecto. Para acabar, apunté Aita, de María del Orbe. No suelo ser muy fan de lo abstracto, pero la delicadeza y belleza con la que está rodada me atrapó. Como bonus, he de decir que siempre he seguido los trabajos de Almodóvar. No me gustan todas sus películas, sin embargo pienso que tiene algo especial.  Si mirara en otras décadas de mi lista podría encontrar otros ejemplos. Siempre intento estar al tanto de las novedades”.

Fourteen, Dan Sallit, EL PALOMITRÓN
Fuente: Óscar Fernández Orengo

AFICIONES Y ACTUALIDAD

A la hora de difundir los tráilers, Sallitt ha optado por escenas directamente extraídas de la película. No esconde su amor por los tráilers, aunque luego sea él el que tenga más problema a la hora de distribuirlos: “Es una buena pregunta. He tenido que ver eso aunque no intencionadamente. A mí ver tráilers es algo que me apasiona. Gasto un montón de mi tiempo decidiendo que películas tengo que ir a ver en base a como se anuncian. Por el contrario, yo no había hecho el mío propio y solo tenía algunos clips. Así que cuando los festivales me preguntaron por un tráiler les envíe esas secuencias. Personalmente, creo que funcionan a la perfección como adelanto. Como era de esperar a mis distribuidores americanos no les pareció una buena idea. Corté hasta 7 tráilers diferentes, pero ninguno me convencía tanto como los clips que había distribuido en Europa y Brasil. Al final, ellos mismo se encargaron de hacer uno propio, que supongo que estará andando por ahí. Me apena que probablemente sea el adelanto que se más se vea en redes, ya que no me representa ni a mí ni a la película”.

Con el boom de las plataformas de streaming, Sallitt se abruma. Si no hay un elemento que le interese en concreto no suele acercarse a este universo: “No veo demasiadas. Antes mencioné a Joe Swanberg que hace poco estrenó una serie de televisión en Netflix llamada Easy. Me gustó mucho y realmente puse empeño en ver los 24 episodios de la temporada. No suelo hacer este tipo de cosas, no obstante era de obligado cumplimiento. Mi problema con la televisión es que me he vuelto muy sensible a la dirección. Cuando en una serie el director cambia en cada capítulo el proyecto se vuelve confuso, no me gusta. El ejemplo perfecto es Los Soprano. De todas las temporadas solo encuentro coherentes los episodios dirigidos por su creador, David Chase. El resto pienso se contradicen y no aportan un camino claro. A pesar de todo, hay proyectos que guardo en mi lista de pendientes como Big Little Lies de Jean-Marc Vallée o El joven Papa de Paolo Sorrentino. Por tanto, si no hay un director que me interese especialmente es raro que me acerque a este formato”.

Alonso Muñoz

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