El pasado viernes 25, Barry Jenkins estrenó su tercera película El blues de Beale Street y ayer Dan Gilroy estrenó (en Netflix) la suya: Velvet Buzzsaw. Esto nos ha llevado a reflexionar sobre la importancia que tiene dentro de la filmografía de un director o directora el tercer filme. En los tiempos de inmediatez que vivimos, la tercera cinta puede certificar o rematar una carrera. En nuestra opinión, 3 es el número mínimo de películas que requiere un/a artista para encontrar su visión y el número máximo en el que una persona puede fingir tener talento.

Auge y caída

Debutaron en la dirección creando un fenómeno irrepetible, la película de una era. Un tipo de filme que te garantiza un par de, usando la terminología de este magnífico podcast, cheques en blanco. Y entonces cayeron en picado (hasta tal punto que es doloroso de presenciar). Los hemos dividido en dos categorías.

Primero tenemos los que están acabados como Richard Kelly. Donnie Darko fue una cinta que marcó a una generación y forjó a Jake Gyllenhaal. No obstante, Southland Tales, que según como nos levantamos es un filme que defendemos, es un desastre colosal y fue abucheado en Cannes. The box no estaba mal pero Kelly necesitaba algo más potente para recuperar su integridad como narrador.

En segundo lugar hemos seleccionado aquellos que (creemos que) aú pueden redimirse como Neill Blomkamp. Hay algo en el carácter del director de Distrito 9 (nominada al Oscar de mejor película) y en su voluntad de seguir contando historias (ha hecho muchos cortometrajes) que apuntan a que aún no se ha dejado vencer por la maquinaria hollywoodiense.

Estrechamente relacionada con esta categoría, tenemos la siguiente.

Privilegiados: del indie al blockbuster

Estamos hablando de hombres blancos que debutaron con una película de bajo presupuesto y a la segunda ya estaban al mando de una producción multimillonaria. El caso ejemplar es Colin Trevorrow. Su primer largometraje (Seguridad no garantizada) era notable y original y su recaudación en Estados Unidos quintuplicó su presupuesto (que era muy bajo pese a tener nombres de calibre). De aquí,  Trevorrow pasó a dirigir Jurassic World que pese a no entusiasmar al público recaudó una barbaridad de dinero. En este punto podía hacer cualquier cosa que se la financiarían. Él decidió rodar una de las películas con peores críticas (y más ridiculizadas) de los últimos años: El libro secreto de Henry. Recaudó lo mismo que su debut pero su presupuesto era 10 veces mayor. Le echaron del episodio IX  de Star Wars pero aún le queda la tercera entrega de la actualización de la saga jurásica.

El reverso de esta moneda es:

Cárcel para directoras

Un debut excelente que recibe críticas geniales y algunos premios importantes. Y después 10 años de silencio. Esta es la trayectoria que lamentablemente viven muchas directoras. Por ejemplo, Tamara Jenkins y Debra Granik (también Patty Jenkins a la que no hemos incluido ya que, aún que parezca increíble, solo ha dirigido dos filmes). Ambas directoras han hecho su esperadísimo retorno el pasado 2018 (la primera con Vida privada y la segunda con No dejes rastro) demostrando, una vez más, que su ausencia no ha sido ligada a su falta de talento sino a la dificultad para encontrar financiación.

Cocción a fuego lento

Este grupo se caracteriza en que que sin pausa pero sin prisa van depurando su estilo, ampliando y enriqueciendo su universo conceptual, película a película, siempre en siguiendo una trayectoria ascendente. Forman parte de él personas con miradas y maneras de entender el cine tan opuestas como Sarah Polley, S. Craig Zahler y Carlos Vermut.

Doblando presupuesto

Antes hablamos de como, en realidad, el cine indie y el de gran presupuesto no están tan lejos. A alguna gente, pero, necesita (o le exigen) un paso intermedio. Es el caso de Anna Boden y Ryan Coogler que han ido escalando progresivamente hasta llegar a dirigir una película de superhéroes de Marvel Studios.

Festivales

Terminamos esta lista con un perfil de gente que puede que no sea demasiado conocida por el gran público pero que con el tiempo se van dando a conocer a más y más. Nos referimos a artistas que van creciendo edición tras edición en festivales de renombre, empezando en secciones paralelas y, con el tiempo, haciéndose un hueco en la sección a competición. Ejemplos: Teona Strugar Mitevska (que estrena una película en la Berlinale de este año que tendremos el placer de ver) y Maren Ade (Toni Erdmann).

En conclusión, escojas el camino que escojas, si has llegado a tu tercero filme y la gente aún analiza y debate tu obra, en cierto sentido has triunfado.

Pau Jané