SSSS.DYNAZENON: ROBOTS, KAIJUS Y MUCHO FACTOR HUMANO
SSSS.Gridman llegó en 2018 bajo una expectación más bien comedida, sin hacer demasiado ruido. Pero con el paso de los episodios, la producción fue calando entre el público hasta el punto de, finalmente, ser considerada una de las mejores series del año para una gran parte del mismo. Studio Trigger, heredero del espíritu de Gainax, confeccionó una serie que destilaba auténtico amor por referentes del tokusatsu como Ultraman. Un tributo que, sin embargo, no tenía intención de quedarse únicamente en los enfrentamientos entre robots y kaijus, sino ahondar en la psique de sus personajes y tejer una red de relaciones interpersonales que atesoraba mayor importancia y profundidad de lo que cabría esperar en primera instancia.
Bajo la dirección de Akira Amemiya y guion a cargo de Keiichi Hasegawa, SSSS.Gridman se vio beneficiada enormemente de un estilo de dirección que sabía bascular muy eficazmente entre los dos rostros de la ficción: el de las criaturas y robots gigantes dándose de hostias en plena ciudad, y el de la interacción entre el factor humano, el tratamiento de sus problemas y, sobre todo, la exploración y superación del trauma. Parece que en esta ocasión crítica, público y éxito comercial se aunaron y propiciaron que los padres de Kill la Kill y Little Witch Academia se animaran a seguir explotando el universo de SSSS.Gridman a través de un nuevo proyecto: SSSS.Dynazenon. Una producción publicitada bajo un gran hermetismo y que no deja de suscitar teorías sobre su conexión con Gridman.
SSSS.Dynazenon está más cerca de ser un spin-off que una secuela. Y si me cuesta aseverar con firmeza su naturaleza es porque delante están los antecedentes de Amemiya, Hasegawa y el resto del equipo de producción, quienes manejaron la trama y la narrativa de SSSS.Gridman a placer, de forma muy descomprimida y atando todos los cabos y resolviendo las incógnitas justo en la recta final. Así pues, Dynazenon transcurre en el mismo universo que Gridman, pero, al menos por ahora, es independiente a Gridman, pudiéndose disfrutar sin saber nada de la franquicia. Sin embargo, en Trigger saben el potencial de ésta e inundan de referencias más o menos sutiles el metraje de la serie, creando un caldo de cultivo de teorías para quienes hayan hecho los deberes. Estas referencias van más allá de citas o momentos esporádicos, Amemiya y su equipo «reciclan» multitud de fondos, situaciones y composiciones de Gridman y los encajan dentro de la propia narrativa de Dynazenon. Lejos de ser un recurso forzado y artificial, esta decisión estética y narrativa es lo sumamente interesante como para generar incógnitas en torno a la conexión entre ambas obras, además de resaltar la dualidad de tonos y provocar un más que interesante efecto espejo.
Dynazenon es un flujo continuo de reminiscencias a Gridman, su propia introducción es ejemplo de ello, apostando por un tono, un contenido y una dirección muy similar. La trama vuelve a cocerse a fuego lento y en un capítulo apenas conocemos los rostros de quienes forman el elenco protagonista. Yomogi —o el equivalente masculino de Ai, de Wonder Egg Priority— es un estudiante de bachillerato que trabaja a tiempo parcial con tal de no depender tanto de su madre, quien después de divorciarse está dispuesta a rehacer su vida con su nueva pareja; Yume Minami, compañera de clase de Yomogi, es una chica misteriosa con problemas familiares que parece encontrar cierta satisfacción cuando rompe las promesas que hace con los demás chicos; Koyomi, un adulto desempleado que viene a representar la figura típica del hikikomori en ficción; su prima Chise, una adolescente que vive con él y que no va a la escuela, y, por último, Gauma, un extravagante hombre que dice ser un «domador de kaijus» y que se erige como la piedra angular del elenco. La llave para «invocar» al guerrero Dynazenon y hacer frente a los kaijus que aparecen repentinamente en la ciudad.
A diferencia de Gridman, donde el grueso de la trama se focalizaba en la figura de Akane, SSSS.Dynazenon apuesta por una distribución más equitativa, ofreciendo una propuesta mucho más coral en fondo y forma. La propia idea del robot Dynazenon juega en esa línea, ya que necesita de la cooperación y sincronización de cuatro pilotos para estar completamente operativo. Es una idea simple, que se ha visto en otro tipo de ficciones, pero que en la práctica es muy funcional. Y lo es porque la narrativa de la serie se preocupa por explorar con detenimiento la psique del elenco y sus relaciones. Desde la dirección se muestra una clara inclinación por dotar de mayor empaque los espacios y pasajes donde el factor humano es protagonista total. Su milimétrica atención por el detalle, el minimalismo del que hace gala y la predilección por planos largos y fondos de gran profundidad excelsos en cuanto a nivel de detalle, facilitan sobremanera la inmersión de los espectadores.
Es esa inherente cocción a fuego lento la que también se posa sobre su elenco protagonista. Dejando a un lado a Yomogi, el personaje quizás menos interesante, el resto del casting es lo suficientemente atractivo como para seguir con interés sus tribulaciones y subtramas. El por qué Koyomi terminó adoptando la forma de vida actual; la razón por la que Chise no va a la escuela —sugiriendo que podría haber sufrido bullying—; cómo Yume se abre más con los demás mientras trata de conocer más sobre su hermana mayor fallecida y la verdad acerca de su muerte, y la aventura espacio-temporal de Gauma, quien ha resucitado tras 5000 años de letargo en esta realidad, con el propósito de reencontrarse con una mujer e impedir que sus antiguos colegas, ahora rivales, los eugenistas del kaiju, se hagan con el control de tales criaturas para dominar a la humanidad.
Es la propia trama de Gauma la que da sentido al argumento principal de la serie y la que dota de un cariz de fantasía a la ficción. Dynazenon ofrece una premisa sencilla, más directa que la de Gridman; pero, pese a ello, no está exenta de sucesivas incógnitas que imprimen capas de suspense al desarrollo. Su mundo ahora no gira en torno a un individuo —como sí pasaba en Gridman—, sino que se expande, abraza la multitud y un sinfín de interconexiones. El propio acrónimo del título ya lo desvela: mientras que en Gridman era «Special Signature to Save a Soul», en Dynazenon es «Scarred Souls Shine like Stars», todo un apunte que sirve para perfilar el tono y marcar el contraste. Dynazenon es una obra más plural, prueba de ello son las diferentes conexiones que van surgiendo a lo largo de las entregas. El concepto en torno a lo plural se extiende también a la propia conciencia y actuación de los protagonistas, situados dentro de un marco donde tienen cierta responsabilidad ligada a su estatus y a sus actos. Este aspecto de la serie sirve, además, como impulso para que los propios personajes traten de resolver sus respectivos problemas.
SSSS.Dynazenon aún tiene mucho por mostrar, resolver y, quizá, hilar con su predecesora. La historia y todo lo que plantea queda un poco a la sombra de la más que notable caracterización de su elenco y sus interacciones; un trabajo que se siente más humano, cercano y fresco respecto a los precedentes. Bajo una fórmula que entremezcla misterio, comedia y acción con la cotidianidad del día a día, Dynazenon se alza como una serie muy sólida tanto en guion como en dirección, con un menor espíritu de tributo y una mayor identidad propia. Akira Amemiya y su equipo reabren el universo que crearon hace años para llevar a cabo una expansión muy positiva, una puerta de entrada perfecta para todo aquel que sienta atracción por la propuesta pero no conozca el universo. SSSS.Dynazenon no es SSSS.Gridman y eso, creo, es lo mejor que le podría haber pasado.
Edu Allepuz