Mari Okada (Nuestra Salvaje Juventud, Maquia) es una de las miradas más necesarias del sector actualmente; ya sea por el tono de sus obras o por la intención y mensaje que guardan cada uno de sus mensajes y palabras. Hace unos meses tuve la oportunidad de ahondar en su carrera y escribir sobre ello, pero fue justamente en ese momento cuando se anunció un nuevo proyecto que vería la luz en 2020 y que, por lo tanto, debería posponer su estudio. No sabía realmente si podría escribir acerca de él pronto, sobre todo tras ver cancelado su estreno en cines japoneses a causa del covid-19. Una cancelación que, contra todo pronóstico, ha cambiado la forma original de la película y ha hecho que esta se estrene a nivel global a través de Netflix. Una acción muy inteligente por parte de la compañía que no solo ha dejado salir airoso uno de los tantos proyectos pospuestos a lo largo de la primavera, sino que le ha dejado sonar en multitud de países al unísono. Un sonido que, sin duda alguna, tenía archivado en mi memoria pendiente de escuchar. 

En muchas ocasiones cuando ves o lees una obra, interfiere mucho el momento y las circunstancias que rodean tal hecho. En mi caso he visto A Whisker Away envuelta en la sombra de The Last Of Us Parte II; una oscuridad que ha chocado visceralmente con el brillo y la vitalidad de la última obra de Okada y que no ha hecho más que intensificar su mensaje. Porque si en esta segunda entrega de TLOU se ha mostrado el lado más turbio del ser humano siendo capaz de hacerlo desde las distintas caras de una misma moneda, A Whisker Away juega con la misma fórmula para enseñarnos las diferentes caras de una persona. Mari Okada no teme ante ningún reto y en esta ocasión ha aceptado representar el amor más jovial desde todas las perspectivas posibles.

A Whisker Away centra su historia en Miyo Sasaki, una joven de segundo de preparatoria que está completamente enamorada de su compañero de clase Kento Hinode. Un amor no correspondido que además ignora su presencia más de lo que ella es capaz de tolerar. Tras insistir día sí y día también en conseguir un mínimo de atención, acaba desesperada sin saber muy bien qué hacer. Pero es la magia y el espíritu animal los que invierten la situación y hacen posible que la joven Miyo pueda acercarse más a Hinode. A través de una máscara mágica con forma de gato la joven conseguirá cambiar su presencia y transformarse en un blanco y precioso micifuz. 

Una transformación que no será eterna ni mucho menos y que nos hará recordar el relato de La Cenicienta. De nuevo, son las horas las que marcarán el tiempo de Miyo con Hinode siendo esta un minino de lo más encantador, pero será el tiempo el que dicte en un futuro próximo que ser una gata a placer tiene un precio: la pérdida de la humanidad. ¿Aceptará Miyo este trato bañado de folklore mágico japonés?

Bajo una premisa de lo más particular aunque sencilla y natural en su ejecución, Mari Okada nos traslada frente a una historia de amor que bailotea constantemente entre el mundo animal y el humano bajo una aura de fantasía constante. Una historia capaz de nutrirse de los sentimientos más tempranos pero también de aquello que guardamos en nuestro interior. Porque si hay algo especial en esta producción es que, aunque aparentemente estemos viendo una historia de cómo nace una relación, realmente tenemos ante nosotros el retrato de dos jóvenes repletos de problemas e inseguridades. Un reflejo que sustentará el argumento principal de la cinta más allá de la magia o el amor existente en ella y nos hablará de tú a tú. Nos dirá, de forma edulcorada pero sin tapujos, lo importante que es mostrarse tal y como somos. Nos suplicará que nos deshagamos de nuestras máscaras. Pero sobre todo, nos enseñará a valorar la verdad y la valentía por encima de todo.

Aspectos que trabaja muy bien en cada una de sus etapas y que sabe compaginar con distintos toques mágicos, aunque también con risas y llantos. Aspectos que se verán muy bien reflejados en los dos personajes principales de la cinta. Desde una Miyo incapaz de decirle a su familia lo que siente tras ser abandonada por su madre hasta un Hinode que no se atreve a contar a sus seres queridos cuál es su verdadera vocación. Por eso mismo, lo atractivo de A Whisker Away no solo recae en la transformación humano/gato y cómo se desenvuelve la cinta en ese terreno, sino que también lo hace en cómo la obra es capaz de unir ambos conceptos y consigue susurrarnos de forma muy sutil que debemos vivir sin máscaras ni represiones. 

Así, partiendo de una fábula presenciada por un bakeneko y protagonizada por personas y animales antropomorfos, el nuevo trabajo de Mari Okada, Junichi Sato y Tomotaka Shibayama brilla de forma constante en todo su desarrollo. Una historia de búsqueda personal ligada a los primeros compases de una relación. Es cierto que en ocasiones resultará un poco forzada en según qué situaciones, pero gracias al devenir de la historia y su propia conclusión, obtenemos un resultado final más que satisfactorio. Un resultado que jugará con nuestras emociones a lo largo de toda la cinta y nos hará sentir todo tipo de sensaciones. 

Un juego que consigue lucir gratamente en pantalla gracias al trabajo de Studio Colorido (Penguin Highway, Pokémon: Twilight Wings). A pesar de tener una breve trayectoria en el mercado, el estudio siempre ha sabido afrontar todos sus proyectos y en esta ocasión logra ensalzar el título con una animación sobresaliente. Un trabajo digno de aplaudir que además se verá acompañado por unos diseños de personajes de lo más cuidados que nos recordarán incluso a viejas caras conocidas, además de unos fondos capaces de hacernos pausar determinadas secuencias para poder disfrutar más de ellos. A todo eso, debemos añadir el destacable apartado sonoro de la cinta a cargo de Yorushika. 

«Siempre hueles a sol»

En definitiva, A Whisker Away cuenta con todos los ingredientes necesarios para abrir el verano siendo un plato más que exquisito. Un entrante que funcionará como comida completa y que se verá acompañado por bebidas amorosas, platos peludos y postres con sabor a juventud. Una miscelánea que funciona a la perfección y que es capaz de confeccionar uno de los títulos más atractivos del verano. Una obra que nos hablará del amor, pero también de los prejuicios personales y cómo afrontarlos; un título idóneo para enseñarnos una de las lecciones vitales más primordiales a través de la magia más felina de todas.

Marisol Navarro

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