El Palomitrón

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Madre - El Palomitrón
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MADRE

LOS ANTECEDENTES

Rodrigo Sorogoyen, uno de los directores más prolíficos y laureados de nuestra filmografía en la última década, se paseó por los festivales de medio mundo con Madre, el tenso cortometraje en el que una mujer recibe la llamada de su hijo de 6 años completamente solo y perdido en una playa del sur de Francia. Con un Goya y una nominación al Oscar bajo el brazo, Sorogoyen y su inseparable coguionista Isabel Peña decidieron explorar qué habría más allá de esa historia y rodar un largometraje partiendo de la misma premisa. Tras la buena acogida en Venecia, con premio a la Mejor actriz en la Sección Orizzonti para Marta Nieto y recién preestrenada en el Festival de Sevilla, la cinta llega a las carteleras solo un año después del último gran éxito del cineasta, el thriller político El Reino.

LA PELÍCULA

El cortometraje Madre nos deja con una Elena desesperada al teléfono y su hijo solo en una playa, con un extraño persiguiéndole y la batería del teléfono a punto de agotarse. A Peña y Sorogoyen no les interesaba tanto resolver ese misterio como explorar las circunstancias de una madre diez años después de perder a su hijo. Pese a abandonar el thriller tras sus dos últimos éxitos en taquilla, el director sigue manejando a la perfección la intriga y la tensión dramática. Durante la película quiere que nos preguntemos qué ha pasado con ese niño; dónde está el padre, responsable de haberle perdido diez años atrás; y qué busca Elena en Jean, un joven de 16 años que veranea en el pequeño pueblo del sur de Francia donde ella se encuentra ahora instalada.

Y lo consigue gracias a su poderoso uso de la cámara. Del plano secuencia del corto, que funciona como secuencia inicial, las imágenes pasan a moverse entre los travelings oscilantes y los primeros planos que Marta Nieto aguanta con soberbia. Además de alguna persecución con salto de balcón cámara en mano, ya marca de la casa. 

La película es turbia y valiente, jugando inteligentemente con los límites entre una relación a medio camino entre lo maternal y lo romántico, y se encuentra instalada en un estable tono dramático que nunca llega a la víscera. Quizá por eso es difícil no salir de la sala desasosegado y con la misma angustia que esa madre que ya apenas es capaz de llorar la pena de su duelo. No fuerza el drama, solo nos sitúa frente a él.

El Palomitrón - Madre

ELLA Y ELLOS

La película es Marta Nieto. Presente en todas las secuencias, el trabajo actoral que desarrolla está por encima de la historia y el relato. Sobria y contenida, su interpretación se aleja de histrionismo y melodrama habituales en este tipo de historias con una gestualidad y expresión corporal que cuenta mucho más del personaje que el propio guion. 

LA SORPRESA

Cuando se supo que Sorogoyen iba a retomar este proyecto en forma de largometraje, anticipábamos una revisión del thriller con Marta Nieto buscando desesperadamente a su hijo. Que el cineasta haya creado este drama de personaje y carácter europeo tan alejado de su filmografía anterior nos ha pillado desprevenidos. 

LA SECUENCIA / EL MOMENTO

Solo por lo que hace Marta Nieto frente a una fotografía de su hijo, desesperada por querer quitarla de su vista pero sin poder hacerlo por tener las manos sucias, ya se merece todos los premios que vayan a darle este año. 

Marta Nieto - El Palomitrón

TE GUSTARÁ SÍ…

Te gustan las anteriores películas de Sorogoyen. Aunque la historia se aleje de todo lo que ha rodado anteriormente, su estilo de dirección es fácilmente reconocible. 

LO MEJOR

  • Marta Nieto

LO PEOR

  • La trama da algún giro de más sobre sí misma antes de conseguir cerrarse

Fon López

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He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.