CRÍTICA: LLEGARON DE NOCHE

Jorge Gutiérrez Leguina 1 abril, 2022

ANTECEDENTES

La madrugada del 16 de noviembre de 1989, en plena guerra civil salvadoreña, seis sacerdotes jesuitas, profesores universitarios, y dos empleadas fueron asesinados en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en San Salvador. 33 años después y a través de los ojos de una testigo presencial, Imanol Uribe trae esta historia a la gran pantalla con el principal objetivo de que la muerte de estos sacerdotes no quede en el olvido. Tras películas como La Muerte de Mikel, Miel de Naranjas o Lejos del Mar, Uribe se ha rodeado de un reparto de lujo liderado por Juana Acosta, Karra Elejalde y Carmelo Gómez. Su estreno se produjo en el Festival de Málaga y, desde el pasado viernes, Llegaron de Noche se exhibe en 47 salas españolas.

LA PELÍCULA

Viene siendo habitual que, cuando algo no está del todo logrado o no consigue el objetivo que se ha propuesto, se destaque que las intenciones son lo que cuenta. Podríamos decir que Llegaron de Noche se identifica con esta frase. Resulta evidente que las intenciones de Uribe son interesantes y que la historia que se cuenta en Llegaron de Noche debía ser llevada a la gran pantalla. Además, el enfoque y el realismo que aporta a esta historia lo vivido por Lucía (interpretada por Juana Acosta), una testigo presencial de lo sucedido, es más que suficiente para armar una película. Una buena película. Sin embargo, Daniel Cebrián no acierta con el guion, en el que dibuja a unos personajes un tanto estereotipados cuyos diálogos resultan forzados e irreales. El error en la construcción del guion lo remata Uribe con una puesta en escena excesivamente lúgubre y una evidente falta de tensión.

Llegaron de noche deja claro desde su comienzo que una de sus grandes bazas a jugar son los flashbacks. A pesar de situarse en el momento en el que Lucía y su marido son interrogados por lo sucedido, los flashbacks que nos llevan a los días y a los momentos anteriores y posteriores a lo sucedido son constantes. Se entiende que con ello quiere lograr que la película despierte cierto interés y sea seguida con atención por los espectadores. El problema es que no lo consigue, ya que esa idea de alternar dos tiempos distintos con el objetivo de crear tensión se ve lastrada por la puesta en escena y por el propio guion de Cebrián.

A pesar de lo expuesto en los dos anteriores párrafos, lo cierto es que la historia que se narra en Llegaron de Noche posee una gran fuerza, ya que la verdad y la honestidad están presentes alrededor de todo el metraje. Podríamos decir que es una película con fines didácticos, ya que queda patente la importancia de la sinceridad y de la bondad. Son, precisamente, las dos palabras que mejor reflejan la forma de ser y los valores de Ellacuría y los demás sacerdotes asesinados, cuya labor se demuestra impecable e imprescindible.

ELLAS Y ELLOS

Aquí encontramos el otro gran error de Llegaron de Noche: la elección del elenco. A pesar de contar con caras muy conocidas como Juana Acosta y Karra Elejalde, son precisamente estos dos actores los que más dificultan que nos sintamos parte de la película. Quizás sea que, con tan solo ver a Karra Elejalde, al que ya conocemos de hace tiempo, es complicado imaginarse a Ignacio Ellacuría, aunque lo cierto es que su interpretación resulta sobreactuada. Más de lo mismo sucede con Juana Acosta, que demuestra voluntad y compromiso con la mujer a la que interpreta, pero no acaba de resultar creíble. La elección de actores no parece haber sido la adecuada.

LA SORPRESA

No es una película en la que abunden las sorpresas, aunque lo cierto es que no me esperaba su final. Quizás la forma de cerrar esta película sea lo mejor de ella.

LA SECUENCIA/ EL MOMENTO

La mejor y más emotiva escena de la película se produce en la habitación de hotel en la que se encuentran Lucía y su marido. En la escena en cuestión, Lucía y su marido, Jorge, se abrazan y, de forma simbólica, cierran un pacto que tiene gran importancia en el desarrollo de la película. Es en este momento en el que se aprecia un chispazo de la brillantez a la que Uribe nos tiene acostumbrados en otras de sus películas.