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Hereditary familia - El Palomitron

LOS ANTECEDENTES

Hereditary llega a nuestras pantallas con el peligroso cartel de ser la película más terrorífica del año. Exactamente la misma fama que precedía al estreno de Un lugar tranquilo hace apenas dos meses. Ya sea por una corta memoria cinéfila o por esa irresistible tendencia a la hipérbole de la que a menudo pecamos los críticos cinematográficos, cada año nos sorprendemos o nos dejamos sorprender por un puñado de obras a las que elevamos a categorías que, meditado de forma más pausada y racional, resultan impensables. Y, sin embargo, hay una bella verdad en todo eso: los que amamos el cine, lo amamos en todo su esplendor, es decir, en todos sus géneros y variantes, con sus alegres carcajadas, sus amargos llantos y, por qué no, con sus representaciones más pesadillescas. Y cuando una obra nos inquieta y perturba, nos lanzamos a auparla imprudentemente, sí, pero también conscientes de que un género tan denostado como el terror requiere a menudo un buen cartel para sobresalir.

Hereditary sigue, pues, la estela que el año pasado dejaron Déjame salir (Jordan Peele) e It (Andrés Muschietti), dos obras de género que instrumentalizaban el terror para exponer los conflictos raciales (la primera) y el fin de la inocencia (la segunda). La diferencia es que muchos vieron en Déjame salir una comedia y en It un drama adolescente, mientras que en Hereditary, el debutante Ari Aster ha compuesto un relato inequívocamente terrorífico.

Hereditary escena - El Palomitron

LA PELÍCULA

Encendamos las luces. Todas. Comprobemos que ningún ser maligno nos observa agazapado en algún rincón de la casa. Miremos también en el techo y el interior de la chimenea, nunca se sabe por dónde van a hacer su aparición. Vayamos al servicio antes, no vaya a darnos miedo ir después. ¿Listos?

Hereditary es puro terror. Es el tren de la bruja, si el tren de la bruja diera miedo. Es la ruleta rusa con la cámara llena de balas. Porque Ari Aster ha firmado una película que se dispara constantemente en el pie y choca continuamente contra muros que parecen infranqueables, pero encuentra una salida desde la más absoluta y desvergonzada apuesta por encoger el corazón del espectador y arrastrarlo a un mundo macabro.

La historia se centra en la familia Graham. Annie (Toni Collette) es una miniaturista que se muda junto a su familia a la casa de su madre, recientemente fallecida. Una casa grande y semiaislada con una reciente tragedia a sus espaldas. Vemos por dónde van los tiros, ¿no? Angustiada por la pérdida, Annie decide unirse a un grupo de apoyo donde conoce a Joan (Ann Dowd), una amable mujer que la ayudará a superar el duelo. Pero pronto queda de manifiesto que la familia Graham posee un pasado vinculado a algo oscuro que se mueve en la frontera entre mundos y que hace peligrar la estabilidad mental de sus miembros.

Hereditary Toni Collette - El Palomitron

ELLOS Y ELLAS

Toni Collette ya había dado muestras de su capacidad para encarnar personajes con trastornos mentales en United States of Tara, la serie de Diablo Cody (guionista de Juno) para Showtime. Lo que ofrece en Hereditary es radicalmente diferente. Radical porque su interpretación no da lugar a medias tintas. Collette, una actriz en la cima de su talento, se entrega a la obra con una convicción apabullante y la eleva hasta hacerla no solo funcionar, sino triunfar. Con la misma facilidad con la que nos atrae a su personaje consigue alejarnos de él, nos invita a comprenderlo al tiempo que oculta sus cartas. No se trata de gritar fuerte y llorar mucho, sino de embarcar al espectador en ese viaje demoníaco a través de la empatía con un personaje que ni siquiera es agradable ni despierta nuestra simpatía, pero al que nos creemos.

Pero, un momento. ¿Podemos hablar de Milly Shapiro? La hija de Toni Collette en la ficción es una de las mejores irrupciones cinematográficas que hemos presenciado en los últimos tiempos. Su interpretación es hipnótica y, por supuesto, muy malrollera. Su apariencia inusual (posiblemente provocada por el síndrome de Treacher Collins) y su impresionante aplomo (algo que seguro ha adquirido sobre los escenarios de Broadway, donde ha interpretado a Matilda, llegando a alzarse con un Tony honorífico) convierten a Shapiro en un talento que hay que seguir de cerca.

Los hombres, Gabriel Byrne y Alex Wolff, se reparten papeles de menor intensidad, especialmente Byrne, cuyo personaje bastante tiene con lidiar con la locura que le rodea. El protagonismo de Wolff, por otro lado, va creciendo a medida que avanza el relato y se desenvuelve con soltura y buen hacer.

Ann Dowd hace de Ann Dowd. ¡Y cómo nos gusta Ann Dowd!

CRÍTICA HEREDITARY

LA SORPRESA

Las buenas ideas abundan en Hereditary, pero la mayor sorpresa procede, precisamente, de la voluntad de Ari Aster por no afanarse en reinventar el género, sino de reunir los ingredientes más tópicos y hacerlos interactuar para conseguir un resultado refrescante. Los sustos son los de siempre, pero no están donde se los espera. Algo así como coger patatas, huevos y cebolla (opcional) para cocinar una tortilla destinada a ser ingerida a través de una pajita en vez del tan manido tenedor.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Es complicado remarcar una secuencia sin destripar al lector detalles de la trama o privarle del placer de aterrarse. Optamos, pues, por una secuencia que tiene lugar al comienzo de la película, cuando Charlie (Milly Shapiro) se despide del féretro de su abuela y, al mirar atrás, observa como un hombre desconocido le dedica una sonrisa abierta, excesiva, espeluznante, que pone alerta al espectador sobre lo que viene a continuación.

TE GUSTARÁ SI…

…eres de los que aprecia un buen microinfarto de vez en cuando.

LO MEJOR

  • Los actores, en especial Collette y Shapiro.
  • La habilidad de Ari Aster para colarnos lo de siempre y conseguir que parezca nuevo.

LO PEOR

  • Da mucho miedo. Espera… ¿o era eso lo mejor?

Alex Merino Aspiazu

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