Hace unas semanas, cuando planteamos el catálogo de verano para hablar de la temporada hubo una serie que personalmente me llamó la atención por la promesa que hacía al espectador: enseñarte a estar sano. Hablo de Dumbbell Nan Kilo Moteru. Actualmente vivimos en una época en la que «estar sano» parece más una utopía que una realidad; y no debería ser así. Es cierto que hay cientos de factores fuera de nuestro alcance que nos impiden realizar esta promesa al cien por cien, pero hay una gran parte de este esfuerzo que recae en nosotros y en infinitas ocasiones ya sea por pereza o por facilidad preferimos optar por la «opción mala» antes de ver qué es lo que realmente necesitamos. Estar sano no sólo implica apostar por una dieta equilibrada acorde a nuestro cuerpo y necesidades fisiológicas sino estar dispuesto a ofrecerle al cuerpo algo más allá del puro sedentarismo ocasionado, principalmente, por las costumbres que imperan en nuestro día a día. Así, Dumbbell Nan Kilo Moteru recoge el testigo de esta realidad y lo usa para crear su hilo argumental y crear una historia en la que a través de estos valores y unos personajes de lo más variados nos enseña, o al menos lo intenta, cómo estar sanos. 

Verano, una estación de lo más perversa

Dumbbell Nan Kilo Moteru inicia su periplo bajo el deseo de Hibiki Sakura —una estudiante de preparatoria que adora comer— de adelgazar en verano para dejar atrás esos «kilos de más» que sus compañeras le dicen que tiene desde hace un tiempo. Un deseo impuesto por una necesidad inexistente para Hibiki pero que, tras el endiablado juicio de sus amigas, decide llevar a cabo. Por suerte, nuestra protagonista acude a un gimnasio que acaban de abrir cerca de su instituto y coincide con Akemi Soryuin —la preciosa y carismática presidenta del consejo de estudiantes— cuyo fetichismo por los músculos le impone estar lo más sana posible. Así, juntas inician, gracias a una oferta de apertura del gimnasio, un viaje para aprender a estar sanas. Un viaje cuya guía recaerá en el carismático y alocado Naruzo Machio, entrenador del gimnasio Silverman.

Desde un primer momento la obra parece que apunte a los clichés más propios del género, un aspecto que además parece destacar por el tono de la misma y los personajes que se nos presentan hasta el momento. Pero es cuando Hibiki y Akemi entran en contacto con Machio cuando la obra revela su verdadera identidad. Más allá del «postureo» inicial para atraer a un público más desleído, Dumbbell Nan Kilo Moteru no tarda ni diez minutos en presentarnos su auténtica cara y dejarnos ver qué pretende realmente. Bajo un escaparate de deseos concretos, la obra nos muestra su principal ambición: enseñarnos a estar sanos. Porque Dumbbell Nan Kilo Moteru no sólo actúa en pos de sus personajes, sino que pretende romper la cuarta pared y llegar hasta nosotros, los espectadores, para darnos una de las lecciones más importantes que podemos sustraer de esta temporada estival. 

Diferentes perspectivas; un mismo objetivo 

A lo largo de los episodios el elenco principal irá creciendo hasta contar con un total de cinco rostros representativos. Cinco rostros que nos mostrarán diferentes perspectivas frente a la idea de «estar sano» y que gracias a la labor de Machio podremos comprender hasta el punto de saber ante qué situación nos encontramos. Una versatilidad que ofrece la obra para mostrar distintos perfiles y encajar así con un número mayor de seguidores. Es cierto que el punto inicial de todas nuestras protagonistas es diferente, pero su objetivo final es el mismo: estar sanas. Una idea que persigue la obra constantemente y que en colación a ello nos presenta multitud de caminos para llegar a ese objetivo; caminos que podrán encajar más o menos con nosotros pero que, al final, comparten una idea común. 

Dumbbell Nan Kilo Moteru nos presenta a cinco chicas para defender su propósito principal; una estrategia que muchos verán como mero escaparate atractivo pero que realmente nos demuestra que no hace falta ser hombre o un obsesionado con el deporte para hacer ejercicio y querer estar sano. Es cierto que en determinadas ocasiones la obra excede su tono y hace uso de la sexualización de la mujer para comunicar ciertos mensajes; pero dejando de lado estas escenas —cuya duración es más que escasa en la mayoría de los episodios— la obra ejerce una labor muy importante frente a la idea de estar sano y cómo las mujeres, al igual que los hombres, también podemos hacer uso del gimnasio o del deporte como tal para algo más que adelgazar. Una idea que, personalmente, comparto y agradezco mucho por los ideales que imperan actualmente en nuestra sociedad y que llevan a multitud de personas a abogar por un tipo de vida que lo único que hace es perjudicarte. Estar sano no significa pesar X kilos o ser el mero espejo de X persona, estar sano implica estar bien contigo mismo y que dicho estado no esté determinado por un número o por una moda viral de turno. Y justamente ese mensaje es el que clama Dumbbell Nan Kilo Moteru a lo largo de todos sus capítulos; una idea que refuerza a través del sexo femenino dejando de lado miles de ideales «perfectistas» y que apoya gracias a las clases de Machio en pos de una buena alimentación y ejercicios acordes a la idea principal de la obra.

Una lección vital que derriba el ideal de perfección

Así, Dumbbell Nan Kilo Moteru no sólo funciona como una obra de entretenimiento sino que también se postula como una obra didáctica. Parece que el verano no quiere dejarnos respirar en cuestión de lecciones; el año pasado contábamos con Cells at Work para conocer cómo funciona nuestro cuerpo internamente y este verano Dumbbell Nan Kilo Moteru nos ofrece una lección para estar sanos tanto por dentro como por fuera. Ambas obras inciden en el factor humano y en el funcionamiento de su cuerpo, pero este año las células toman su particular asiento y será la alimentación y los músculos los que se postulen como protagonistas. Porque sí, la obra que nos acontece puede contar con una historia paralela centrada en el día a día de nuestras protagonistas, pero principalmente se centra en enseñar, a través de sus personajes, cómo comer de forma saludable y cómo ejercitarnos sin exceder nuestro cuerpo. Todo ello dejando de lado falsas costumbres, ideas copadas de mentiras y determinadas modas de turno que no hacen más que obsesionar a las personas a realizar comportamientos absurdos frente a su salud. 

Posiblemente Dumbbell Nan Kilo Moteru cuente con un asesoramiento externo en relación a todos estos aspectos, pues la obra trata todos y cada uno de ellos a la perfección sin dejar nada de lado y contando una verdad que a muchos les sonará incluso extraña. Pero no lo es. En cada uno de sus episodios lucha contra las ideas más manipuladas que hay frente a la comida o al ejercicio; ideas que se sostienen bajo explicaciones de lo más acertadas y cuyas definiciones visuales ofrecen un guiño distintivo a la obra. Y es por todo esto por lo que Dumbbell Nan Kilo Moteru se convierte en una obra totalmente necesaria en nuestro repertorio; una obra que nos ofrece una lección vital. 

Es cierto que el tono jocoso de la obra o la manera de exponer dichas lecciones no encaje del todo con la integridad del público, pero dejando de lado estos pequeños matices que para muchos serán cuanto menos entrañables y divertidos, Dumbbell Nan Kilo Moteru es una lección que tener en cuenta. No sólo por la verdad que derrocha entre sus líneas, sino por cómo expone con suma facilidad que estar sanos es más sencillo de lo que parece en un primer momento. En una sociedad donde el sedentarismo o la mala alimentación es objeto de titular más días de los que desearíamos una obra como esta es totalmente necesaria. Una obra que rompe con lo establecido, lucha por un concepto real y apuesta por lo sano sin la necesidad de ser perfecto. 

Marisol Navarro

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