CRÍTICA DE DARLING IN THE FRANXX 23
Studio Trigger siempre ha querido jugar con las metáforas y el simbolismo en Darling in the FRANXX. Es algo que acompaña a la serie desde su primer episodio y algo con tanto peso, que necesitamos de su propio espacio para hablar de ello.
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Suelo pensar en como empezar cada crítica incluso antes de ver el capítulo. Y es que, aunque no lo parezca, suele ser la tarea más complicada del texto. Sin embargo, parecía que Trigger me lo iba a poner fácil. «Darling in the FRANXX», ese es el título de este episodio. El título homónimo que ya utilizaron en su sexto capítulo —uno que conservo como el más intenso de la obra. Con altas expectativas en referencia a lo que ese título puede significar, toca aventurarse en el penúltimo episodio, la penúltima crítica. La despedida se acerca.
Tu batalla, mi batalla
Darling in the FRANXX 22 nos dejó algo muy claro. La conexión entre todo el equipo, el hecho de que el paso del tiempo sea algo inexorable. No solo para el mundo y todos sus entes, sino para las personas que lo componen. Para sus relaciones. Cuesta ahora echar la vista atrás y recordar los comentarios de las primeras críticas sobre los juegos de luces y sombras. Sobre como Trigger mantenía distancias, abría brechas y creaba conflictos entre los miembros del equipo.
Ahora todos parten hacía la última batalla. Pero incluso así, los límites de esta batalla siguen siendo algo difusos. Porque aunque la obra haya tomado unos derroteros que se alejan mucho de aquello que la hizo brillar, sigue habiendo una pequeña llama. La misma que ilumina a la nueva humanidad. Kokoro y Mitsuru.
Porque poner a la chica como «protagonista pasiva» (acuñando un término que será de todo menos correcto, pero que suena muy representativo) da ciertos tintes al capítulo. Pasa por el mismo ciclo de aceptación que Zero Two y, aunque peca de ser algo familiar, tiene fuerza. El que ella se rechace por no ser un parásito. El que Mitsuru (incluso con los recuerdos fuera de juego) la acepte y se quede a su lado, eligiendo él mismo su propia batalla.
Es una batalla personal. Una batalla interna, por aceptarse. No por lo que sientan los otros, sino por lo que siente uno o una misma. El momento en que Mitsuru saca los anillos siente mucho respeto por los primeros episodios. Porque representa la elección (así como la del resto del equipo, luchando en el espacio), el poder de ser uno mismo. Y aunque la escena derive en algo casi cómico, sigue siendo importante. Porque la pareja vuelve a reunirse y demuestra la fe en la humanidad.
Incluso tienen su propio juego de metáforas, esta vez con los planos de la cámara y la fuerza de los elementos. Porque mientras ambos siguen perdidos, navegando contracorriente y se ven superados por sus propias emociones el estudio utiliza a Genista como contraste, gigante, implacable ante ellos. Igual que la tormenta que les azota (tanto a ellos como a Zero Two) cuando luchan por salir de sus conflictos. Sin embargo, las escenas finales olvidan la lluvia, olvidan a Genista. Solo ellos, sus manos cogidas y el futuro por delante.
Sacrificio y redención
Pero Kokoro y Mitsuru nos son los únicos que demuestran ese poder durante estos últimos compases de la obra. Los Nines también tienen su protagonismo. Uno casi efímero, no tanto por su tiempo en pantalla sino por la futilidad de sus actos, pero uno que sirve para redimirse.
El que Alpha acompañe a Hiro era algo de esperar. Sin embargo, tiene cierto peso moral, el hecho de que su última batalla la libre con un humano. Y pese a que sus intenciones no sean totalmente éticas —teniendo en cuenta que él ha sido creado para luchar y acaba haciendo eso exactamente— tiene parte de esa redención del Dr. Franxx. Pero también tiene parte de la rebeldía de los niños. Del ser capaz de escoger su propio camino.
El sacrificio es esperable y el momento se masca por minutos, por lo que el factor sorpresa es mínimo. Pero incluso así Alpha consigue ganar como personaje. Al final es capaz de escoger su propio destino, luchando contra «Papa» y los suyos.
«Saluda a Lota de mi parte.»
Al fin y al cabo el sacrificio le humaniza, porque es humano darse a los demás. Incluso con todo su trasfondo, con todo lo que representa el personaje, el ser capaz de entregar su vida consigue elevarle. Aunque solo sea un poco.
Nana y Hachi también entran dentro del sacrificio. Porque la pareja viaja con los chicos para que logren su misión. Sin embargo, el espacio que les dedican es tan gratuito que —aunque de alguna forma logra su función— resulta triste. Sin embargo, se convierten en los guías de la humanidad. La fuerza de él, el amor de ella. No son perfectos, pero es precisamente lo que necesitan: personas.
Un último abrazo
La evolución del Escuadrón 13 vuelve a ser representada en su batalla. El que todos vistan igual rompe ese factor diferenciador con el que Trigger ha jugado hasta ahora pero a su vez sirve como un elemento cohesivo que represente su unión, dejando solo a Hiro fuera del grupo. Otro simbolismo que apunta a lo inevitable.
Algo que apunta a lo que todos, de una u otra forma esperábamos. Porque Hiro consigue llegar hasta Zero Two. No hasta ella en si misma, porque se entiende que solo existe dentro de Strelitzia Apath, pero sí a su ente. Es, literalmente, la representación de la escena del opening en la que Hiro aparece frente a Apath para luego desaparecer de nuevo. Su guión nos manda un aviso.
Y pese a que la escena es preciosa, eso sin duda, siento que se da un paso atrás. El estudio consigue idear una nueva metáfora, tanto en lo narrativo como en el apartado artístico. Porque convierte a bestia y príncipe en artífices de su propio cuento de forma literal. La metáfora cobra vida y se escenifica sobre su propia historia.
Pero, de nuevo, es un paso atrás. Porque Zero Two era humana. El personaje más fuerte de la historia, quien había superado todos los obstáculos. Quien había logrado llegar hasta Hiro pese a todo. Quien se había sacrificado por él, por la humanidad. Pero su guión la representa como un ser cobarde. Una involución que se representa, además, de forma gráfica. Ella dice que quiso sacrificarse para mantenerlo a él como humano pero es precisamente eso lo que le ha llevado a convertirse en Klaxo Sapiens.
Y es doloroso, porque suena a Trigger tirando de los hilos para tener la historia que quieren a cualquier precio. Porque sí, Zero Two recupera su forma original y protagoniza una escena digna del pájaro de Jian. Pero es un permiso triste, una victoria indigna. Y, por desgracia, la antesala a algo aún peor.
El alma de la máquina
Zero Two se convierte en Apath. Apath se convierte en Zero Two. La chica y la máquina, Strelitzia, son la misma persona. Es un giro casi absurdo que obra en contra de todo lo que la serie ha promovido. Obra en contra de su idea de dejar los FRANXX. En contra de la idea de que valgan para algo más que para combatir. La convierte en objeto.
Pero el giro que la acompaña es incluso más gratuito. Porque ahora la pareja viajará fuera del sistema solar para derrotar a la invasión alienigena. Casi como si su guión qusiese tirar por la borda todo lo que ha conseguido hasta ahora.
Con todo, la emotividad intenta ganar la partida una vez más. Porque el equipo les piden que no les abandonen. Porque ellos son la última esperanza del mundo entero. Porque cargan con el legado de ambas especies, con la idea de que puedan evitar un futuro igual, que puedan romper el ciclo. ¿Sirve eso para arreglarlo? No hay una respuesta. Cada espectador tiene su visión y aunque la de un servidor se derrama entre palabras agrías (marcadas por dolor, no creáis) es imposible no sentir el cariño que la obra nos ha brindado todo el camino hasta ahora.
Es un giro gratuito. Es un mal giro, casi una sentencia de muerte. Pero es innegable el camino, es innegable la evolución. Y es innegable el cariño. Y por eso, pese a todo, el momento llega. El hecho de que acepten a Zero Two, la conversación entre ella e Ichigo. El que la forma de Strelitzia simbolice un vestido de novia. La foto, la despedida final. Todo se siente. Y aunque sea un viaje a la nada, incluso aunque la despedida apunte a ser mucho más amarga de lo esperado, de alguna forma estaremos allí. Como hemos estado siempre.
«Prometo volver con vosotros. Con mi cariño.»
Óscar Martínez
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Al final y, como se dejó ver en sus últimos diez episodios, la historia pudo plantearse para más episodios o incluso una segunda temporada. Sin embargo, es notable cómo la carga emocional de la historia ha intentado elevarla por encima del promedio de producciones de los estudios involucrados en la historia, incluso con sus bajas.
Por lo demás, no hay mucho que decir, el final puede ser doloroso pero incluso satisfactorio, al menos su carga emocional consigue esa empatia hacia los personajes y la historia. Darling in the Franxx jamás planteó superar a Evangelion, es más, considerarlo así es un digno ejemplo de ausencia de coherencia. Darling in the Franxx es Darling in the Franxx. Aunque haga tributos, plantea un digno ejercicio de valor y un digno juicio de corazón, juicio que resulta original y que genera ese debate justo que solo una serie inteligente puede conseguir.
Entre tanto… aunque solo reste un episodio, no hay que negar, que la historia consiguió ahondar en muchísimos temas en su limitado tiempo, ¿sería justo llorar con su final (sea cual sea este último)? …si me lo preguntan, yo creo que sí.
Saludos.
Esta vez creo que tenemos opiniones un tanto más dispares. Realmente creo que no habrá segunda temporada o película y aunque mi fan mas interno estaría feliz con algo así creo que sería un error inmenso, viendo como cierran la serie. Además, y sobretodo tras el tropiezo de este episodio, es muy difícil remontarla ya.
En cuanto al asunto con Evangelion, lo cierto es que no es que no la supere, es que queda muy lejos de ella. Nunca ha sido Evangelion y tampoco creo que quiera serlo, pero aún así esos giros y cambios la han llevado a un cierre que dista mucho del inicio. Casi hay una involución en este episodio, como si fuese hacia atrás y negase sus propios logros.
No espero mucho de su último capítulo y no dudo que haya disfrutado de ella —han sido 23 semanas escribiendo sobre ella al fin y al cabo— pero Trigger ha metido la pata hasta el fondo y quizás si hayan lágrimas pero me parecen muy injustificadas.
Sin duda, se pudo hacer más y mejor. Con lo de Evangelion, son opiniones que uno lee y escucha por ahí. Por lo demás, gracias por tomarte el tiempo para escribir y analizarla.
Yo lo de Kokoro y Mitsuru me lo esperaba, no digo esto como una crítica sino porque aparte de ser evidente, era lo que yo quería, que esos dos se reencontraran y reconscruyeran el puzzle que «papa» hizo de sus vidas. Pero lo de los nines si que no lo vi venir, lo entiendo y lo veo lógico, pero ese sacrificio no lo vi venir, porque en mi cabeza tengo a los nines caracterizados como seres incapaces de amar y quien no ama no es capaz de sacrificarse. Es como si sus acciones fueran contra natura, entonces: eran en realidad capaces de amar los nines? ahi dejo la pregunta.
Lo de Nana y Hachi me decepcionó. Yo les habría dado un rol más relevante, siendo los únicos adultos que apostaban y creían en los niños, los unicos que no creían que los parásitos fueran realmente parásitos, merecían un trato mejor, yo la verdad, no se qué pensar de ello. No son meros accesorios, son Nana y Hachi. Aparte de que eran los únicos que de alguna manera representaban la esperanza de que los adultos no fueran meros clones, no se explicarme, que tenían sus propias ideas y su propia visión y hacían lo que podían con las posibilidades y herramientas que tenían a su alcance. Espero que realmente en el ultimo episodio se vea que son los guías de la humanidad, los que velen por esos niños que, aun siendo increíbles en cuanto a madurez y comportamiento, siguen siendo niños. Y el futuro, acabe como acabe la temporada, será incierto.
La parte de Hiro y Zero Two me encantó y me dejó KO en el mal sentido a partes iguales. Me encantó porque me recordó a cuando eran aun pequeños y estaban en el bosque, cuando Zero Two era un ser salvaje y Hiro consiguió conectar con ella. Puede ser intencionado?
Y me horrorizó la parte del portal, no le veo sentido… y la explicación que dan es muy floja? A qué fin eso del portal y hastaluegomaricarmen? no lo entiendo. Vale que yo puedo ser muy simple y como se pongan muy filosóficos me pierdo, pero me estaba encantando la historia hasta «eso» Puede explicarmelo alguien?
pd. confieso que en algun momento eché una lagrimilla. Malditos niños.
¡Gracias por pasarte de nuevo! 🙂
Kokoro y Mitsuru, personalmente, creo que son los encargados de salvar la obra, pese a los fallos del guión. En cuanto a los Nine’s creo que, pese a ser un sacrificio que redime a los personajes, no es más que la filosofia del «mejor morir en pie que vivir de rodillas», de hecho ellos mismos afirman querer «irse a lo grande», pero aún así creo que el romanticismo de la obra quiere apuntar a que tenían un atisbo de humanidad. Al fin y al cabo, Zero Two consigue ser humana.
Nana y Hachi merecían algo mejor. Bastante mejor… es una lástima la forma en la que cierran su escena, con apenas protagonismo ni fuerza (y eso que podrían haber sacado una escena de amor preciosa).
Sobre lo de Hiro y Zero Two (aunque si alguien más se anima a arrojar luz sobre el asunto genial!) es, básicamente, una forma de cerrar con un cliffhanger. Después de lograr la evolución superespacial que sale de ninguna parte los sacan fuera del tablero para darles un espacio de protagonismo, apoyar el drama y crear dos tipos de situaciones. O bien vuelven pasados unos años o bien mueren solos y lejos de todo en una escena de sacrificio romántico. Aún así se entiende que viajan a otro lugar de la galaxia para coger a VIRM desprevenido y borrarlos del mapa con la bomba de los klaxo sapiens, un ataque final que hace las veces de última oportunidad.