CRÍTICA DE CITRUS 08
Matsuri ha llegado para empezar una gran guerra entre las hermanas, una guerra donde todo vale y el amor pasa a un segundo plano. La semana pasada nos quedamos ante un final que nos dejó bastante perplejos ya que no sabíamos cuál sería la reacción de Mei ante el beso de Yuzu y Matsuri, un beso robado y del que Yuzu se olvidaría al segundo. ¿Habrá remordimientos o venganza?
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Esta semana el episodio vuelve a estar prácticamente protagonizado por Matsuri, la nueva «intrusa» que parece causar más problemas que alegrías en la relación de Yuzu y Mei, pero en este capítulo también hay tiempo para el amor y todo apunta a que Cupido que está haciendo su trabajo a la perfección. Lento pero eficaz. Matsuri reclama su cita a Yuzu pero ésta decide acudir junto a Mei, no quiere dejar de nuevo a su hermana sola y quedarse con Matsuri. La necesita más que nunca.
Bajo este triángulo de personajes nada puede salir bien, ni una quedada en el centro comercial. Y es que Matsuri hará lo imposible para destruir esa relación, tal y como vemos a lo largo de esta quedada tan «extraña». Mei va bastante a la suya mientras que Yuzu y Matsuri intentan disfrutar más o menos del entorno, aunque Yuzu no puede quitar su mirada de Mei y dejar de pensar en ella. Algo que Matsuri capta y se da cuenta de que realmente poco puede hacer con ella… aunque no se rendirá tan fácilmente.
Guerra amorosa
Tal y como decíamos rendirse no es una opción para Matsuri así que tras marcharse inesperadamente decide trazar un plan para tener pillada a Mei sea como sea. Ella quiere que de una forma u otra éste le golpee para grabarla y enseñarselo a Yuzu pero consigue algo mejor, aunque de manera totalmente inesperada. Mei le besa. Una escena que nos ha dejado con el corazón en un puño y pensábamos que los sentimientos de Mei se habían ido al traste. Pero no, tras el beso no tiene mejores palabras que decirle que se queda con beso que le robó días atrás a Yuzu. Un beso que parece que ha calado hondo en el corazón de Mei y que no permitirá que Matsuri se quede con él. Al menos eso es lo que ella piensa… porque detrás de todo esto Matsuri tiene «contratados» a dos niños que han hecho fotos de todo y ese beso que cierra una deuda para Mei seguramente abrirá (o no) una guerra con Yuzu.
Mei se marcha y al final acaba junto a Yuzu y ambas viven otro de los momentos más bonitos hasta ahora. Una escena bajo la nieve donde confiesan todavía más sus sentimientos y sus manos se entrelazan para soportar el frío. Mei poco a poco se va abriendo más hacia Yuzu e incluso le dice que puede llegar a usar a las personas de forma intencionada, algo que Yuzu no tiene en cuenta y se guarda algo todavía mejor. Mei le dice que al principio dormir junto a ella era un incordio, pero ahora, es todo un placer. Le da el calor que necesita para soportar esas noches tan heladas. Las dos se marchan a su casa tras ver que el autobús posiblemente no venga, dejando a Matsuri detrás trazando de nuevo otro maquiavélico plan.
Esa noche se dejaron muchas cosas cerradas pero lo mejor de todo fue que tanto Yuzu como Mei se prometieron pasar la Navidad juntas, una festividad que hacía años que Mei no disfrutaba. Yuzu hará todo lo posible para que ese día sea inolvidable pero para dejarnos con ganas de más y cerrar el episodio con el mayor cliffhanger de la temporada Matsuri vuelve a aparecer en escena y nos tememos que cierta foto salga a la luz. ¿Podrá pasar Mei una Navidad tranquila y romántica junto a Yuzu? Puede que Cupido poco a poco vaya cumpliendo, ahora falta que Papá Noel también les conceda un regalo por Navidad.
Marisol Navarro