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GORRIÓN ROJO

Crítica de Gorrión Rojo

LOS ANTECEDENTES

Que David Fincher y Darren Aronofsky hayan acariciado el proyecto bien debería servir como un aviso de que Gorrión rojo no es otra película de acción o espías al uso. De hecho, Martin Lawrence luchó lo suyo por mantener la calificación «R» de la cinta, algo que tampoco es nada usual para este tipo de cintas, normalmente más pendientes de llegar al mayor número de espectadores que de la calidad (o la fidelidad al proyecto inicial) en su acabado final. Todo esto ha ido sumando expectación a un estreno que en estos últimos días se ha visto en la palestra con el reciente anuncio de Jennifer Lawrence de tomarse un descanso de por lo menos un año para dedicar su atención a movimientos políticos y sociales (en los últimos años hemos oído hablar también de retiros a grandes nombres como Leonardo DiCaprio Daniel Day-Lewis). En cualquier caso, que no cunda el pánico, porque la actriz aún tiene por estrenar dos películas que llegarán en 2019, así que con suerte ni lo notamos mucho.

LA PELÍCULA

Sólida. Así es Gorrión rojo, una cinta de espionaje que bebe de las señas de identidad del género para construir una trama sin artificios en la que la atmósfera del relato y sus personajes son los verdaderos protagonistas. La cinta no necesita de pirotecnia (apenas hay cinco disparos en toda la película) para mantener nuestra atención en sus casi 140 minutos, y recurre a una estructura clásica en su relato para presentarnos a Dominika Egorova y plasmar su reclutamiento y posterior activación como agente del espionaje soviético. Es cierto que su trama es bastante parecida a la Nikita de Luc Besson, pero también es cierto que ahí acaban los parecidos, porque su pulso narrativo está mucho más cerca de los grandes títulos de los 70 que del cine de género que nos ha llegado en las últimas décadas. Gorrión rojo es Guerra Fría más allá de la caída del muro de Berlín, pero sobre todo es la lucha de los agentes de campo por dominar el tablero, jugando con las agencias, buscando una salida, esforzándose por sobrevivir. Todo arropado con una factura técnica muy notable, que devuelve al este de Europa su majestuosidad como escenario.

Crítica de Gorrión RojoELLOS Y ELLAS

Pues básicamente ella. Jennifer Lawrence se echa a sus espaldas todo el peso de la película y resuelve la papeleta con muy buena nota, confirmando su madurez interpretativa (que ya asomó en la controvertida madre! de Aronofsky) y su magnetismo. Lo que es cierto es que a la actriz le sienta de maravilla la dirección de Francis Lawrence, cineasta que siempre sabe cómo tantearla y con el que ha rodado las tres últimas entregas de la saga Los juegos del hambre (su papel en En llamas, el primero de ambos trabajando juntos, quizá sea el mejor de la saga). Queda claro, por tanto, nos guste más o menos la actriz, nos parezca más o menos oportunista con sus caídas o sus reacciones, que podemos hablar de una de las actrices de su generación con más proyección, y también posiblemente la que mejor ha reconducido su carrera tras ser entronizada como ídolo juvenil a nivel planetario.

Junto a ella un correcto Joel Edgerton (El regalo) y unos breves pero notables Jeremy Irons y Charlotte Rampling. Y, cómo no, Ciarán Hinds dando vida al mandamás del servicio secreto ruso (en 2011 firmaba apariciones tanto en El topo como en La deuda, dos de los filmes de espionaje más destacados de esta década).

LA SORPRESA

Lo que más llama la atención de Gorrión rojo es su crudeza. El filme de Francis Lawrence no titubea ni un ápice a la hora de golpear al espectador con su violencia (la escena de la tortura puede incomodar a más de uno) o con su falta de rubor cuando aborda los desnudos, algo que llama mucho la atención en estos tiempos de contención en el cine comercial (todo sea por la taquilla), y que en el caso de los desnudos sorprende especialmente, porque hablamos de una de las estrellas de Hollywood del momento, que se presta a enseñar su cuerpo (sobre todo a los que no frecuentáis las redes sociales) y protagoniza una sostenida escena con desnudo completo incorporado. Todo ello suma puntos al carácter adulto de la cinta, que prescinde de los usuales límites que este tipo de cine respeta con fervor religioso.

Crítica de Gorrión RojoLA SECUENCIA/EL MOMENTO

Sin duda su apertura en paralelo, presentando la vida de Dominika y el nuevo escenario al que está a punto de acceder. Una secuencia que guarda un guiño a la Guerra Fría, ya que el primer conflicto entre espías de la película tiene lugar en el famoso Parque Gorki de Moscú, un símbolo que dio nombre a la novela de Martin Cruz Smith (su adaptación cinematográfica fue dirigida en 1983 por Michael Apted) y que también se menta dos veces en la famosa letra de Wind of Change, del grupo Scorpions.

TE GUSTARÁ SI…

Los juegos de espías son lo tuyo, pero echas de menos el cine de género de los 70. Y la gozarás si tu habitación está llena de pósteres de Jennifer Lawrence.

LO MEJOR

  • Para sus fans, claramente Jennifer Lawrence.
  • Su fotografía y el trabajo en localizaciones.
  • Consigue entretener (y mucho) sin disparos ni explosiones.

LO PEOR

  • Para sus no fans, claramente Jennifer Lawrence.
  • Su pulso narrativo y la falta de artificios puede mosquear a los espectadores que busquen otra Atómica o el esquema que generalizó la saga Bourne.

 

Alfonso Caro

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Alfonso Caro Sánchez (Mánager) Enamorado del cine y de la comunicación. Devorador de cine y firme defensor de este como vehículo de transmisión cultural, paraíso para la introspección e instrumento inmejorable para evadirse de la realidad. Poniendo un poco de orden en este tinglado.