Cuando pensaba que no me podía topar con ninguna sorpresa más a dos meses prácticamente de acabar el año, una serie nacida de una franquicia de figuras —sí, habéis leído bien, todavía no se me ha ido del todo la cabeza— aparece ante para mí para plantearme otro de los retos más complicados en cuanto a series se refiere. Pues en Assault Lily Bouquet no solo entra en juego de dónde parte, sino qué estudio porta tras él un proyecto de dudosa calidad cuyas intenciones parecen radicar en la venta masiva de determinadas muñecas. Un producto estrella en territorio nipón que, contando con este tipo de producciones tras él, puede hacer de este la necesidad número uno de la temporada. Una necesidad que, de nuevo, recae en cuestiones demasiado personales y que arrastra tras ella un proyecto bastante peculiar.

Un proyecto que, al menos, no está centrado únicamente en tales figuras, sino que toma como base las novelas de Kasama Hiroyuki que se escribieron posteriormente teniendo como protagonistas algunas de estas muñecas. Un producto algo más pulido que ofrece a Shouji Saeki —director de la serie— el material suficiente para crear junto a Shaft (Monogatari Series) el proyecto animado de Assault Lily Bouquet. Una serie que prometía en demasía al presentar sus diferentes vídeos promocionales pero que, tras su lanzamiento, ha supuesto un tropo más en el camino de las «lilies» fortaleciendo además un fanservice apoyado, principalmente, por chicas jóvenes enseñando carne por doquier. De nuevo, he pecado de valiente y he confiado demasiado en el estudio que había detrás. 

Dejando los errores de lado, a veces toca afrontar textos más complejos, pues el material original que hay tras ellos puede jugar en tu contra. Pero a pesar de que Assault Lily Bouquet no se vaya a convertir en mi serie de temporada ni en una recomendación a la ligera, he de admitir que posee algunas ideas bastante buenas, una puesta en escena atractiva y un fondo que, sin todas las florituras de las que adolece, es incluso sugerente.

Bajo un contexto de corte futurista ambientado en un mundo post-apocalíptico la obra de marras nos traslada a un universo atestado por unas criaturas gigantes denominadas «huge». Una amenaza que tan solo se puede vencer a través de unas armas apodadas «CHARM»; un utensilio que combina magia y ciencia y cuya eficacia depende directamente de la relación que tenga dicho elemento con su portador, algo así como el sistema que existía en la longeva Soul Eater. En este caso son un grupo de chicas adolescentes las que luchan día a día para limpiar la amenaza actual del mundo tras la invasión de los «huge». Pero para poder llegar a luchar contra ellos y no morir en el intento, los gobiernos de los diferentes países del mundo crean multitud de escuelas de lilies —nombre que reciben las portadoras de «CHARM»— para así enseñar a combatir un enemigo capaz de hacer desaparecer la raza humana. 

Es curioso, y no tengo nada en contra de ello, que las únicas personas capaces de portar dichas armas sean mujeres —al menos en lo mostrado por el momento en la serie—; un recurso que bien empleado podría haber potenciado sin duda la calidad final de la obra, pero que en esta ocasión juega incluso en su contra para convertir una vez más a las jóvenes muchachas en un escaparate visual. Es cierto que la obra en cuestión centra su eje en la figura femenina y en cómo esta puede derrotar la amenaza que está acechando al mundo, pero creo que no hace falta resaltar según qué cosas para dar voz a ese mensaje que, sin carnes de por medio, sigue calando y resulta ser bastante interesante. 

Dicho esto, a lo largo de los primeros compases de la obra se nos presenta una escuela en cuestión, la escuela en la que se desarrollará la serie y en la que podremos ver el progreso del elenco protagonista. Un elenco que estará guiado por Riri Hitotsuyanagi, la lily con la que abre la serie y que, además de ser la protagonista principal, también será la narradora de la historia.

Al igual que sucede en una escuela normal, aquí también hay diferentes niveles y reglas. Un sistema que la serie no tarda apenas en explicar y que porta su mayor baza en las relaciones que se establecen entre las diferentes lilies. Relaciones que surgen entre las alumnas de menor rango y las de niveles superiores para salir a combatir los «huge» y aprender unas de otras potenciando, además, las diferentes «CHARM» en batalla. Un aspecto que, en lo personal, es de los más interesantes y que, en cierto modo, guarda semejanza con las uniones que establece Haruko Ichikawa en su obra. 

A falta de conocer en profundidad a todos los personajes, sus motivaciones y el por qué quieren combatir contra los «huge» poniendo su vida en peligro, es la relación de Riri Hitotsuyanagi y Yuyu Shirai la que sostendrá el día a día en Assault Lily Bouquet pues será Riri quien le proponga a Yuyu que sea su «schutzengel», es decir, su maestra y compañera en batalla. Una relación que se fragua en el segundo episodio de la obra y que será en el tercero donde empiece a dibujar tanto sus luces como sus sombras. Está claro que poco a poco la obra presentará diversas relaciones, el cómo un arma puede influir en un personaje o incluso cómo puede funcionar (o no) la unión de dos lilies; pero será principalmente a través de Riri y Yuyu donde veamos estos aspectos mejor definidos y, sobre todo, contrapuestos. Pues a pesar de que Riri sea un personaje repleto de clichés, es Yuyu quien siendo algo similar pero en el lado opuesto, ofrecerá el equilibrio para que, de una forma u otra, Assault Lily Bouquet brille en su mejor aspecto: la simbiosis entre personajes, el sistema de armas y la puesta en escena de cada una de sus batallas —sea o no real—.

Por lo tanto, a expensas de ver cómo se desarrolla los puntos estrella de la serie y cómo se fragua la relación más potente de la obra en la que se esconden secretos de lo más sugerentes que incluso bailan con la propia muerte, Assault Lily Bouquet presenta diversos factores que hacen temblar bastante la balanza del equilibrio. Por un lado promete acción constante y un sistema en el que la unión de almas a través de un arma puede hacer que una batalla sea una victoria o un fracaso; una mecánica narrativa que sostiene a la serie pero que flojea cuando desaparecen los combates o los entrenamientos de las lilies. Pues serán en esos espacios más reservados a la interacción entre personajes, o incluso en el silencio más personal, donde Assault Lily Bouquet peque en abusar del fanservice o de mostrar un lado no tan atractivo para con la narrativa que había conseguido fraguar entre armas y personas. Un aspecto que realmente es necesario para hacer avanzar a los personajes y su propia historia pero que en esta ocasión cae en picado cuando realmente te das cuenta del punto fuerte que sostiene a la serie. 

Dicho, Assault Lily Bouquet se convierte por sí sola en una de las sorpresas más amargas de la presente temporada. Un producto que realmente no prometía ser el más pomposo o trascendental del año pero que ha conseguido cavar su propia tumba en según qué aspectos ya que en otros como la animación o puesta en escena luce realmente bien. Un factor que sin duda nos traslada al magnífico trabajo de Shaft para con el medio y que, de nuevo, vuelve a ser el punto más importante de la producción. Una que si no contara con cierto atractivo visual, una animación superior a la media y un universo interesante, no valdría ni la pena darle una oportunidad.

Marisol Navarro