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ATARDECER

LOS ANTECEDENTES

En 2015 Lázló Nemes impactaba de manera rotunda con El Hijo de Saúl. Este relato opresivo ubicado en el Holocausto le valió varios reconocimientos internacionales, incluído el palmarés de Cannes y el Oscar a la película de habla no inglesa.

Varios años después regresa con su segundo largometraje, Atardecer, una co-producción franco-húngara ubicada en los comienzos de la primera guerra mundial. Comenzó su recorrido de premios este año en Venecia, donde recogió el FIPRESCI.

LA PELÍCULA

La película nos introduce de lleno en Budapest, 1913. Entra por los ojos una propuesta muy elegante donde destaca el diseño de producción y vestuario, con especial atención a los sombreros. Parece que nos encontramos ante una película de época, otro drama al uso, pero nos equivocamos. Pese al romanticismo que pueda irradiar su título, Atardecer no es un drama de época, o no al menos el drama de época que cabe esperar.

Como una película de Asghar Farhadi, dónde el thriller está escondido entre el costumbrismo y en las relaciones más cotidianas, Lázló Nemes camufla entre sombreros una colección de secretos y suciedades colectivas que apoderan lentamente de la narrativa, por encima de la melancolía del drama más tradicional al que la época nos tiene acostumbrados. La necesidad de la revolución, el descontrol, la tensión casa con las intenciones del director.

El trabajo de cámara viene contaminado por su anterior film y consigue llegar a plasmar momentos de caos abrumadores, sin embargo algo falla en la ecuación. Lo que en El Hijo de Saúl era una auténtica revelación aquí se convierte en una fórmula gastada que pasa a dominar la película. La cámara consigue ser inmersiva por momentos pero la fuerza del recurso se diluye según avanza la película, cansa, satura.

El centro de la historia se sitúa en torno a Irisz (Juli Jakab) y ésta consigue mantener con vida el relato, seguimos sus andares con cautela por escenarios impresionantes y ambientes misteriosos en los que nos perdemos de manera excesiva. Cuando el metraje alcanza las dos horas largas, las búsquedas de la protagonista siguen sin tener respuestas que hayan merecido la pena o satisfagan la interminable espera. Es difícil conectar y la película se dispersa, especialmente cuando no hay acción o momentos climáticos que nos atrapen.

Atardecer se ahoga en sí misma, el título remite a un augurio: la luz se va y nos adentramos en la noche. Este momento de incertidumbre es la clave, ¿Qué pasa después? ¿Para qué nos preparamos? La dirección de fotografía (más allá del movimiento de cámara) plasma con una luz mágica estas preguntas, tonos anaranjados forzados constantemente invaden los cuadros para acariciar a la protagonista y dotarla de esta dualidad. Es una propuesta muy potente y también muy sugerente, nada es evidente. Sin embargo, se echa en falta cierta concreción, un hilo del que tirar para que podamos seguir de manera solvente y sin perdernos durante dos horas y media a un personaje en busca de respuestas.

Crítica Atardecer

ELLOS Y ELLAS

La película es de Juli Jakab, y se la gana a pulso. Desde sus pasos tranquilos hasta sus miradas más efervescentes consiguen encandilar y sugerir.

EL SORPRESA

La escena que tiene lugar en el Danubio. Nuestra protagonista afronta sus demonios de una manera visceral y que marca por completo al personaje, entre la bruma del ancho Danubio.

EL MOMENTO

Cuando cae la noche y nos adentramos en la clandestinidad, solos ante el peligro y de la mano del personaje protagonista, fascina.

TE GUSTARÁ SI…

Te quedaste con ganas de más después de El Hijo de Saúl y buscas una película ‘de época’ que se salga de la fórmula que cabría esperar.

LO MEJOR

  • La estética, la recreación de la época y el vestuario.
  • Consigue crear una atmósfera abrumadora e inmersiva en la que perderse.
  • Se sale de los estándares o de lo que cabría esperar de un drama de época al uso.

LO PEOR

  • Es muy repetitiva. En el anterior film del director, el dominio de la cámara implicaba al espectador en la historia, aquí puede llegar a cansar.
  • Le sobra tranquilamente media hora de metraje, el guión da muchas vueltas para llegar a medias.

 

Juan Luis Martínez

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Espectador curioso y soñador inquieto. Narrador licenciado en Comunicación Audiovisual. Cuando vio por primera vez "Amèlie" tenía 12 años y se pasó un interminable verano tirando piedras al río tarareando, ahora está en una etapa más "Frances Ha" con un poquito más de costumbrismo.