ARDE MADRID, LA ‘DOLCE VITA’ EN EL FRANQUISMO
Mientras el yugo franquista asfixiaba al españolito de a pie, unos cuantos artistas, aristócratas y extranjeros privilegiados gozaban de su particular dolce vita en Madrid. Incluso desembarcaron varias estrellas directas desde Hollywood para bebérselo, follárselo y bailárselo todo como si no hubiera mañana. Una de las diosas del cine que iluminaba noche tras noches locales como Chicote de glamour, folclore y excesos fue Ava Gardner. Loca por la juerga, la farándula y los toreros desde que recaló en España para el rodaje de Pandora y el holandés errante (1951), el animal más bello del mundo estuvo entrando y saliendo de la escena madrileña, y de manera ininterrumpida, durante más de una década. Y, desde luego cuando ella salía de parranda, la noche podía acabar de cualquier forma.
Desenfreno, alcohol en vena, sexo salvaje… Hay tanta tela que cortar sobre sus correrías en España que a un inspirado Paco León no le ha quedado más opción que crear la serie más fascinante y arriesgada de este año. Arde Madrid, una producción conjunta del actor y director con Anna R. Costa para Movistar+, se posiciona como la nueva mejor opción televisiva para marcarse un maratón.
UNIVERSOS PARALELOS
Arde Madrid nos transporta a 1961, a un ambiente donde se mueven personajes ligados a la cultura como la propia Ava Gardner, Charlton Heston, Carmen Sevilla o Lola Flores, junto al General Perón o Aline Griffith, entre otros rostros de la alta sociedad de la época.
Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que, por mucho renombre que tengan, en la serie solo están para insuflar vida a una lujosa galería de meros secundarios. Los auténticos protagonistas de Arde Madrid son bastante más mundanos. Una irreconocible y siempre solvente Inma Cuesta (La novia) da vida a Ana Mari, una mujer devota, solterona, arisca y franquista de pro a la que la Sección Femenina le encomienda la misión de vigilar a Ava Gardner (interpretada por una arrolladora Debi Mazar), una estrella bajo sospecha de andar metida en conspiraciones comunistas. Así, acaba trabajando como empleada de hogar en la mansión de la actriz junto a Manolo (Paco León), un pícaro caradura que se hace pasar por su marido, y Pilar (Anna Castillo), una jovencita de pueblo bastante inexperta en la vida pero con muchas ganas de experimentar.
A través del servicio doméstico se descubre no solo el mundo íntimo de una de las más grandes estrellas de Hollywood, sino también la España casposa, reprimida y gris que sigue predominando frente a los intentos del régimen de dar una imagen de apertura. Ambos universos funcionan de forma paralela y se complementan.
EN BLANCO Y NEGRO
Con una fotografía cuidadísima en blanco y negro, Arde Madrid funciona como un retrato berlanguiano, con su ingenio y su crudeza, que podría haber salido tranquilamente de un vodevil. Es una producción verdaderamente arriesgada, temperamental y sorprendente. Es más, está muy lejos de de los contenidos habituales de cualquier televisión generalista, pese a que el contexto a priori huela mucho a rancio.
Como complemento, además, va bien servida del sello Paco León. De ese humor efectivo, picante y desvergonzado del que impregnó sus Carmina y Kiki. Y, aunque el cachondeo está servido, hay un trasfondo de historia, de feminismo y de sexualidad que pueden convertir Arde Madrid (por ahora solo hemos visto 4 de los 8 capítulos de la serie) en una ficción con una personalidad arrebatadora.
Nuevo título a sumar al ecléctico catálogo de Movistar+, que parece no tener limite en su apuesta por explorar continuamente temáticas y formatos en su ficción propia.
- Fecha de estreno: 8 de noviembre de 2018
- Plataforma de emisión: Movistar+
- Número de episodios: 8
- Duración aproximada: 30 minutos
- Te gustará si te gusta… Fuera comparaciones. No hay ninguna otra serie que se le parezca.
María Robert