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APOLO: NORMA EDITORIAL CELEBRA LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA

El 12 de septimebre de 1962 Kennedy anunciaba en Rice Univesity, en otro de sus míticos discursos, que Estados Unidos pondría un hombre en la luna antes de acabar la década. Siete años más tarde, en 1969 y ya bajo la administración Nixon, se cumplía lo prometido y Estados Unidos se hacía con la gloria, en detrimento de los rusos, que pese a liderar la carrera espacial (suyos son todos los primeros hitos en nuestra exploración del espacio) veían con resignación cómo los norteamericanos se hacían con la página más importante de la carrera espacial en los libros de historia gracias al programa Apolo.

Detrás de este hito está el programa Apolo, y previamente los programas Mercury (el primero en llevar a un norteamericano al espacio) y Gemini, el más discreto de los tres pero también el más importante, gracias a su experimentación en los paseos espaciales y en materia de acoplamientos espaciales,  para que el programa Apolo lograse la codiciada meta.

Cuando Kennedy hizo el anuncio en 1962, ya corrían 5 años de carrera espacial en los que los rusos habían instaurado un liderazgo indiscutible, relegando a los norteamericanos a una constante segunda posición. Llegar a la luna se convirtió en una prioridad a escala nacional en Estados Unidos, y en siete años, y con una tecnología muy limitada que solo encumbra aun más al gesta con la mirada del presente, Nixon pudo finalmente descansar. Para muchos supuso el final de la carrera espacial, aunque no son pocos los que señalan que esta competición no acabó hasta que en 1975 se produjo el primer acoplamiento en el espacio de una nave rusa y otra estadounidense, una nave Soyuz y una Apolo.

Para celebrar el 50 aniversario de esta gesta, Norma Editorial publica el cómic Apolo, sumándose a las decenas de homenajes que estos días se están instalando en nuestro día a día. Si hace unos meses llegaba First Man a carteleras, hace pocas semanas lo hacía Apolo XI. Además, acaba de estrenarse en HBO la serie De la tierra a la luna, que aborda los momentos más complicados del programa Apolo, y en los próximos días publicaremos aquí en la web un especial cronológico sobre la carrera espacial en el cine. Y si os parece poco, os recomendamos que no os perdáis la fabulosa exposición «De Madrid a la luna» que podréis visitar y gozar hasta bien entrado noviembre en la Fundación Telefónica de Madrid

Sobre el papel, Norma Editorial ha puesto en circulación un cómic que es canela fina, desarrollado por Matt fitch, Chris Baker y Mike Collins. Y cuyo portadón ya avisa con suma elegancia de que lo que nos vamos a encontrar en su interior fácilmente nos va a atrapar.

 

APOLO: NORMA EDITORIAL CELEBRA AL LLEGADA DLE HOMBRE A LA LUNA

Más allá de la luna

Apolo arranca el 16 de julio de 1969, con el despegue del Apolo XI, y termina en su última página con la aproximación de la expedición, ya de vuelta, a la tierra, dejando atrás el vacio del espacio y una historia de 150 páginas que celebra la mayor hazaña de la historia de la exploración. Por el camino una narración que no se olvida de prestar atención a los protagonistas de la gesta: Neil Armstrong, Edwin «Buzz» Aldrin y Michael Collins. Los tres son dibujados como astronautas, sí, pero especialmente como personas humanas que han de encarar una complicada misión de la que estaban pendientes administraciones de todo el mundo, los medios de comunicación, la población a lo largo y ancho del planeta y cerca de 600 millones de espectadores que siguieron el evento en directo, hito histórico de la televisión.

Con ayuda de flash backs, la historia de Apolo abandona en numerosas ocasiones la linealidad del relato para esbozar las realidades personales y familiares de cada uno de los héroes, humanizándoles, recuperando los miedos, las presiones, las dudas, la reconciliación con los episodios que les marcaron otrora y las responsabilidades adquiridas a través de recuerdos y de ilusiones que flirtean con la psicodelia (muy contextualizadas con el auge del LSD). No solo sus familias son foco de atención porque Apolo también encuentra tiempo para asomarse a los rincones más privados de la Casa Blanca, aquellos en los que habita un Nixon subyugado a la sombra de kennedy; impagable su reflexión: «Si estos astronautas mueren allí, la gente se acordará de Nixon.  Si vuelven a casa, se acordarán de él», en referencia al presidente que con sus promesas metió en un buen lio a sus dos sucesores, Johnson y Nixon, ya de por sí bastante bien empantanados con el conflicto social que supuso para los norteamericanos la guerra de Vietnam. Quizá, quién sabe, mirar hacia arriba siempre fue mejor idea que hacerlo hacia el este…

Una edición cuidada al máximo

Todo en Apolo es muy disfrutable. El trabajo en edición es exquisito, con encuadernación de tapa dura e hilo, y un estilo en su viñeta granulada muy retro que corre a cargo de Mike Collins (Matt Fitch y Chris Baker se encargan del argumento) y que le sienta de maravilla a un volumen concebido para transportarnos en el tiempo. Con un paleta oscura (no podía ser de otra manera) y solo más atrevida con los colores en algunos detalles o cuando se trata de recuperar los episodios terrenales de cada astronuata, lo cierto es que Apolo juega en la elegancia de su sobriedad una de sus grandes bazas, y se deja camelar por un sólido guion que presta mucha atención a los rostros de los personajes, inevitablemente limitados por el ahorro de espacio dentro del módulo de la misión.

150 páginas que cuentan con un cita a modo de prólogo de Carl Sagan, un cierre que reproduce íntegramente el ya mentado discurso de Kennedy y una recomendación de Pedro Duque, nuestro único astronauta tras la renuncia a la nacionalidad del madrileño Miguel López Alegría para poder obtener la estadounidense. 

Una gozada, en cualquier caso, para todos los interesados en los grandes  capítulos de la humanidad en materia de exploración, y para todos los amantes del evento y la inmensidad de este inabarcable universo que nos rodea y en el que no somos más que una casi microoscópica (pero arrebatadoramente bella) rareza en la que la vida se ha abierto camino.

 

Alfonso Caro

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Alfonso Caro Sánchez (Mánager) Enamorado del cine y de la comunicación. Devorador de cine y firme defensor de este como vehículo de transmisión cultural, paraíso para la introspección e instrumento inmejorable para evadirse de la realidad. Poniendo un poco de orden en este tinglado.