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68 SSIFF: COURTROOM 3H

LOS ANTECEDENTES

Antonio Méndez Esparza ya concursó en el festival de San Sebastián en 2017 con su drama La vida y nada más (ganadora del premio FIPRESCI de la crítica internacional). Precisamente documentándose para aquella cinta descubrió el Tribunal de Familia Unificada del condado de León en Tallahasse, Florida. Se trata de un Tribunal de Menores especializado en dirimir asuntos relacionados con acusaciones por abuso, abandono o negligencia paterno y materno-filial.

Courtroom 3H es fruto de dos meses de inmersión en dicha corte, donde los 180 horas de grabación captadas por las dos cámaras allí instaladas también tuvieron que pasar por el juicio del magistrado que aparece en dichas filmaciones antes de que el documental prosiguiese su camino y se convirtiese en el único largometraje dirigido por un español en competencia por la Concha de Oro en el 68 SSIFF. Próximamente podrá verse en Movistar+.

LA PELÍCULA

James Baldwin dijo una vez que “Si uno realmente desea saber cómo se administra la justicia en un país se acerca al desprotegido y escucha su testimonio”, y eso es lo que hace Antonio Méndez Esparza en Courtroom 3H. La frase sirve de apertura e inspiración al documental, para el que se rodaron más de 300 vistas y 5 juicios.

Abandono, negligencia, lucha por la patria potestad. La labor del tribunal que se presenta en pantalla no es castigar, sino ayudar a los progenitores con recursos, ofrecerles planes de prestación de servicios que contribuyan a una “rehabilitación” que permita que los menores puedan volver a vivir junto a sus familias siempre que sea posible, esa es la máxima prioridad. Mientras se decide el bien superior del menor en cada caso, Méndez Esparza posa una mirada que no juzga, tan solo asiste a las diferentes realidades que van descubriéndose en la corte.

Courtroom 3H se divide en dos actos de equitativa duración. El primero de ellos condensa retazos de un buen número de vistas orales, en las que aprendemos por ejemplo, que estos procesos buscan no alargarse más allá de los 365 días pues ello sería contraproducente para los menores. Intervienen madres, padres, abuelos, familias de acogida, y por supuesto abogados y fiscales. También los propios niños están presentes en más de una sesión. Sus identidades quedan debidamente protegidas mediante la supresión de nombres, aunque el espectador profano puede llegar a echar de menos simples rótulos que indiquen en calidad de qué testifica cada asistente para una mejor comprensión, sobre todo dado el elevado número de vistas mostradas. Un mal menor dentro de que el director sabe elegir un heterogéneo abanico de situaciones para, sin pretenderlo, dar una visión global de todo lo que en esas sesiones se puede ver: desde renuncias a la patria potestad hasta ratificaciones de adopción, pasando por debatir si es conveniente o no que los menores testifiquen delante de los padres en ciertos casos.

La segunda hora del documental está dedicada a dos juicios concretos, y es aquí cuando a base de profundizar y dedicar más metraje a cada uno de los dos casos, el documental consigue atrapar del todo la atención y el interés del espectador.

LA SORPRESA

Antonio Méndez Esparza remarca que Courtroom 3H se rodó sin tener en mente un principio o un final. Sin embargo, el desenlace que se muestra en la película es un perfecto in crescendo emocional que sencillamente surgió en el último juicio rodado. Quedaba tan bien como colofón que el equipo supo enseguida que después de rodar en noviembre y diciembre, no necesitarían seguir con las filmaciones planeadas para enero.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Tenga la duración que tenga, y sea en las circunstancias que sea, la separación entre padres e hijos es una de las realidades más duras a las que podemos acercarnos. Por eso, más allá de con el final, nos quedamos con una de esas veces en las que las cosas salen bien y una madre y su bebé visitan la corte para informar de qué tal está yendo la reincorporación del menor a su núcleo familiar.

TE GUSTARÁ SI…

Si lo tuyo son los dramas judiciales o si simplemente te gustaría aprender más sobre la administración de justicia en otros países.

LO MEJOR

  • Antonio Méndez Esparza nos da la oportunidad de conocer mejor una realidad de lo más importante e interesante, y lo hace desde una posición totalmente respetuosa y objetiva.
  • La variada y plural selección de procesos, y cómo desembocan en un final improvisadamente redondo.
  • La segunda parte del documental acierta al tomarse su tiempo en centrar únicamente dos casos, logrando que el espectador vaya implicándose más y más…

LO PEOR

  • …como no termina de suceder en la primera mitad, donde se muestran más casos, pero con mucha menos profundidad. Ello hace que esta primera parte se perciba como más larga.
  • Habrían sido de agradecer rótulos que contextualizasen a todas las personas que van interviniendo a lo largo de la cinta.

 

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.