VUELVE PAQUITA SALAS: NUEVO PS
Ha pasado ya un año desde que se estrenó la segunda temporada de Paquita Salas. Se centraba más en el drama de sus protagonistas aunque sin renunciar al humor con los personajes de Brays Efe, Belén Cuesta, Yolanda Ramos, Anna Castillo, Lidia San José, Alex de Lucas o Mariona Terés.
En esta tercera temporada, que se estrenó este viernes 28 de junio en Netflix, no aparece Mariona Terés pero nos encontramos con el destacable fichaje de Terelu Campos, el protagonismo de Belinda Washington (que ya apareció en las otras temporadas) y de la vidente María Rosa Cobo. Esa es la genialidad de los Javis. Son capaces de congregar a todo tipo de actores y gente de la farándula de distinta generación. Desde los nuevos “triunfitos” (como Famous o Miki de OT 2018) hasta actores de reconocida trayectoria. Lo que más destaca de todos los cameos que aparecen a lo largo de los seis capítulos es la importancia que se les da a las mujeres de mediana edad. Porque Paquita Salas, principalmente, es un homenaje a las actrices que luchan por seguir trabajando.
Recordamos que el final de la segunda temporada fue una fusión entre fantasía y realidad. Se mezclaba la añoranza (ese tramo donde viajaron a la década de los 90 cuando Paquita está despuntando en el sector) con la pérdida de ilusión marcando un punto de partida del personaje. Es un volver a empezar, un darse cuenta de que el lugar que hasta entonces había ocupado (el personaje de Paquita Salas) dentro del gremio se ha quedado obsoleto, anticuado. Paquita Salas es, en definitiva, la frustración por sentirse desplazado, fuera de lugar y la lucha por salir de esa situación.
Con motivo del estreno de los nuevos capítulos hacemos un recorrido por las tres entregas, pero poniendo el foco, mayoritariamente, en todo lo que concierne a esta última temporada.
Cercanía, referentes culturales y actualidad crítica
Uno de los aspectos a valorar es la cercanía que la serie transmite en el espectador. La serie está muy pegada a la actualidad, a cosas que le han ocurrido a los propios creadores o cosas que todos vemos u oímos y los Javis, que para eso tienen muy buen ojo, lo incluyen en su serie. La disputa de Twitter que propició que Javier Ambrossi se eliminara la cuenta. La moda de los influencers y la crítica a ese modelo de negocio donde todo vale por cobrar cifras desorbitadas por una fotografía. Lo que hay detrás de esa aparente felicidad que muestran los rostros populares o públicos, es decir, la otra cara de la moneda: eso se refleja muy bien en las tramas protagonizadas por Macarena García y Úrsula Corberó. La mala influencia de según qué representantes o el machismo en los despachos de las productoras y la consiguiente minusvaloración a las opiniones que tengan las mujeres (se puede ver en la escena de Anna Castillo en un despacho junto a Daniel Grao).
Lo curioso de este apartado es que los Javis no se quedan ahí. No solo critican todos esos aspectos sino que además tienen la picardía de incluir a rostros que forman parte del show business en España y que están dentro de todo el mundo de influencers y de contratos con marcas publicitarias (y de todo lo que los personajes de Paquita Salas critican de alguna u otra forma). Desde Pelayo Díaz hasta Boris Izaguirre pasando por la propia Dulceida, Carolina Iglesias, Terelu Campos, concursantes de Operación Triunfo como hemos comentado anteriormente o Ágatha Ruiz de la Prada.
Es decir, una mezcla que a simple vista podría parecer una locura pero que los Javis se atreven a hacerla y no desentona. Lo que sí desentona es la desacertada elección de Isabel Pantoja para interpretar la sintonía de esta temporada y no tanto por ella sino por la melodía escogida que no pega con el estilo de la serie.
Referencias
Otra de las particularidades que ya destacaron desde la primera temporada es la facilidad con que incluyen, en todo momento, cualquier tipo de referencia relacionada con el mundo del cine o de las series. Desde nombres de actores, actrices, directores de casting (como Luis San Narciso), representantes (Piti Alonso, que ya salía en el final de la anterior temporada) o cineastas. Lógicamente, eso sigue estando presente en esta tercera temporada pero lo más interesante es que no son referencias que estén incluidas fuera de contexto sino que tienen una función dentro del relato, ya sea narrativa o meramente anecdótica. Desde el cartel de Volver a empezar (la película de José Luis Garci) que aparece en la primera escena del primer capítulo y que tiene una simbología para el personaje de Paquita Salas (ya que está resurgiendo y debe empezar de cero) hasta títulos de películas como Mi querida señorita o Todo sobre mi madre (que tienen una función dentro del capítulo dedicado a las mujeres y actrices transexuales) pasando por directores como Pedro Almodóvar o Julio Medem (que incluso aparece).
Tampoco faltan las referencias al mundo de las series españolas, de ayer y de hoy: desde Ellas y el sexo débil (protagonizada por Ana Obregón en 2006) a series actuales como Hospital Valle Norte, Vivir sin permiso, Matadero o El continental.
Todo esto demuestra que los Javis conocen muy bien el mundo mediático en el que están inmersos, lo cual es muy enriquecedor para que la serie sea rica en los pequeños detalles.
Una temporada con más drama y menos humor (o humor más flojo)
Ya en la segunda temporada el humor que tanto había destacado en la primera tanda de capítulos no aparecía en demasía. En esta tercera temporada ocurre más o menos lo mismo y es que los Javis han optado por darle más importancia a la triste realidad que los protagonistas (sobretodo Paquita Salas) están viviendo. Lógicamente, ya desde la primera temporada se nos presentaba a una mujer que estaba desubicada en su propio sector, una mujer que iba a destiempo, pero todas las situaciones que vivía se generaba humor y de ahí se derivaba al drama. En esta temporada no ocurre así, por lo menos en la mayoría de los capítulos, salvo en el caso de personajes como Belinda Washington o Yolanda Ramos cuyas tramas están construidas para su lucimiento y para lo que mejor se les da: hacer reír, o por lo menos intentarlo.
Porque ahí radica el posible fallo de esta temporada: los Javis intentan que todas las cosas que dicen estos personajes, incluido Paquita o el personaje de Terelu Campos, se convierta en memes, en humor propio de Twitter sin importar, o al menos aparentemente así parece ser, que los guiones sean ingeniosos y desprender un humor que sí mostraron en anteriores temporadas. Sería incorrecto, y falso, decir que en esta temporada el público no va a soltar carcajadas (porque se desarrollan situaciones muy absurdas y alocadas) pero sí que se puede percibir que el nivel de exigencia y de humor ha decrecido un poco: destacan en las situaciones absurdas, que están muy bien creadas, pero no tanto en los diálogos.
Por otra parte, podemos considerar que uno de los factores más positivos de la presente temporada es cómo muestran la reinvención del personaje de Paquita Salas. Brays Efe se hizo el personaje suyo desde el primer momento y lo domina a la perfección. Es creíble tanto en las situaciones embarazosas como en los momentos más dramáticos donde se despoja de sus corazas sociales y vemos su lado humano. Es la temporada más personal e íntima de Paquita Salas y eso se debe a la gran interpretación de Brays Efe y a la dirección y guion de los Javis.
Un homenaje al gremio de actores
Desde su primera temporada los Javis optaron por darle protagonismo a actrices que, por distintas razones, habían quedado relegadas a un segundo plano dentro de la industria. Ellos les dan el protagonismo que se merecen. Desde Mariona Terés hasta Lidia San José (a la que homenajearon en la segunda temporada dedicándole un capítulo) pasando por Miriam Díaz Aroca, Belinda Washington, Gracia Olayo, entre muchas otras. En esta temporada el homenaje se lo llevan dos actrices fetiche para los directores: Anna Castillo y Belén Cuesta. Optaron por darle todo el protagonismo del capitulo tercero y tan es así que ni siquiera aparece Paquita Salas. Otro aspecto importante es que estas actrices no tienen ningún tipo de pudor a la hora de ridiculizarse a ellas mismas: ya lo hizo Ana Obregón en la segunda temporada, Lidia San José desde el primer momento y Belinda Washington en la tercera entrega.
Tal y como nos dijeron los propios Javier Ambrossi y Javier Calvo, la representación de los hombres en la serie es menor pero no podemos olvidar la importancia que supuso rescatar a un Andrés Pajares en uno de sus últimos grandes papeles, por no decir el último. Esa es la grandeza de esta serie, que mientras la propia ficción muestra cómo los personajes luchan por obtener su lugar dentro de la profesión los Javis no olvidan tampoco a la gente que ha supuesto tanto para la ficción en este país y eso no es algo que ocurra muy a menudo en la ficción nacional. Se trata, por tanto, de dar segundas oportunidades, en todos los sentidos.
Segundas oportunidades
Es el tema central de esta temporada y el lema principal del último capitulo de la serie que, aunque no haremos spoiler, debemos admitir que es el mejor de toda la temporada. Los Javis saben muy bien cómo focalizar toda la emoción en el último episodio: ya lo hicieron en las anteriores entregas y en esta no iba a ser menos. Recordamos que en el final de la segunda temporada la ficción viajaba a los años 90 y se mostraba a Paquita Salas en uno de sus mejores momentos profesionales; si la segunda temporada terminaba así, en esta tercera se han propuesto homenajear al propio personaje de una forma que no desvelaremos pero sí el casting de este capítulo: Juan Echanove, Aura Garrido y, lo que se anunció hace mucho tiempo y por eso decimos, Anna Allen.
En la primera temporada de Paquita Salas se hacia referencia a un aspecto de la vida profesional de Anna Allen. La actriz encargada de “interpretarla” era Claudia Traisac, que también aparece en esta temporada. No desvelamos mucho más pero solo diremos que los Javis han conseguido mostrar un mensaje lleno de arrepentimiento, de impotencia, y que evidencia cómo la sociedad puede casi acabar con la figura de un personaje público y de cómo eso puede afectar a tantos niveles como persona (en anteriores capítulos lo hacen en forma de parodia con el personaje de Belinda Washington y su similitud con Olvido Hormigos, pero aquí parten de la más pura realidad). Hay que valorar la valentía de directores y del propio reparto de la serie para reflejar que todos podemos equivocarnos pero que hay que dar la cara, no esconderse para que así los demás otorguen la redención necesaria y que esa persona pueda salir adelante lejos de vergüenzas e inseguridades.
Paquita Salas se despide con esta temporada, de momento, por la puerta grande con uno de los mejores capítulos de toda la serie donde realidad y ficción se mezclan para llegar a un mismo lugar: el de no juzgar y dar segundas oportunidades a todo el mundo.
Javier Valera