LOS ANTECEDENTES
En el mes de octubre del 2000 sucedió uno de los hechos más oscuros del deporte español. La selección paralímpica de baloncesto ganó a Rusia la medalla de oro, un honor que duró bien poco, y es que en seguida se destapó el escándalo. Fernando Martín, el anterior director de la Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales, permitió que atletas sin discapacidades compitiesen en los Juegos. Concretamente, 10 de los 12 deportistas no tenían ninguna clase de discapacidad. Uno de los mayores fraudes del mundo deportivo en toda la historia, que fue dado, según Fernando, para poder seguir optando a subvenciones. Una historia vergonzosa que dio a Javier Fesser una idea. Y es que uno de los personajes de Campeones está inspirado en uno de los dos discapacitados que ganaron en Sidney, siendo una de las subtramas dramáticas de la película nominada al Goya. Y ahora nos llega de Francia una versión ficcionada de la verdadera historia.
LA PELÍCULA
Es un detalle que los franceses hayan hecho el ejercicio de empatía necesario para cambiar nuestra vergüenza por la suya. Y es que en la ficción es su selección la que comete el fraude. Pero quizá, durante ese proceso empático, se hayan olvidado del fraude en sí mismo. Estamos ante la comedia francesa más moralmente irregular en mucho tiempo. Su principal problema es que quiere que sus protagonistas nos caigan bien, cuando claramente no son más que unos egocéntricos sin vergüenza. Su constante dualidad y ambición para no resultar personas detestables fracasa escena tras escena, siendo un recurso de guión banal y éticamente erróneo, que se ve reforzado en el último partido del campeonato. No lo explicaremos para no caer en spoilers, pero una de las últimas secuencias dentro del vestuario intenta camuflar la mayor de las estafas como algo emotivo.
Si nos esforzamos por dejar a un lado el aspecto moral de la película, la comedia surge con más facilidad. Presentan varias situaciones divertidas al enfrentar a un grupo de falsos deficientes mentales ante atletas paralímpicos de primer nivel, y todas las tramas relacionadas con los dos únicos discapacitados de la selección resultan de interés. Si a ello le sumamos que la película de Vianney Lebasque está rodada de forma sencilla pero elegante, acabamos apreciando en Todos a una varias virtudes. Si son suficientes para compensar su parte oscura, es decisión tuya.
ELLOS Y ELLAS
Aunque estamos ante una película coral, el peso de la historia recae principalmente en tres actores. Ahmed Sylla, que debutó en la película de Netflix El ascenso, cuyo rostro es el más visible de la película. Le acompaña Jean-Pierre Darroussin, que hace del seleccionador y ofrece la interpretación con más matices y dudas, y Olivier Barthélémy, que lleva gran parte del peso cómico de la historia. A ellos se les suma la única mujer con relevancia en la historia, Camélia Jordana, cuyo personaje parece estar ahí únicamente para formar enredos heterosexuales en la trama.
LA SORPRESA
La trama del personaje de Olivier, el que más se acerca a entender de verdad el conflicto moral que presenta la película. Tanto su historia romántica con una chica en silla de ruedas como su discusión y posterior amistad con el miembro discapacitado del equipo.
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
Siempre que el personaje de Fredie (llamado así, claro, por su adicción a Queen) deja que la música se expanda más allá de sus cascos. El grupo británico, actualmente de moda gracias a Bohemian Rhapsody, es incapaz de no mejorar una película.
TE GUSTARÁ SI…
Te gustan las películas sobre deportes, juegos olímpicos, o grandes fraudes de la historia.
LO MEJOR
- Tiene momentos divertidos.
- Su reparto, en general, está bastante bien.
LO PEOR
- La visión que tiene de su historia y personajes no es del todo adecuada.
- Resulta predecible, más allá de que se base en una historia real, no tiene ningún aspecto original.
Ignasi Muñoz
