REY DE LADRONES
LOS ANTECEDENTES
Para esta película, el director James Marsh se inspira en el atraco de Hatton Gardens, en Londres, considerado por los medios de comunicación y la opinión pública británica el mayor robo de Inglaterra. En la Semana Santa de 2015, una banda formada por media docena de jubilados (la edad media era 65 años) consiguió un botín de 18 millones de euros en joyas. Se quintuplicaba así el botín obtenido en el atraco al tren de Glasgow de 1963, que ha servido de inspiración para numerosas películas (la última estrenada por la BBC en 2013) por ser considerado el mayor robo del siglo XX.
Michael Caine se mete en la piel del líder de la banda, Brian Reader, un ladrón de guante blanco de 77 años apodado «El Maestro» que padecía cáncer de próstata, y que además sufrió un derrame cerebral mientras se celebraba el juicio. El juez Christopher Kinch condenó a siete años de cárcel a tres de los cabecillas con pasado delictivo: John «Kenny» Collins, de 75 años; Daniel Jones, de 61, y Terry Perkins, de 67. El resto de los procesados fueron condenados a diferentes penas de prisión. Hasta la fecha solo ha aparecido una tercera parte de lo robado, y uno de los ladrones, el experto en seguridad que consiguió eludir las alarmas, sigue huido de la justicia.
Rey de ladrones, que se estrena en España el próximo 5 de diciembre y que ha obtenido un gran éxito de taquilla en el Reino Unido, reproduce el robo de una forma fidedigna, casi como un documental, pero con el valor añadido de un plantel de actores británicos de lujo encabezados por Caine y arropados por Charlie Cox, que repite con Marsh, con quien trabajó en La teoría del todo (2014).
LA PELÍCULA
Cuando el famoso ladrón de guante blanco Brian Reader (Michael Caine) se queda viudo, acepta dar un último gran golpe. Para ello, cuenta con un experto en seguridad (Charlie Cox) y un grupo de delincuentes inadaptados, todos ellos entre los 65 y los 70 años. Aprovechando las vacaciones de Semana Santa, y vestidos como operarios, consiguen neutralizar las barreras de seguridad de la Hatton Garden Safe Deposit, situada en el barrio de las joyerías del norte de Londres. Tras dos días de trabajo, y con un botín valorado en 14 millones de libras, los ladrones se separan. Pero las rivalidades, la inseguridad y el temor a ser atrapados empiezan a hacer mella en el grupo.
Caine interpreta una vez más a un ladrón de guante blanco. Lo hemos visto en este mismo papel en producciones de éxito como Un plan brillante, junto a Demi Moore, o más recientemente en Un golpe con estilo, con Morgan Freeman. En esta ocasión, sin embargo, la cinta no cuenta con un guion en el que el robo tenga un desarrollo espectacular. Quizá porque en esta ocasión lo que vemos es una puesta en escena muy fidedigna de un atraco real. No hay escenas de acción, ni persecuciones, ni tampoco se usa tecnología de última generación. Por el contrario, el espectador es testigo de los errores que la banda va cometiendo desde el primer momento y que les llevarán a ser detenidos.
El director aprovecha algunos planos para mostrarnos la modernidad de la City londinense y no entra, sin embargo, en los detalles de la investigación policial, que podría ser más interesante. Es, en suma, una cinta pasable que cuenta con el aliciente de la veteranía de sus protagonistas, y un desarrollo interpretativo muy coral en el que ninguno de los actores destaca especialmente.
ELLOS Y ELLAS
Jim Broadbent, Tom Courtenay, Paul Whitehouse, Michael Gambon y Ray Winton son los componentes de la banda. Todos ellos, rostros conocidos por su presencia en series y películas británicas y, además, famosos en su país por sus interpretaciones teatrales. En Rey de ladrones se agradece la naturalidad con la que muestran el efecto del paso de los años sobre sus capacidades delictivas. Son los responsables de las escenas de humor «negro» que salpican la película.
Michael Caine se deja arropar por el plantel de secundarios y no destaca en una interpretación que termina siendo coral más que protagonista. Conecta bien con Charlie Cox, y viéndolos trabajar juntos, vemos en Cox un potencial sustituto de Caine en los papeles de caballero británico y ladrón de guante blanco.
LA SORPRESA
Un plan de robo que en un principio parece bien programado, con información analizada y una oportunidad clara de poder llevarlo a cabo, es, sin embargo, un desastre desde el principio. Es muy interesante ver como el conocimiento delictivo también se ha quedado obsoleto con el avance de las nuevas tecnologías y su aplicación a las medidas de seguridad y control audiovisual.
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
Piensen en una escena que recuerden de cualquier gran película de robos, cuando los ladrones sienten que la policía está cerca: tensión, disputas, pérdida de control y sobre todo escenas espectaculares de persecuciones infinitas. Pues en este caso es todo lo contrario. La elevada edad de los delincuentes no solo les impide anticiparse a lo que se les avecina, sino que una vez que son conscientes, se dan por vencidos. Los problemas de próstata son un hándicap a la hora de tener que huir. No les damos más detalles para evitar el fenómeno spoiler.
TE GUSTARÁ SI…
Te gustó Un plan brillante o un Un golpe con estilo y eres fan del cine británico y de Michael Caine.
LO MEJOR
- La crudeza y realismo con los que trata los efectos de la edad para delinquir, tanto física como intelectualmente.
LO PEOR
- Se dan pocos detalles de la investigación. Teniendo en cuenta que la película se basa en hechos reales, hubiera sido interesante conocerlos.
Marisa Cruzado