BIBLIOTECA: BEASTARS #1
Beastars es un título atípico, tanto por la concepción de su universo como por su desarrollo. Un imaginario cuyos protagonistas son animales antropomorfos dentro de una sociedad construida por y para ellos. La obra de Paru Itagaki juega con los tropos originarios de sus personajes para utilizarlos a total placer; en ocasiones opta por no alterarlos y moldear así la psique de los mismos pero, en otras, no duda en darles una vuelta y distanciarse, creando así figuras que distan de sus correspondientes reales, como es el caso de Legoshi, el protagonista de la ficción. En Beastars se emplea como elemento narrativo la organización y ejecución de una obra teatral y, como si de un símil se tratara, la propia premisa y la confrontación entre carnívoros y herbívoros planteada no es más que ese lumínico escenario poblado de actores. Entre bambalinas se forja y aguarda el auténtico mensaje subyacente, el que otorga valor. Aspectos como el clasismo, la discriminación, marginación o la lucha por calmar los instintos más salvajes quedan muy patentes durante la lectura. Porque Beastars es un drama con todas las de la ley. Es juventud. Y, al fin y al cabo, es un perfecto reflejo de nuestra sociedad.
La obra de Paru Itagaki comenzó su publicación en septiembre de 2016 en las páginas de la Weekly Shōnen Champion, revista nipona propiedad de la editorial Akita Shoten. Actualmente, Beastars cuenta con un total de 9 volúmenes recopilatorios y más de 1,5 millones de copias impresas. A pesar de no contar con un desmesurado furor mediático, en un breve período de tiempo ha logrado cosechar importantes éxitos como el de mejor shōnen en la última edición de los Kodansha Manga Awards, ganador de los Manga Taishō 2018 o el reconocimiento a Itagaki como mejor autora novel en los Osamu Tezuka Awards 2018. Un año de indudables éxitos que la ha posicionado en el epicentro de todas las miradas. Ahora ha llegado el momento de saber si las miradas del público español siguen de cerca la prometedora propuesta de Milky Way Ediciones. Así pues, comenzamos la reseña de Beastars #1. Un análisis donde no destriparemos detalles sustanciales de su argumento e intentaremos ir más allá de lo que vemos a primera vista.
La Escuela Cherryton abre sus puertas un año más para dar cobijo y formar a prometedores estudiantes que algún día serán consagrados como algunas de las mentes más ilustres de su sociedad. Animales antropoides de lozana edad experimentan la que no es sino una de las más importantes etapas de la vida humana, la adolescencia, en un entorno que no deja de ser un fiel reflejo de nuestra sociedad actual. Pero la aparente quietud del día a día en las instalaciones del centro parece llegar a su fin cuando el rojizo pigmento de la sangre impregna de color el escenario. El asesinato de Tem la alpaca supone un punto de inflexión, es la conmoción que irrumpe en la dualidad carnívoro-herbívoro que plantea la obra, reforzándola. La Caja de Pandora se ha abierto, y con ella cualquier tipo de miedo, temor o prejuicio sobrevuela a merced. Legoshi, el lobo gris, se convierte en el blanco de todas las miradas debido a su condición de cánido e imponente apariencia. Sin embargo, su carácter despreocupado, benevolente, retraído y un semblante de total melancolía distan demasiado de la imagen preconcebida. Legoshi es un lobo que no aúlla a la luna, sino que la observa con desidia y desdén. Es un lobo solitario que pronto experimentará el mayor de los sentimientos, el amor.
A pesar de las peculiaridades de la obra que nos atañe, Beastars se asemeja en cierto modo a planteamientos ya vistos en producciones filmográficas como Zootopia o literarias como Blacksad, por citar un par de ejemplos. Sin embargo, Paru Itagaki se distancia de la primera tanto en tono como contenido, ofreciendo una visión más adulta y de tintes oscuros. También se perciben ciertas reminiscencias a Blacksad en su premisa, un misterioso crimen que inicia consigo cierto clima de suspense al más puro estilo de la novela negra. Pero, a pesar de estas similitudes y cimentarse en el género slice of life y el drama escolar, Beastars se antoja como una amalgama de elementos conocidos pero con distinto sabor, casi afrodisíaco. El estilo artístico, narrativa y personajes funcionan perfectamente al unísono para ofrecer un derroche en cuanto a personalidad. La concepción de un universo rico en matices, con gran espacio para el uso de metáforas y analogías respecto nuestra sociedad actual convierten a la obra de Paru Itagaki en un producto de gran valor.
Parte de la magia y atractivo de Beastars reside en la construcción de su personaje principal, Legoshi, así como la de unos prometedores secundarios. A pesar de estar ante un primer volumen muy focalizado en los pasos y la personalidad del lobo gris, Itagaki no escatima en esfuerzos y sitúa en el punto de mira del lector a otros como Rouis o Haru, un ciervo y una coneja cuya relación interpersonal con Legoshi marcará el devenir de los acontecimientos. Porque, sobre todo, Beastars va de eso. De relaciones personales y contacto «humano», de prejuicios y falsas primeras impresiones, de diferencias culturales y societarias. Al fin y al cabo, los animales antropomórficos que conforman la obra no son más que adolescentes en plena etapa de descubrimiento —máxime a nivel personal—, de inseguridades y de necesidad de aceptación social. Una donde los conflictos internos son agudos y la lucha por aplacar los instintos más primarios se antoja, en ocasiones, una tarea ardua complicada.
Legoshi y el resto del elenco que se hospeda y transita los multitudinarios corredores y estancias del internado Cherryton son los protagonistas de la mayor dicotomía que presenta la obra, la clasificación y separación entre carnívoros y herbívoros. Todo el imaginario de Itagaki orbita en torno a esa idea, esa concepción. La distribución de las estancias y el diseño general del centro educativo guarda total consonancia con dicha dualidad. Se trata de una separación muy explícita, que puede observarse fácilmente en aspectos como la disposición de la zona de los dormitorios —además de haber una posterior subdivisión por familias de animales— o la del comedor principal, un lugar con características propias que apoya dicha fragmentación. Las singularidades inherentes de Cherryton no hacen sino acrecentar los aspectos negativos que derivan de la dicotomía inicial, unos que se reproducen a mayor escala tras el cruel asesinato de Tem. Desde sus primeros compases, la dualidad entre humanos y animales que ofrece Beastars se siente orgánica y coherente, libre de cualquier tipo de rigidez o artificialidad.
Lo que en apariencia luce con cierto grado de pureza y ricura, se transforma poco a poco, evoluciona página a página para terminar destapando las miserias de nuestra humanidad, los comportamientos y pensamientos erráticos del ser humano y sus consecuencias. Beastars #1 es un volumen claramente introductorio, con un desarrollo que se encarga de elevar a sus personajes, como individuos y como conjunto, dejando de lado la grandilocuencia y lo frenético. Su ritmo es lento, sosegado, pero necesario. Aquellos que busquen acción en las páginas de la obra de Paru Itagaki pueden darse con un canto en los dientes —al menos por el momento—. Sin embargo, quienes busquen una ficción que enfatice en la psicología de sus protagonistas y prime por su evolución en una historia que rezuma cierta oscuridad y donde el debate moral está servido, Beastars es su obra.
Como ya hemos mencionado anteriormente, el protagonismo absoluto en este primer volumen recae sobre los hombros de Legoshi, un lobo con piel de oveja. Las peculiaridades en su construcción consiguen que el lector empatice fácilmente con el personaje. Itagaki juega con los prejuicios del ser humano para construir a su protagonista, un fiero cánido en apariencia que resulta ser todo lo contrario, un joven pasivo y despreocupado con ciertos aires de bohemio al que le encantan los dramas. La convivencia con sus instintos, su lucha interna, es una de las principales bazas argumentales de la obra.
La importancia de Legoshi no queda relegada solamente a nivel de trama, Paru Itagaki tiene una gran predilección por este personaje y esto es algo que se nota en el arte general. El nivel de atención y detallismo en su diseño está por encima de la media general del elenco, aunque a decir verdad personajes como Rouis o Haru también cuentan con un depurado trabajo. En términos generales, el estilo artístico de Paru Itagaki es muy artesanal y cuenta con cierto aire cartoon asociado a un dibujo abocetado y un tipo de trazado limpio y de línea fina. A su vez, la obra no solo juega con el uso de contrastes literarios, si no que también apuesta por los visuales para otorgarle un toque más dramático y visceral. Una técnica que luce a la perfección en aquellos momentos donde los instintos más primarios cogen las riendas. Unos instintos que la autora refleja a través de un amplio espectro animal, desde los más diminutos herbívoros hasta los carnívoros más fieros. Todo ello englobado bajo un escenario antropomórfico repleto de detalles que abogan por el desafío a la propia naturaleza.
«El lobo no sabe que es lobo, hasta que le muestras la capa roja»
Hace apenas unos meses la editorial asturiana Milky Way Ediciones anunciaba cuatro nuevas licencias para 2018. Entre la amalgama de novedades destacaba la galardonada Beastars, de Paru Itagaki. La ópera prima de una autora desconocida hasta el momento y cuya irrupción en nuestro territorio se antoja como una grata sorpresa. Beastars #1 está compuesto por un total de 208 páginas en blanco y negro. Su edición mantiene un formato C6, rústica con sobrecubierta y una dimensión de 11,5 x 17 cms.
La calidad de los materiales que conforman este tomo es indiscutible, en la línea de otro tipo de obras de la editorial. La portada logra un gran impacto visual tanto por su diseño como por sus tonalidades escarlatas y doradas que aportan cierta elegancia y gentileza. En esta ocasión, al igual que ocurre en la totalidad de su catálogo, la editorial ha apostado por una edición realmente exquisita que guarda total consonancia con todo lo publicado hasta el momento. Como ocurre en muchas de sus obras, el diseño de la portada respeta al máximo el japonés. La ilustración se encuentra en la misma localización al igual que el título, que guarda total semejanza y ubicación. La portada está protagonizada por Legoshi en un semblante que denota una clara contención de los instintos primarios que mencionábamos, mientras que en la contraportada encontramos a una serie de cánidos haciendo actividades del día a día. Añadir que no solo está Legoshi en primer plano, sino que también observamos un divertido juego de letras que conforman el título original de la obra resaltando la inicial en rojo. Un color que pensamos que cambiará con el trascurso de la obra y dotará a la edición de un toque mucho más dinámico.
Beastars #1 salió a la venta el pasado mes de junio a un precio de 8,00€. Este tomo consta de un total de siete capítulos en los que reside el inicio de la aventura de Legoshi y el resto de estudiantes de Cherryton. Además, como sello exclusivo de la editorial el lector podrá encontrar dentro de cada volumen un marcapáginas con un diseño basado en la portada, algo que solo podrán conseguir aquellos que realicen el pedido de forma directa a Milky Way Ediciones. Este primer volumen no cuenta con ninguna errata a nivel ortográfico o de maquetación. Tanto el entintado, como el sangrado y las viñetas gozan de una perfecta armonía en el tomo. Para concluir, mencionar que la localización a nuestro idioma está perfectamente lograda gracias a la labor de Marc Bernabé (DARUMA Serveis Lingüístics, SL).
Edu Allepuz
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Tengo que decir que esta serie retrata perfectamente la personalidad de los japos, introvertidos a madres, 1 capitulo para preguntarle el nombre, wtf. con razon se estan extinguiendo, habilidad social -20 diria tipico otaku reprimido que idolatra a la waifu que todos los brayan usan