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LAS POSIBLES VIDAS DE MR. NOBODY ES LA PELÍCULA QUE NECESITABAS ESTA CUARENTENA

Y no lo sabías. Por suerte, estamos aquí para iluminar tu encierro con una de las películas de ciencia-ficción más complejas y bellas de la última década. Como muchas grandes obras, Las Posibles Vidas de Mr. Nobody pasó por papel antes de que su autor Jaco Van Dormael (El nuevo nuevo testamento) la convirtiese en largometraje en 2009. Entre esas páginas, se encuentra la historia del señor Nobody, de nombre Nemo (nadie, en latín), un anciano con mirada de niño al que el mundo ya le parece demasiado monótono. A punto de cumplir 118 años, repasa su vida ante la atenta mirada de una sociedad distópica que ha logrado alcanzar la inmortalidad.

Desglosamos cuatro temas universales e inagotables que se plantean en la película y la convertirán en imprescindible para tu colección.

EL TIEMPO COMO DIMENSIÓN

El paso del tiempo y cómo lo percibimos es, para el común de los mortales, el motor que nos impulsa a vivir. Lo efímero de nuestra existencia supone la consagración de la vida y condiciona nuestra percepción del tiempo y, por ende, de nuestras vivencias. En la memoria de nuestro protagonista conviven múltiples vidas con recuerdos en común dentro de una sola existencia. El relato del anciano Nemo es difuso e impreciso, mezclándose en ocasiones con la del niño que fue, (Thomas Byrne) o con la del adolescente (Toby Regbo). ¿O acaso no son la misma, aún distorsionadas por el paso del tiempo?

EL AMOR COMO CAUSA

A falta de una, Mr. Nobody nos habla de tres historias de amor que conviven simultáneamente en la memoria del protagonista. Cada una de ellas es representada por un color. Así, las escenas con Jean (Lin Dan Pham) se tiñen de amarillo para simbolizar la resignación de una vida monótona y amarga. Su vida con Elise, (Sarah Polley) parece inundada por el azul, evocando la depresión y la nostalgia. Finalmente, su relación más pura y pasional, la que vive con Anna, interpretada por Diane Kruger de adulta y Juno Temple en su versión adolescente, es reflejada por tonos rojos. Aunque quizás lo más interesante sea que, a pesar de que cada relación tiene un color predominante, todas las escenas contienen detalles de cada uno de los colores. 

LA MEMORIA COMO REACCIÓN

Si el amor es la causa que nos mueve, en Las posibles vidas de Mr Nobody la memoria es la reacción a ese impulso. Los recuerdos gravitan alrededor de la importancia que acordemos a cada cada vivencia. A veces, la mente desecha recuerdos traumáticos para inventar unos nuevos, más placenteros y aceptables. Otros, se entretiene imaginando «qué habría pasado si el destino no hubiera pasado». ¿Podría una vida desdoblarse en el tiempo y ofrecer diferentes recuerdos? ¿Es la memoria un conjunto de experiencias y espejismos? Y es que, si existen recuerdos de vidas simultáneas, nunca se especifica cuál es la realidad y cuál es la ficción.

LA CIENCIA COMO ILUSIÓN

Entre tanta reflexión existencialista, la cinta nos asemeja a animales en un laboratorio. ¿O es que acaso nuestra experiencia terrenal no se asemeja a  un experimento del cosmos? El universo conocido invita a imaginar lo desconocido, mientras elementos de ficción conviven junto a realidades científicas. Y es que aunque el tiempo como cuarta dimensión sea un concepto tan válido como lo es el efecto mariposa, la historia los eleva a un plano holístico. El impacto de los eventos invita a reflexionar sobre la probabilidad de múltiples consecuencias, y la posibilidad de que todas existan en realidades paralelas.

LA POESÍA COMO LENGUAJE

El relato de Nemo no parece querer encontrar respuesta a sus preguntas, sino plantear la importancia de hacerlas. Expone todas sus posibles vidas de manera simultánea, sin especificar cuál es la realidad y cuál la ficción. Vemos todas esas decisiones que cohabitan en una misma existencia, en un discurso lleno de contradicciones. Pero todo es posible en el mundo de la fantasía, y nos encontramos ante un escenario en que todo lo que vemos existe aún sin responder a nuestras leyes físicas. Y entre tanta confusión, la noción entre ilusión y realidad acaba siendo accesoria, ya que el lenguaje es poesía, y la poesía no necesita más motivo que su propia estética.

Podríamos seguir explayándonos sobre porqué Las posibles vidas de Mr. Nobody, fruto de la unión franco-belga-canadiense-alemana, es una obra de arte en sí misma. Recomendarla por la magistral interpretación de los actores, o por su gran banda sonora, que reúne, entre otros muchos a Ella Fitzgerald y Hans Zimmer, pasando por el ritmo ochentero de Eurythmics o la delicadeza de Erik Satie. Podríamos continuar enumerando razones para verla, pero al fin y al cabo, y por suerte, en vosotros está la libertad de decidir. Y, quién sabe, puede incluso que ya la hayáis visto… en alguna de vuestras posibles vidas.

Naomi Barki

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