ORGULLO, EXTREMA DERECHA Y TV: ARITMÉTICA DE LA FALSA LIBERTAD
El pasado sábado se celebraba la Manifestación Estatal del Orgullo LGTB en Madrid, uno de los más reivindicativos de los últimos años por la llegada de la extrema derecha a las instituciones y la anunciada presencia de Ciudadanos, pese a no adherirse al decálogo de medidas LGTB de Cogam y FELGTB, las asociaciones organizadoras. Íbamos a decir que el resultado de todo esto lo conocemos todos, pero las televisiones han jugado un papel fundamental en desinformar sobre lo sucedido.
Los medios de comunicación en general y las cadenas de televisión en particular deberían hacer autocrítica, del mismo modo que Cogam y FELGTB instan a Ciudadanos, y analizar qué papel juegan y han jugado con la presencia de miembros de la extrema derecha en las televisiones. En un día como hoy, en el que Grecia celebra haber expulsado a Amanecer Dorado del parlamento nacional tras el cordón sanitario que tanto medios de comunicación como el resto de partidos políticos llevan haciendo a la formación fascista desde 2012, estaría bien analizar el camino que hemos recorrido en el último año hasta llegar a las imágenes del pasado sábado.
Cuando VOX y los partidarios de sus ideas aún no tenían representación institucional, programas como Ya es mediodía (Telecinco), Espejo público (Antena 3), La sexta noche o Al rojo vivo (La Sexta) contaban día sí, día también con personajes ideológicamente cercanos a la formación de extrema derecha como elementos de espectáculo televisivo y bajo el falso pretexto de libertad informativa. Curiosamente, en medios de comunicación que jamás invitan a sus tertulias a políticos o periodistas a la izquierda de Podemos, defensores de ideas anticonstitucionales y contrarias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos compartían espacio con miembros de formaciones parlamentarias solamente por ampliar el espectro ideológico. Desde hace un año, la televisión nos está lanzando el mensaje de que todas las ideas son igual de válidas y respetables, aunque estas constituyan delitos de odio.
El resultado lo conocemos todos: ahora esas ideas forman gobierno o han sido clave para constituirlos en ayuntamientos y comunidades autónomas. Las televisiones públicas cumplen con las cuotas de representación de este partido en sus informativos y las cadenas privadas se sienten más legitimadas para invitarles.
Ciudadanos, las teles y el Orgullo, un triángulo irregular
Ciudadanos, que venía a cubrir el espectro ideológico entre PP y PSOE, era en su génesis el partido que más encajaba con la actual concepción del Orgullo madrileño. La celebración lleva años en manos de AEGAL, la Asociación de empresarios de Chueca, más preocupada por la rentabilidad económica del MADO (acrónimo de Madrid Orgullo) que del contenido político de esta semana supuestamente reivindicativa. Las marcas comerciales se han adueñado del desfile de carrozas (el pasado sábado, en lugar de preservativos la carroza de Scotch-Brite lanzaba estropajos a los asistentes) y las televisiones llevan dos años poniendo el ojo en una celebración cada vez más multitudinaria.
La no invitación a la formación naranja por sus pactos con la extrema derecha, su negativa a no asistir y las provocaciones previas en los Orgullos de Sevilla, Valencia y Barcelona pusieron el foco informativo en el madrileño Paseo del Prado, al que acudió más de millón y medio de personas. Justo cuando se cumplen 50 años de Stonewall, el Orgullo es más mainstream que nunca, aunque lo que menos interesaba a los que lo narraron en la tele era lo que reivindicaban los herederos de Marsha P. Johnson. Las declaraciones de Inés Arrimadas fueron el titular del sábado noche. En todos los informativos de cadenas que cuentan con fascistas en sus programas se ha tratado como delincuentes a quienes hacían una sentada pacífica en las calles.
Mientras Antonio García Ferreras esperaba parado durante hora y media en una carroza de Newtral (productora de Ana Pastor), en su día libre de entrevistar a fascistas o colaboradores de las cloacas del Estado, decenas de personas se sentaban dignamente para impedir el paso a quienes pactan con ellos en las instituciones. Es cuestión de prioridades, y cada uno sabrá por qué elige las suyas.
Fon López