Entrevistamos a Luis Navarrete, director de El fantasma de la sauna, un musical inspirado en los grandes clásicos de Hollywood, en el que Javi llega a un local gay en busca de trabajo para lograr cumplir su sueño: ser cantante. Luis nos cuenta las claves de su primera película:

P: ¿Por qué decidiste hacer un musical y situarlo en una sauna?

L: El guion lo escribí junto a Martín Spínola. Siempre nos han encantado los musicales y las historias de amor a lo grande, así que sabíamos que queríamos hacer algo así. Lo de la sauna, en cambio, se le ocurrió a Martín. Estábamos pensando en el entorno, un sitio que fuera romántico teniendo como referencia Moulin Rouge, y encontramos su equivalente gay en una sauna gay. Lo vimos claro.

P: Imagino que eso te habrá dado ciertos problemas a la hora de grabar, ya que son sitios bastante cerrados…

L: Cuando rodábamos en los sótanos sí que fue complicado, la verdad, ya que eran espacios muy estrechos. Cuando grabamos en la sauna, por el contrario, a pesar de que teníamos que rodar de noche, cuando cerraba el local, disponíamos de bastante espacio. La sauna era un espacio bastante grande y hacía más fácil la coordinación.

P: Ya has mencionado Moulin Rouge pero, ¿en qué otras películas te inspiraste?

L: La bella y la bestia, La mujer y el monstruo, West Side Story… También hay un poco de Eduardo Manostijeras –mi película favorita– en el protagonista y, por supuesto, un poco de comedia almodovariana que nos encanta a Martín y a mí.

P: ¿Qué relevancia crees que tiene El fantasma de la sauna para el colectivo?

L: Nosotros escribimos esta película porque nos gustan las comedias románticas a lo grande y surgió entre dos chicos porque nos inspiraba, nada más. Yo, cuando vi Moulin Rouge me emocioné, lo viví todo y soñé con el amor y eran un chico y una chica. Jamás me planteé que no se correspondía con mi orientación sexual. A lo que aspiramos es a eso, a que haya cada vez más proyectos que los vea el espectador y los protagonistas sean dos chicos o dos chicas y dé igual, que viva la historia con ellos.

También es verdad que dentro del colectivo no tenemos tanto ese formato de musical romántico como La ciudad de las estrellas, por ejemplo, que simplemente tratan sobre el amor y los sueños, y eso es lo que queríamos integrar. Cuando empezamos a escribir nos dimos cuenta de todo lo que esto podía suponer. Martín me dijo un día: “qué bonito, ojalá esto salga adelante porque esta historia me hubiera encantado verla a mí con 10 años y tener totalmente naturalizado que yo podía sentir este amor”.

P: ¿Por qué escogiste a Antonia San Juan?

L: Siempre tuvimos en mente a Antonia para ese personaje mientras escribíamos, lo teníamos muy claro. Cuando la escuché cantar me quedé embelesado porque, además, es la que más garra le pone a sus partes interpretivamente, y ahí se notan todos esos años de actriz consolidada. Estamos súper contentos con ella.

P: Me parece curioso que le des esa envoltura de musical y espectáculo, muy colorido y alegre, pero en cambio le des un trasfondo tan triste a Javi.

L: En ese sentido tenía como referencia La traviata. Hay cierto romanticismo en esas circunstancias, creo que hace que la lucha por el amor sea más potente.

P: Respecto a la música, ¿qué referentes tenías?

L: Sweeney Todd, Oliver Twist…, pero también algo más pop tipo Fangoria o Lady Gaga. No me corté y tomé referentes de aquí y allá, de cosas que me gustaban. Con El fantasma de la sauna tuve la suerte de poder contar qué les pasaba a los personajes con música parecida a esa, que tanto me inspiró y tanto me ha acompañado. Tenía tantos elementos variados (unos muy pop y otros más clásicos, teatrales…) que ha sido mucho trabajo hacerlo cohesivo, pero creo que lo hemos conseguido. Creo que gracias a eso la película tiene personalidad porque tiene mucho de nosotros.

P: ¿Ha sido un problema el presupuesto a la hora de rodar?

L: Fueron casi dos años de intentar conseguir el dinero. La idea gustaba mucho pero no habían visto nada mío a nivel largometraje, y era mucho dinero para dejarlo a ciegas. Es una faena, pero lo puedo entender. Entonces claro, el proyecto salió adelante a base de inversores a los que les gustó la idea y pusieron el suficiente dinero para salir a rodar. Aún así, esto condicionó el número de días de rodaje, y tuvimos que compensarlo con mucho trabajo de preproducción. Gracias a esto logramos que la película pareciera de más presupuesto, y estamos muy contentos con el resultado.

P: ¿Crees que hay espacio para proyectos de este estilo en la industria audiovisual española? ¿Crees que hay público para este tipo de propuestas?

L: La verdad es que cada vez encontramos más propuestas en las plataformas con rostros completamente nuevos, de países y lenguajes muy distintos. Ahora se consume mucho más todo esto, creo que se ha avanzado. Si se da la oportunidad hay un público muy receptivo a escuchar y ver historias, sean de quien sean. Pero mientras las plataformas son pioneras en eso, el resto de medios tienen que actualizarse.

P: En ese sentido creo que ayudan mucho festivales como LesGaiCineMad…

L: Sí, totalmente. Nos han dado visibilidad y palabras bonitas. La comunicación con ellos ha sido muy buena y lo voy a recordar siempre con muchísimo cariño. De hecho, como el pistoletazo de salida que necesitábamos.

Alejandro Pazó