LA ESPAÑA QUE MIRA BAJO SUS PIES #15FESTIVALSEVILLA
Una de las cosas que más y mejor está evidenciando el Festival de Sevilla en su XV edición es la buena salud del cine documental español. En todos sus estilos e intenciones, las propuestas presentadas abarcan historias centradas principalmente en lo social y lo político, con algunas gratas excepciones no solo en lo argumental, sino en lo estilístico.
De la dura realidad de los que padecen el Síndrome de Rett, traída por Paola García Costas y Dani Rovira en Todos los caminos, a la de los gaditanos que tienen que imaginar su futuro lejos de una tierra ahogada por el desempleo (Al sur del sur, de Manuel Blanco), el cine español sigue demostrando funcionar mejor cuando trata de ser universal desde lo local.
Se da la circunstancia de que tres de las películas más relevantes que ha presentado nuestra cinematografía en Sevilla comparten una búsqueda hacia lo que no se ve y permanece bajo nosotros. El silencio de otros retrata, durante seis años, el camino de injusticia que recorren los familiares de víctimas del franquismo que permanecen enterrados en fosas comunes. La dignidad de personas que se enfrentan a las instituciones de un Estado que no solo no les ayuda, sino que les zancadillea.
El mismo Estado que pone todas las trabas a la familia de Idrissa, joven inmigrante fallecido en un CIE de Barcelona en 2012, para repatriar sus restos hasta un pequeño poblado de Guinea. En Idrissa, crónica de una muerte cualquiera, los cineastas Xapo Ortega y Xavier Artigas (Ciutat Morta) y su equipo de Metromuster se ponen delante de la cámara para retratar el farragoso proceso burocrático para intentar esclarecer los motivos de la muerte del joven guineano, encontrar el paradero de su cadáver y completar los trámites de su repatriación. La necesidad poder dar sepultura a los familiares se convierte en el leitmotiv de ambas propuestas, en las que la sociedad civil asume un papel que no le debería corresponder, lo que acaba dotándoles de una impresionante fuerza narrativa.
Lo demostró en Edificio España y lo vuelve a hacer con mayor contundencia en su nuevo proyecto: el cineasta Víctor Moreno nos hace partícipes de su inmensa curiosidad por aquello que está junto a nosotros pero no somos capaces de ver. En La ciudad oculta nos sumergimos en las profundidades de Madrid para asistir a una experiencia fílmica apasionante que auguramos tendrá un exitoso recorrido por festivales internacionales. Con un poderío visual y sonoro que demuestra que estamos ante uno de los grandes talentos de nuestro cine, el espectador se embarca en un viaje hipnótico por alcantarillas, túneles y galerías subterráneas que casi roza lo onírico. Resulta difícil no fijar la mirada en la pantalla sin pestañear y reclinarte del asiento para intentar averiguar qué se está mostrando en algunas de sus secuencias. Conoceremos el solitario recorrido de algunos trabajadores del subsuelo, la vida animal que habita bajo nuestros pies o el funcionamiento de la red de metro de la capital, contagiándonos de la curiosidad que ha llevado al equipo a descender a las profundidades de la capital.
¿Qué pasará ahí abajo, que los de arriba nunca quieren mirar?
Fon López