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LA BATALLA DE LAS SERIES: AMERICAN HORROR STORY

El miedo es el lazo más estrecho que guardamos con la naturaleza. No solamente porque nos funcione como instinto básico de supervivencia, sino también porque la humanidad ha ido evolucionando con la mirada del horror siempre presente. Los temores asociados a nuestro subconsciente más profundo han servido durante siglos como epicentro de nuestra propia historia, dando lugar a experiencias que, aunque no podamos, desearíamos olvidar en algún momento. Sí, el miedo es el nexo entre naturaleza y humanidad. Sí, nos encanta recordar constantemente esta unión con lo más primitivo de nuestros seres. Y sí, American Horror Story es la forma ideal de hacerlo.

El terror en la ficción televisiva es un género que cuenta con nombre propio: American Horror Story. Podríamos decir que la serie antológica se ha batido en duelo con multitud de obras para ganarse esta posición, pero desgraciadamente la temática del terror es un ámbito poco explotado dentro del panorama seriéfilo. Sin embargo, American Horror Story ha sabido congregar a su alrededor todo un movimiento de masas y convertirse en la viva imagen de cómo el terror, a través de sus muy diversas formas, puede elevar una serie hasta el Olimpo de la ficción televisiva. Por ello, presentamos la creación de Ryan Murphy como candidata en nuestra colosal Batalla de las Series. ¿Listos para adentraros en el extraño mundo de American Horror Story?

1. DECONSTRUCCIÓN, REINVENCIÓN Y FUSIÓN

Alejar American Horror Story de todo lo que la procede sería un craso error y una forma un tanto irreal de analizarla. No obstante, la serie toma conciencia de su propia fórmula de género y utiliza los mecanismos del mismo para innovar en sus temáticas. Y es que este conjunto de historias más o menos autoconclusivas deconstruye el ámbito en el que se enmarca, el terror, para dar pie a narrativas que rompen con la tradición del género pero que, a su vez, sirven como tesis de cómo el horror ha ido evolucionando a lo largo de la tradición cinematográfica y serial. American Horror Story se podría definir, pues, como una reinvención constante del terror y una manera de demostrar que aquello turbio, bizarro y desagradable puede metamorfosearse en muy diversas formas.

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Pero la serie no solamente deconstruye y reinventa el terror, sino que mantiene una constante durante sus nueve temporadas y, dentro de la originalidad que la caracteriza, absorbe en su totalidad la esencia de un género trillado hasta la saciedad. Cojamos el opening de la serie para desgranar este concepto: la melodía es siempre la misma, pero cada temporada cuenta con una entrada estéticamente diferente y con algunos cambios musicales. Más allá de esto, y habiendo dicho que American Horror Story no se puede entender sin el género en el que se suscribe, sus tramas funcionan en múltiples ocasiones como contenedor de dos o más subgéneros del terror. Por ello no es difícil entender por qué Roanoke es en realidad una fusión de folk horror y found footage. O por qué Hotel funciona como mezcla de vampirismo, asesinos en serie y fantasmas. Digamos que la serie, al fin y al cabo, rompe con lo viejo pero, al mismo tiempo, lo abraza para convertirlo en algo nuevo.

2. NARRATIVA ANTOLÓGICA RETROALIMENTATIVA

Aquello por lo que más se caracteriza American Horror Story es por su narrativa antológica. Hasta el momento contamos con un total de nueve temporadas que, con excepción de la octava (un peculiar caso dentro de la propia dinámica de la serie), se pueden visionar de forma totalmente independiente. Las líneas narrativas por las que caminan sus tramas no guardan relación entre sí. Al menos, de forma aparente, pues en realidad sus capítulos acaban demostrando que los universos aislados forman parte de uno mucho más grande que los agrupa en un mismo espacio. Es por ello que las temporadas se retroalimentan constantemente, ya sea a base de simples guiños o de grandes causas-consecuencias. Se genera de esta forma un verdadero oxímoron cuya esencia nos ayuda a explicar el mayor acierto de la serie: la antología en American Horror Story es retroalimentativa.

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Y es que la narrativa antológica retroalimentativa no sólo se queda en el nivel diegético de la serie, sino que cruza los límites de la ficción para afectar también al elenco que da vida a sus personajes. Dicho de otra forma: las temporadas nos proporcionan siempre personajes diferentes, pero interpretados en gran medida por los mismos actores. El caso más extremo de esta dinámica es el de Evan Peters, quien a lo largo de la serie ha interpretado a nada más y nada menos que quince personajes distintos, ya sea en diferentes temporadas o incluso en la misma. Observamos con ejemplos como este que American Horror Story hace uso de la reutilización no solo en ámbitos narrativos, sino también entornos extradiegéticos. Interesante cuanto menos, ¿verdad?

3. UNA PECULIAR MIRADA AL INFIERNO DE DANTE

American Horror Story como representación del infierno de Dante siempre había sido una destacada teoría entre la comunidad fan de la serie. No obstante, en 2017 Ryan Murphy publicaba en sus redes sociales una enigmática lista que confirmaba (al menos de forma aparente) esta extraña conexión con los nueves pecados/niveles del infierno dantesco. Y es que no es descabellado entender esta serie antológica como una modernización de La Divina Comedia, pues cada una de sus temporadas se enmarca en ciertas temáticas que, al menos hasta el momento, coinciden con las que planteaba originalmente el poeta italiano.

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Algunos comentan que Murder House sería la escenificación del Limbo, mientras que otros opinan que lo es de la lujuria. Freak Show siempre ha sido etiquetada como la temporada avariciosa, mientras que Asylum se ha enmarcado en aquel gran pecado que es el fraude. La teoría de los nueve círculos ha acabado absorbiendo la realidad de American Horror Story para pasar a formar parte intrínseca de ella. La propia narrativa y estructura de la serie parece querer doblegarse ante La Divina Comedia: historias pasando en un lugar determinado (los círculos), mismos actores en cada temporada (reencarnaciones de un alma castigada por lo que hizo en vida) y predominancia de un pecado concreto alrededor del cual se estructura la trama. Sí, American Horror Story es lo más parecido a un descenso al infierno de Dante que podemos encontrar hoy en día en el panorama televisivo y serial.

4. EDIFICACIÓN DEL INFIERNO

Hablábamos en el apartado anterior de la predominancia de un espacio determinado a lo largo de cada una de las nueve temporadas. Y no solamente predominancia, sino que American Horror Story centraliza las tramas en un único espacio que funciona tanto como punto de reunión de las líneas narrativas como de escenificación de un infierno del que sus protagonistas no pueden huir. Así, la arquitectura y la trangresión del espacio nos transportan directamente a un imaginario en el que la edificación del infierno sirve como representación física de nuestro subconsciente. El aquelarre de Coven, el circo de Freak Show o el campamento de verano de 1984 no son más que espacios representativos de nuestros miedos más profundos.

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Las fobias es un recurso constante dentro de las tramas de esta peculiar serie. El ejemplo más canónico lo encontramos en Cult: no sólo el relato que nos cuenta esta temporada trata sobre la superación de las fobias, sino que además los teasers de la misma hacen especial hincapié en la coulrofobia y la tripofobia, entre otras. American Horror Story es consciente en todo momento de que sus escenarios son generadores de pesadillas internas de la mente humana, discurriendo en su totalidad entre la realidad y la parte más oscura de nuestra propia percepción. Y, aunque suene contradictorio, nos encanta.

5. EL ARTE DE LO EFÍMERO

Precisamente una de las dinámicas esenciales para entender el panorama seriéfilo actual es el de la explotación eterna de las tramas. Y es que la propia genética de las series nos viene a decir que el principio y el fin nunca son el principio y el fin, sino un hipotético principio y un hipotético fin. Las tramas se alargan infinitamente y los personajes son generadores constantes de conflictos, cosa que parece convertirse en la completa antítesis de lo que es American Horror Story. Porque la creación de Ryan Murphy, en tanto que antología de historias, apuesta por una narrativa que tiene principio y fin, sin hipótesis de por medio.

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Con excepciones, por supuesto, American Horror Story coge de la mano esta pasión por lo efímero, por lo que acaba, para crear una disrupción con lo que actualmente es el ámbito serial y televisivo. El riesgo que supone no generar tramas seriales se compensa, a su vez, con la evasión de un problema que acecha a cualquier serie en la actualidad: la posibilidad de ser cancelada. Porque cada temporada de American Horror Story, al fin y al cabo, no transgrede sus propios límites, representados en cierta manera por la edificación del infierno que comentamos más arriba. Un verdadero reto el de cimentar la serie en tramas cambiantes y en personajes narrativamente inestables.

6. TABÚS, TRANGRESIÓN Y CRUDEZA VISUAL

Los tabús en ficción, por desgracia, aún existen. No porque no sepamos de su existencia, sino porque nuestro imaginario cultural siempre nos ha impedido disfrutar de aquellas historias que pongan contra las cuerdas las políticas de lo moralmente correcto. Tendemos a huir de los aspectos más oscuros de la humanidad, como si de alguna manera quisiéramos construir una utopía de flores y chucherías a base de la ignorancia. Contrariamente a todo esto, American Horror Story se atreve a transgredir la barrera de la moralidad y de los tabús para ofrecernos todo un espectáculo basado en las miserias existencialistas que pueden llegar a generar personas en la cuerda floja de la vida.

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La deshumanización de los personajes que conforman las tramas ya forma parte intrínseca de una línea “editorial” cuyo objetivo no es otro que el de hacernos partícipes de ciertos ámbitos que preferimos obviar en el día a día. Es el caso, por ejemplo, de la violación incestuosa de una madre a su hijo en Coven, escena que inevitablemente se queda grabada en la mente de cualquier espectador. Y es que la crudeza visual (y no solamente refiriéndonos al apartado gore) con la que se representa esta transgresión de la moral contemporánea nos deja momentos tan desagradables e incluso vomitivos como el empalamiento en cámara subjetiva de Roanoke o la brutal muerte de la figura infantil en Freak Show. Sencillamente escalofriante.

7. HISTORIA Y FICCIÓN

Los hechos históricos son caldo de cultivo para relatos de ficción. Especialmente aquellos que involucran personajes escalofriantes cuyas vidas se caracterizaron por la oscuridad, los actos atroces y la muerte. El sórdido pasado de Los Angeles, la colonia Roanoke o el traumático pasado de Nueva Orleans son algunos de los acontecimientos en los que American Horror Story se sumerge, retratando la contemporaneidad a base de una serie de sucesos del pasado que marcaron un antes y un después. Porque una de las filosofías de American Horror Story, en realidad, es que aquello enterrado siempre puede volver a aparecer. Literalmente.

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La asesina en serie Madame Delphine LaLaurie, el sangriento caso Black Dahlia, la figura literaria con dos rostros Edward Mordrake o incluso Donald Trump son demostraciones de la pasión que siente American Horror Story por aquellos personajes envueltos en un aura bizarra y espantosa. La serie se acerca a la historia a través del mito, la leyenda urbana y los hechos no demostrados, reinventando prácticamente siempre las biografías de estos mencionados personajes. Quizás en muchas ocasiones peca a la hora de elegir la leyenda por encima de la verdad. Sin embargo, ¿hasta qué punto estamos seguros de que American Horror Story no retrata con fidelidad algo que en realidad hemos decidido olvidar?

8. GUIÑOS, GUIÑOS Y MÁS GUIÑOS

Ryan Murphy cuenta con un bagaje cinematográfico y cultural desbordante. Y vaya si se nota. Hablábamos al principio de este artículo de una reinvención del género que, sin embargo, encuentra imposible el hecho de olvidar sus precedentes. Y es que American Horror Story coge las referencias cinematográficas y culturales de la mano para convertirse en un verdadero recipiente contenedor de guiños. No sólo hallamos cientos de homenajes a películas y escenas concretas, sino que además ocurren fenómenos extraordinarios como la centralización de una trama en el actor Rudolph Valentino o la peculiar aparición de Charles Manson.

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Resultaría imposible canalizar en un solo texto todo el universo de referencias que podemos encontrar en American Horror Story. Frases célebres, canciones íntimamente ligadas a películas concretas, escenas calcadas pero al mismo tiempo con el toque Murphy, puestas en escena que ya forman parte del imaginario popular, temporadas enteras basadas en clásicos e incluso personajes reales son algunos de los homenajes por los que discurre la serie antológica, estableciéndose como una de las ficciones (por no decir la que más) con más referencias y metarreferencias del panorama actual.

9. LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA A TRAVÉS DEL HORROR

Aunque American Horror Story transcurra en presente, pasado e incluso un apocalíptico futuro, funciona como reflejo de un mundo en constante cambio pero que, al mismo tiempo, parece girar alrededor de una filosofía estable. Dicen los escritores Richard Greene y Rachel Robinson-Greene que “detrás del gore y el mal, American Horror Story aborda comentarios sociales sobre cómo tratamos a los grupos marginados, las relaciones raciales y los derechos civiles. Elimina el horror para reflejar la vida en Estados Unidos”. Y es que uno de los dones que encontramos en la serie es la capacidad que tiene de extender la filosofía de un país a todo el conjunto mundial, pasando de esta forma a retratar cómo el pensamiento contemporáneo global funciona.

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American Horror Story se materializa como una colección de pensamientos intrigantes y provocativos generados por el lado más espeluznante de la imaginación humana, ubicando los mismos en el contexto social actual. El vacío existencial, la cultura millenial, la política del miedo, la evasión como método para alejarse de un mundo corrompido, la tecnología de la información como nueva arma, la depresión como epidemia del siglo XXI, la destrucción de la identidad personal y un largo etcétera convierten American Horror Story en una verdadera lección de filosofía que inevitablemente no podremos olvidar.

10. REFLEXIONES PARA LA POSTERIDAD

Finalizamos esta lista de motivos para ver American Horror Story con el gusto que la serie siente por las reflexiones trascendentales. De acuerdo a su estructura narrativa antológica, son muchas las temáticas que esta ficción trata, dejándonos en multitud de ocasiones una buena lista de frases para enmarcar. Los mecanismos pensadores de nuestra mente sienten una imperiosa necesidad de activarse cuando American Horror Story pone sobre la mesa su propia capacidad de generar dilemas morales y filosóficos, utilizando de esta forma el factor ficción como un recurso más para visibilizar problemas comunes.

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Mientras que el terror actual (más concretamente el comercial) suele caracterizarse por la falta de mensajes y la celebración de lo artificial, American Horror Story se consolida como una de las series más reflexivas de toda la historia audiovisual. No es de extrañar, pues, que algunas de sus frases se hayan convertido en verdaderos lemas y cánticos reivindicativos (véase los casos de “All monsters are human” y “Normal people scare me”). Siguiendo la estela que nos deja la serie antológica, optamos por acabar esta lista de motivos con una reflexión: ¿acaso el horror de American Horror Story es la forma perfecta para retratar un mundo marcado, a su vez, por el horror?

Y hasta aquí nuestras razones por las que American Horror Story es una candidata esencial dentro de La Batalla de las Series. Desde sus mecanismos narrativos hasta la filosofía que representa, la serie antológica demuestra ser una de las más ricas dentro del panorama televisivo actual. Por ello, y con el objetivo de reivindicar el género en el que se enmarca, os animamos a visionar sus nueve temporadas independientes en estos duros días de confinamiento. Y recordad: el terror no siempre es lo que parece.

Martí Farrés


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Estudiante de Comunicación Audiovisual. Tengo una ligera obsesión con los musicales y a veces fantaseo con vivir en algunos de mis favoritos. De pequeño me daba pánico Chucky y, sorpresas de la vida, ahora es uno de mis mayores referentes cinematográficos.