Si echamos un vistazo a las críticas que ha cosechado lo último de David Ayer (Corazones de acero), cualquiera en su sano juicio no osaría ni a asomarse a Escuadrón suicida, el último ejemplo de cómo la generación de expectativas en su versión más sobredimensionada puede acabar en una verdadera batalla campal en las redes. Ya existen movimientos que claman por el cierre de la popular web Rotten Tomatoes por las justísimas valoraciones que ha cosechado Escuadrón suicida (argumentando que esta web está al servicio de Marvel), y según avanzan las horas los debates se caldean en una escalada de desencuentros que bien podrían valorarse como una fase más de promoción, a juzgar por el protagonismo que está cobrando en la red el último título consagrado al universo de los cómics.
Así que cabe preguntarse si realmente Escuadrón suicida es tan mala como la pintan o simplemente es víctima de una campaña de promoción que ha vuelto a jugar (inteligentemente) con las ilusiones de todos aquellos que cayeron rendidos ante un tráiler que prometía la película de superhéroes del año. Y es que no pocos visionaron este en bucle y propagaron a los cuatro vientos su fe incondicional a una cinta cuya carta de presentación fue definida por muchos como el uno de los mejores tráilers con los que se habían tropezado.
Una vez visionada, Escuadrón suicida desvela su verdadera personalidad. Ni de lejos es tan mala como la pintan (bastante peores las hay en los dos universos: el marvelita y DC Comics), y ni de lejos es tan irreverente o rompedora como prometía su campaña de promoción. Estamos ante un producto más de la factoría de los sueños, hecho con la misma falta de amor y la misma cobardía creativa que el resto de títulos que semana a semana llegan a las carteleras de todo el mundo. Y esta falta de arrojo es lo que condena a la cinta de manera definitiva a este cruce ultraactualizado de Doce del patíbulo (en este caso media docena, aunque casi mejor sería decir cinco…) y las entregas de Snake Plissken firmadas por John Carpenter.
La estructura de Escuadrón suicida es clásica, lo que asegura una primera media hora de presentación de personajes muy entretenida. El problema acecha en cuanto nuestros amigos se enfrentan a su primera misión, ya que las dos horas de metraje se antojan escasas en este caso y obligan a Ayer a intercalar las escenas de acción con pasajes que pretenden que empaticemos con los personajes; y aquí es donde la cinta se desinfla, evidenciando su falta de carisma, producto de un guion muy pobre y un piloto automático que hace predecible, escena por escena, el resto de la película.
Por un lado, las escenas de acción (más bien escaramuzas), obligatorias para el despliegue de habilidades en un entorno real, resultan excesivamente simplonas y repetitivas, y, por otro lado, las incursiones en el lado más humano del escuadrón, lejos de aportar, terminan funcionando como un lastre para el ritmo del conjunto. Todo ello nos conduce a una secuencia final de nuevo plagada de unos malos muy malos y mucha pirotecnia y rayos, que en ningún momento despierta interés o pone en jaque al espectador. Su clasicismo es tan lineal y conservador (y por tanto predecible) como un episodio de El equipo A.
¿Qué nos queda entonces? No todo está perdido, ya que la cinta cuenta con la excelente factura técnica que se le presupone (aquí no hay expectativas traicionadas) y con Harley Quinn, la enloquecida (e hipersexualizada) reina de corazones de la película y estrella absoluta de la función. Suyos son los mejores momentos, y suyas son las mejores frases, sin duda. Porque el resto de personajes sobreviven (o no) a la sombra de sus shorts, miradas y sonrisas. Ni siquiera Will Smith o Jared Leto (los únicos que gozan de algún momentillo, porque el resto de la galería aporta más bien poquito) son capaces de competir con Margot Robbie.
Muy similar a Deadpool por lo que prometía y finalmente fue, Escuadrón suicida no es tan mala como la pintan. Es muy decepcionante, eso sí, porque todas sus bazas se desvelaron en el tráiler, pero al fin y al cabo se deja ver de sobra y, aun con todos sus contras, termina entreteniendo. Más de lo mismo, al fin y al cabo.
LO MEJOR:
- Margot Robbie y su Harley Quinn. Lo único que sobrevivirá del filme al paso del tiempo.
- Su primera media hora.
LO PEOR:
- De nuevo, la campaña de promoción de una cinta vuelve a superar con creces al producto final.
- El fantasma de los spin-off que planea sobre Escuadrón suicida.
- Los (estériles) debates feminoides que están a la vuelta de la esquina acerca del tratamiento del personaje de Harley Quinn.
Alfonso Caro