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EL HIJO

LOS ANTECEDENTES

Si bien es cierto que no pocas veces el cine ha usado la figura de los niños para aportar un valor añadido a sus propuestas de terror, dotando al mal de un toque muy perturbador al ser retratado desde la inocencia que se infiere de manera natural a todo lo infantil, también es cierto que han sido muy poquitas, o quizá contadas, las veces que el enfant terrible venía de otro planeta. Porque alienígenas con ganas de dominar el mundo hemos tenido unos cuantos, pero no así en el cuerpo de un niño de 12 años. Por eso El hijo reclama su incorporación a los rankings del género, aunque la película firmada por David Yarovesky, pese a contar con ciertos elementos interesantes, diste mucho de resultar una historia compacta y satisfactoria.

LA PELÍCULA

Se la ha comparado mucho con una versión oscura de Superman (y su tráiler comercial tiene bastante culpa de esto), pero El Hijo, más allá de compartir la premisa y algún guiño con el personaje de DC Cómics (la granja de la película está ubicada en Kansas, al igual que de los Kent en las películas de Superman y la serie Smallville), pronto se despega de la sombra del superhéroe para abrazar todos los recursos habituales y tópicos del cine de terror de las últimas tres décadas.

El problema es que David Yarovesky se olvida (o no le interesa) de perfilar a los personajes de la película y opta por montar, una tras otra y en cadena, situaciones en las que el pequeño Brandon Breyer deja muy claro que algo no va bien del todo con él, aunque sus padres prefieran achacar todo tipo de comportamientos anómalos a su pubertad iniciática (Qué lástima que en Kansas no se emita Hermano Mayor). Así, la película no deja de presentar de manera consecutiva situaciones que van dejando desnudos a Brandon y su maldad, e inicia una escalada de violencia in crescendo en sus pasajes para desembocar en una película de terror totalmente liberada de freno alguno y en la que los aficionados a la sangre y las escenas incómodas serán los que mejor se lo pasarán.

Con todo, David Yarovesky se deja por el camino algunos aspectos claves sobre el propio Brandon, porque no queda claro si el niño extraterrestre es así de pérfido desde el principio, si hay algún ente que dirige sus pasos o cuáles son sus verdaderas motivaciones. Porque efectivamente hablamos de un alienígena, pero no deja de sorprendernos que sus reacciones sean muy humanas, y muchos de sus actos respondan muy bien a parámetros dignos de un psicópata en toda regla, con dibujos insanos, tensiones hormonales mal gestionadas y hasta una firma personal en la escena del crimen.  

Sus 90 minutos, en cualquier caso, ayudan mucho a digerir la propuesta casi sin masticar, y pasar un rato entretenidos si nos olvidamos de la colección de carencias de las que adolece el relato, concebido como mero pasatiempo y ejecutado sin muchas ganas de completar el puzle. El Hijo no  es más que una mera sucesión de secuencias, que funcionan de manera aislada pero cojean cuando la mirada se detiene a evaluar el conjunto.

ELLOS Y ELLAS

Nadie lo tiene fácil en El Hijo para brillar con luz propia. Quizá Jackson A. Dunne, que interpreta al pequeño Brandon, tenía a priori más papeletas para brillar, pero la verdad es que acaba firmando un trabajo plano en el que se limita a poner caras de enfado o de falsa bondad. No hay más registros. El resto del elenco sigue sus pasos, con excepción de Elizabeth Banks (la madre de Brandon), que sí lucha por enriquecer a su personaje, consiguiendo en algunos momentos transmitir con eficacia su dualidad de sentimientos respecto a  su hijo pequeño.  

LA SORPRESA

Lo éxplícito de algunas de las muertes, bastante más violentas y sangrientas de lo que algunos espectadores puedan esperar. En circuitos comerciales no es tan fácil encontrar estas dosis de violencia.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Brandon teniendo un episodio con el tenedor que todos los que habéis visto Verónica identificaréis rápidamente. Y también, como no, ese cristal en el ojo…

TE GUSTARÁ SI…

Si buscáis parar hora y media de sustos, si los niños malvados os ponen especialmente nerviosos, o si sencillamente siempre echastéis de menos un Superman bastante más macarra.

LO MEJOR

  • Su duración. Porque es corta y porque también evita que los defectos eclipsen sus virtudes.
  • En el fondo, acaba entreteniendo.
  • Los graneros de las películas norteamericanas. Siempre pasa algo en ellos.

LO PEOR

  • Su falta de solidez como conjunto y la cantidad de cosas que se quedan sin responder.
  • Su montaje, y por extensión la dirección de David Yarovesky.

Alfonso Caro

 


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Alfonso Caro Sánchez (Mánager) Enamorado del cine y de la comunicación. Devorador de cine y firme defensor de este como vehículo de transmisión cultural, paraíso para la introspección e instrumento inmejorable para evadirse de la realidad. Poniendo un poco de orden en este tinglado.