Los fotógrafos y los francotiradores tienen macabros paralelismos. Ambos son tiradores y como tal deben esperar el momento adecuado para disparar, por lo que tienden a observar a su presa detenidamente hasta encontrar el instante perfecto y lanzar la toma final. En el caso de José Luis Cabezas, el fotógrafo de la revista argentina «Noticias», una fotografía de un importante empresario disfrutando de un paseo relajado junto a su mujer en la playa le costó la vida. Lanzó el disparo definitivo solo que este volvió a él como una suerte de boomerang.
Que Netflix tiene entre sus puntos fuertes una gran gama de documentales de true crime es algo de sobra sabido. Sin embargo, entre la amargaba de historias de asesinos seriales estadounidenses de los años 70 que copan la sección de docuseries de la plataforma se encuentra un documental que llamó la atención de los usuarios en 2020, “Carmel ¿Quién mató a María Marta?”. Detrás del exitoso documental se encuentra la óptica del director bonarense Alejandro Hartmann, que vuelve a probar suerte en el género con uno de los casos más sonados de la televisión argentina: el asesinato de José Luis Cabezas.
¿Quién mató a Cabezas?
La ciudad balneario de Pinamar se convirtió en los años 90 en un símbolo indiscutible del alto nivel de vida de Argentina. Entre sus calles se aglomeraba la jet set del país, desde figuras reconocidas del mundo de los negocios a importantes peces gordos de la política. Todos ellos compartían el mismo ambiente de júbilo y abundancia que se vivió en todo occidente en la última década del siglo XX.
En mitad de las playas, las altas temperaturas y el desenfreno del verano se encontraba José Luis Cabezas cámara en mano. Era un 25 de enero de 1997 y él y sus compañeros habían ido a cubrir una fiesta. Quizás fue su carácter jovial y el buen ambiente que se respiraba en el lugar lo que le empujó a quedarse un poco más y no regresar junto a sus colegas. Lo cierto es que él no lo sabía pero aquellas serían sus últimas horas con vida.
Los sucesos que acompañaron a su desaparición fueron frenéticos. Un coche quemado, un cadáver, unas esposas, un grupo de periodistas buscando a su compañero, una investigación policial irregular y muchas incógnitas por resolver. La duda asaltaba los informativos argentinos “¿Quién mató a José Luis Cabezas?”. La gran incógnita que empujó a compañeros de profesión a querer saber la verdad. No tardaron en salir chivos expiatorios, la polémica estaba servida y poco a poco comenzó a llegar el hedor putrefacto de la corrupción política y policial.
Políticos, policías: amigos y enemigos
La fotografía que corona estas líneas fue la que le costó la vida a José Luis Cabezas. Una instantánea del empresario con contactos en el gobierno Alfredo Yabrán se convirtió en su sentencia de muerte. Hoy día no resulta extraño escuchar noticias sobre periodistas asesinados pero en aquel momento, en la era democrática de Argentina, un crimen de esa magnitud conmocionó a la opinión publica y, especialmente, al sector periodístico del país.
La historia que rodea el asesinato de Cabezas no se aleja demasiado de thrillers de la talla de “El informe Pelícano”. Como suele suceder, la realidad supera la ficción y Hartmann se encarga de relatarla siguiendo un esquema de crónica policial en su nuevo documental “El fotógrafo y el cartero: el crimen de Cabezas”.
Pura acción en 105 minutos en los que se pone de relieve la corrupción política en la presidencia de Carlos Menem, las disputas por el poder entre él y el que fue gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Las malas artes de altos empresarios como Yabrán y la falta de escrúpulos de hombres que son capaces de todo por dinero o simplemente por tener una venganza servida en forma de plato frío. Un thriller real y crudo en el que las pistas del rompecabezas se van juntando a la par que se narra una investigación que puso en jaque a la opinión pública Argentina.
Un recomendado documental con el que Netflix se vuelve a anotar un tanto en el exquisito catálogo de true crime de la plataforma.
Claudia Banqueri.
