VENOM
LOS ANTECEDENTES
Con Marvel Studios monopolizando cada vez más el mercado de los superhéroes, los otros jugadores (entre ellos Sony) se ven obligados a cambiar de estrategia o ser engullidos. La única dirección que tomar para ellos es la opuesta al MCU, películas atrevidas, audaces, que no parezcan hechas a partir de una plantilla diseñada en el despacho de un ejecutivo de Hollywood, aunque lo sean (Deadpool). En este clima de crisis y de dar luz verde a cualquier cosa nace Venom, un proyecto que en sus inicios intentó asociarse con la competencia pero que, al ser rechazado, se transformó en un filme de calificación R. Finalmente, la versión estrenada es apta para mayores de 13 y deja así la puerta abierta a retomar las negociaciones con Kevin Feige en el futuro. Vista la recepción crítica de la película, parece improbable.
LA PELÍCULA
Lo primero que destacar sobre Venom es que hay cierta personalidad detrás de las cámaras. Parece una obviedad, pero lamentablemente no es habitual que un proyecto de estas dimensiones se arriesgue a crear una atmósfera y un tono adecuados. Pese a no haber escrito el guion, Ruben Fleischer (director de Bienvenidos a Zombieland) se esfuerza para crear un universo fílmico con identidad propia, y cuando se inspira en otra gente se va a los maestros del terror moderno: Cronenberg y Carpenter.
Tampoco decepciona el libreto: Kelly Marcel, Scott Rosenberg y Jeff Pinkner también evitan otro de los malos hábitos de las superproducciones actuales, la sobreexplicación. No tan certeros están en cuanto al arco del personaje, que probablemente estuviese mejor dibujado en las primeras versiones, pero tantas manos en la máquina de escribir nunca es buena idea. Por no hablar de los secundarios de usar y tirar.
ELLOS Y ELLAS
El elemento más satisfactorio de Venom, y que en nuestra humilde opinión justifica su visionado, es la dinámica entre simbionte y huésped. Esta dualidad que presenta la persona que tiene «el parásito» permite trazar paralelismos con la forma en la que el ego puede tomar el control de una persona y herir a la gente de su alrededor. Si esto os parece muy pretencioso, puede que prefiráis la descripción llana de Tom Hardy: «Son como Ren y Stimpy«. Sean lo que sean, toda esta lucha por el control de un cuerpo entre Eddie Brock y Venom permite al actor indagar en otro tipo de interpretación, distinto a su registro habitual. Ha hecho una adaptación personal del slapstick, pero en un cuerpo muy musculado. El resultado es tan surrealista como divertido, y su extrema energía física contrasta de forma interesante con la actuación contenida de Riz Ahmed (The Night Of), quien destaca como carismático villano «elonmuskiano».
LA SORPRESA
El tono humorístico. Si bien es cierto que es acorde con el personaje en los cómics, los primeros avances de la cinta parecían indicar que apostarían por un tono más oscuro y deprimente. Por suerte no ha sido el caso, y sobre todo la segunda parte del filme contiene varias secuencias cómicas brillantes.
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
El periodo de «adaptación» de Eddie Brock a Venom. Como hemos apuntado antes, son estos los momentos en los que Tom Hardy puede adoptar su inesperada nueva faceta bufa. Si tuviéramos que quedarnos solo con uno, tendría que ser la hilarante secuencia que transcurre en un restaurante donde el actor está completamente desatado.
TE GUSTARÁ SI…
Si aprecias el cine de superhéroes en todo su espectro, si quieres presenciar a un actor en un estado pletórico o si quieres ver una buena película de acción de las que escasean por estas fechas.
LO MEJOR
- La entrega y el compromiso físico de Tom Hardy.
- La dirección tiene personalidad y es muy efectiva.
- El guion no toma por tonta a la audiencia.
- La forma de transportarse de los simbiontes.
- Un sentido del humor que nos retrotrae a aquella magnífica primera hora de Hancock.
- La atrevida banda sonora de Ludwig Göransson.
LO PEOR
- Hay algo en el tono del filme que lo hace antipático.
- El tramo final parece improvisado al último minuto.
- La escena del beso.
Pau Jané