CRÍTICA: TIERRA DE LECHE Y MIEL
ANTECEDENTES
Héctor Domínguez-Viguera, Carlos Mora Fuentes y Gonzalo Recio concentran intenciones y talentos para conjugar una mirada a las heridas de la guerra, observando y dando espacio a personas de latitudes diferentes, pero fervientemente conectadas en ese ejercicio de esperanza hacia la tierra prometida (tierra de sangre y miel), huyendo de un dolor inabarcable para el sentir humano. Ellos nos ofrecen este recital a tres bandas que comenzó su camino triunfal en la Seminci 2020, ganando el premio al mejor largometraje dentro de la sección DOC. España, y que ha continuado en numerosos y variados escaparates cinematográficos hasta llegar a la preselección al Goya de mejor documental (15 títulos), que fallará sus cuatro nominados el próximo 29 de noviembre.
LA PELÍCULA
Yavé prometío a Moisés “la tierra de leche y miel”, y en torno a esta promesa divina, viven y sobreviven los habitantes de estas historias. Historias inundadas de dolor, pero fervientes en su idea de construir esperanza en un día a día que no se antoja nada fácil. Son Mirsada y su hija, Bela, Dani, Gio y Vika, Alia y Hussein, personas de latitudes diferentes pero encontradas en el espacio y el tiempo, tal como reza el título del primero de los seis capítulos que da forma a este retrato, “La distancia entre tres puntos”. Tres lugares, tres rincones, tres heridas que definen su vida al calor de la guerra, esa guerra que ha matado a los hijos de la patria, y que en una huida sin miradas nostálgicas ha dejado a estos seres en la indefinición contextual, cultural y sentimental. Ellos buscan ese camino de paz, mientras todo lo que les rodea se atisba confuso y ajeno a sus recuerdos infantiles. Es el deseo de volver a la raíz pero rechazando mares y mares de sangre que el ser humano en su estúpida enmienda ha querido derramar.
Y así nacen estas historias, miradas cotidianas, que al principio estructuradas de manera esquemática, y después enlazadas con fluidez orgánica, intentan encontrar miradas, gestos y expresión a través de lo cotidiano. Esas quejas y reivindicaciones, esas llamadas por teléfono, esos sueños aún por cumplir, el cariño a su pueblo, la necesidad de reconfortarse en su vecino, sobre todo el de allí, el que ha entendido y comparte su pena, estos y otros devenires acompañan el día a día de estas tres latitudes. Sarajevo, Tiflis, Polykastro en Grecia, espacios que encierran diversas heridas: las de unos padres que han tenido que sacrificar la idea de reunir a su familia, huyendo de la Guerra en Siria; las de unos unos niños condenados a separarse tras el dolor inconsciente de un pueblo apaleado por una guerra reciente; las de una mujer anciana aún en la dolorosa esperanza de encontrar a sus hijos para darles sepultura; y las de una mujer y sus vecinos en el deseo de poder tener una vivienda digna tras años de injustos aplazamientos.
La precisión de la cámara pendiente de cada mirada, pero dando siempre espacio a sus personajes, la estimulante paleta sonora y el magnético ejercicio fotográfico impregnan este tríptico que toca las sensibilidades del espectador sin necesidad de avasallar o atacar la intimidad emocional de sus protagonistas. Ahí el gran logro de este film, el hablar de guerra, heridas y emoción, y por supuesto esperanza, sin atravesar de manera poco ética las emociones de sus personajes, dando un espacio que hace que la narración fluya de una manera libre y orgánica, dejándonos, de esta manera, la luz del que sufre, de aquel que a nuestro lado sigue viviendo envuelto en las tinieblas de una guerra que jamás debió comenzar.
ELLAS Y ELLOS
Es imponente el abrazo de todos los personajes/personas que dan forma a un relato/retrato de las heridas de la guerra que se antoja tan honesto como necesario.
LA SORPRESA
La gran sorpresa del film reside en su capacidad para hablar de tanto dolor, sin la necesidad de exprimir a sus protagonistas.
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
Más que una secuencia es un plano, la de esa bella mirada, la de la hija de Mirsada, capaz de con un solo gesto lleno de belleza condensar todas las intenciones y emociones de la película.
TE GUSTARÁ SI…
Si disfrutas de las miradas sociales orgánicas y honestas en su construcción.
LO MEJOR
- El absoluto respeto a sus protagonistas.
- La sensibilidad de la mirada.
LO PEOR
- Ciertos esquematismos del arranque.
- La invisibilización a la que queda sometido de este tipo de cine.
Alberto Tovar