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CRÍTICA: SYCORAX

ANTECEDENTES

Tras apostar por una mirada singular y rompedora a uno y otro lado del Atlántico, Lois Patiño (Lúa vermella) y Matías Piñeiro (Isabella) buscan una fusión artística que quiere indagar sobre el valor de una obra clásica en conexión con una discursiva presente, hablamos de La Tempestad de Shakespeare, que inicia su andadura con este cortometraje Sycorax, sobre esta bruja con la que arranca la tragedia, y que promete un proyecto más amplio, de momento un esperado largometraje. Proceso de encuentro creativo que necesariamente busca sacudir el valor de la tradición en conexión con el lenguaje shakesperiano, y que de momento, le ha valido la selección para la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes 2021, que en estos momentos se está celebrando.

LA PELÍCULA

Los poderosos ecos de la naturaleza en conexión con la tradición, y el poder de la palabra como defensa de los dolores humanos entran en simbiosis como el retrato de dos miradas tan diferentes como complementarias. Ellos son dos cineastas de singularidad demostrable que a través de La Tempestad shakesperiana nos dibujan este relato tradicionalmente contemporáneo, que ubicándose en las paradisíacas Azores, nos devuelve una mirada a la maternidad de nuestras voces. Y así empieza a dibujarse este ejercicio de apenas 20 minutos que quiere condensar una amalgama de intenciones, miradas y expresiones acerca de la feminidad, la costumbre, la tradición oral, y la opresión.

Recuperar una figura tan olvidada como clave para entender el concepto de la bruja, y su valor con respecto a la naturaleza y la feminidad resulta de una habilidad encomiable. Pues Sycorax en la obra de Shakespeare aparece y desaparece con la clara etiqueta de lo malo, lo prohibido, lo ajeno al valor social. Por ello, la necesidad de deconstruir el clasicismo discursivo para poner en conexión con los valores presentes en comunión con una tradición, la idea de que aquellas brujas son mujeres oprimidas por el devenir contradictorio de los hombres, a costa de imponer su verdad por encima del arrojado ejercicio de la naturaleza. Ellas son la voz de la misma, y de esa tradición imperante, que excluida, que oprimida, sigue latente gracias al poder y la valentía de aquellas miradas condenadas a la oscuridad, pero presentes en el devenir que comunica humanidad y naturaleza.

Así, Piñeiro y Patiño dan entereza a las líneas de La Tempestad, el poder de la palabra en comunión con las imágenes. Imágenes de una enorme inspiración plástica, cortesía del extraordinario Mauro Herce, y acompañadas de ese susurro encerrado que pelea el espacio por sacar sus armas, definido de sensibilidad por el trabajo de sonido. Valores técnicos que dan forma a un ejercicio que entre el naturalismo y lo performativo se construye. Quizás en este segundo discurso resulta una propuesta un tanto irregular, pues el uso del verbo se antoja reiterativo, atropellado, y excesivo, frente a un mayor despliegue de los feroces árboles de esa salvaje isla. Una isla de poderosos atributos, que encuentra en la bruja y su poder, la necesidad de reinvención de los mitos, en relación a una discursiva presente que se antoja tan poderosa como necesaria.

ELLAS

No estamos ante un caso al uso de expresión interpretativa, por las características de la propuesta que compone. En cualquier caso, admirar la templada constancia vocal de la actriz protagonista, Agustina Muñoz.

LA SORPRESA

Sorprende la idea de un proyecto conjunto entre dos miradas tan insólitas, que aquí empieza a germinar un proceso tan rico como prometedor.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Las poderosas imágenes de la naturaleza arrebatan el relato, y encuentran en ese final mixto, entre la bruja y el árbol escondido, al compás de ese ejercicio casi métrico, una poderosa resolución a todas las intenciones que planean en esta bella pieza.

TE GUSTARÁ SI…

Si admiras las propuestas que juegan a deconstruir con habilidad los mitos clásicos.

LO MEJOR

  • La habilidad discursiva del relato.
  • El poderoso ejercicio de fotografía y sonido.

LO PEOR

  • Un uso de la palabra en comunión con lo perfomativo excesivamente atropellado y reiterativo.
  • La idea de que estamos ante un paso incompleto de un portentoso proyecto.

Alberto Tovar

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