SITGES 2019: PARADISE HILLS
LOS ANTECEDENTES
Asumir que la ciencia ficción es un género eminentemente masculino no es algo descabellado. La mirada del hombre parece ser que forme parte intrínseca de este tipo de películas, pues sus mecanismos narrativos y de puesta en escena se han ido construyendo únicamente bajo estos preceptos durante demasiado tiempo. Steven Moffat, showrunner de Doctor Who o Sherlock, afirmaba el año pasado que “la ciencia ficción es notablemente masculina. Se nota porque todo el mundo en ella viste uniformes y camina con paso marcial de un lado para otro hablando de las normas.” Moffat menciona aquí la huella que los estereotipos tradicionalmente asociados a la masculinidad han dejado en la ciencia ficción, y es que parece que Alice Waddington, directora de Paradise Hills, haya querido invertir estas declaraciones y hacer su propia antítesis femenina, en la que la perspectiva de género y el imaginario de la mujer son dos elementos más que palpables. Aquí os dejamos la crítica de Paradise Hills, la nueva producción cinematográfica nacional.
LA PELÍCULA
Existen películas equivalentes a sesiones de hipnotismo. Películas que, por su estética o por su trama, hechizan al espectador para mantenerlo enganchado a la pantalla cual Alexander DeLarge en La Naranja Mecánica. Aunque el personaje de Kubrick no sea el más adecuado para establecer un paralelismo con el espectador, resulta casi imposible negar que Paradise Hills provoca el mismo efecto en aquellos que la ven: no poder despegar los ojos de las imágenes. Por supuesto, y mientras que en La Naranja Mecánica esta situación se da en un contexto de tortura, el espectador de Paradise Hills asiste a todo un deleite visual kitsch del que no querrá (o podrá) escapar.
En efecto, la obra de Alice Waddington desprende hipnotismo y onirismo por todos lados. Con una mezcla de ciencia ficción distópica y fantasía sobrenatural, Paradise Hills extiende sobre sí misma un manto de sueños y belleza que acaba por conquistar toda la percepción visual de quien se adentra en su historia. De hecho, el filme protagonizado por Emma Roberts emana tal amor por la belleza visual que se convierte en todo un cuadro pictórico que poco tiene que envidiar a ‘El columpio’ de Fragonard o a ‘Las tres gracias’ de Rubens. La estética de Paradise Hills es pura poesía plástica; un cuadro barroco viviente que se fusiona con la modernidad tecnológica para crear un efecto de contrastes precioso y efectista.
No podemos sino mencionar también el gran peso que recae sobre el diseño de vestuario. Como si del Capitolio de Los Juegos del Hambre se tratara, Alice Waddington saca a relucir su experiencia en el mundo de la moda (algo tradicionalmente asociado al género femenino y que la directora reivindica en este caso como un reflejo de la mirada de la mujer) a través de ropajes únicos que condensan en su esencia los excesos del Rococó y el minimalismo de lo futurístico. Un cóctel explosivo que, sin embargo, funciona a la perfección también en el vestuario y que lo convierte incluso en un protagonista más de Paradise Hills.
ELLOS Y ELLAS
Emma Roberts, Milla Jovovich, Eiza González, Danielle Macdonald y Awkwafina protagonizan este cuento de hadas distópico sobre las exigencias femeninas y los moldes a los que se tienen que adaptar las mujeres más jóvenes. Son las dos primeras actrices, sin embargo, quienes cargan sobre sus hombros todo lo que Paradise Hills es.
Tanto Emma Roberts como Milla Jovovich nos regalan interpretaciones sofisticadas y glamurosas que se equilibran a lo largo de la cinta con escenas de huidas y alguna que otra pelea física. Las facetas opuestas de sus personajes se ven reflejadas en todo momento por las aspiraciones vitales de ambas: mientras que una prefiere codearse con los poderosos y los excesos, la otra busca una vida sencilla y minimalista más allá de las exigencias familiares. Todo ello desencadena unas actuaciones de rivalidad que combinan coherentemente con el tono de la película y su mensaje anticapitalista.
LA SORPRESA
La homogénea mezcla entre ciencia ficción distópica y fantasía sobrenatural, que culmina de forma casi mágica en un clímax final repleto de encanto plástico.
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
El inicio de la película: toda una declaración de intenciones sobre los excesos que vamos a ver en ella y la inmoralidad de una sociedad corrupta por el dinero.
TE GUSTARÁ SI…
Las historias distópicas juveniles te agradan o si quieres adentrarte en historias de ciencia ficción y fantasía que se construyan alrededor de la mirada femenina.
LO MEJOR
- Su cuidada y onírica estética.
- El diseño de vestuario.
- El contraste perfectamente equilibrado entre la esencia barroca y las tecnologías propias del subgénero distópico.
LO PEOR
- La superficialidad de la relación amorosa que plantea.
- Un guion demasiado cliché que no acaba de sorprender del todo pese al potencial de su premisa.
Martí Farrés
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