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BLACK FOX: UN CAMINO DIVIDIDO

El pasado mes de abril la polémica azotaba al medio una vez más. Un trabajador de Madhouse era ingresado tras trabajar 400 horas en un solo mes, cuadruplicando el número de horas que el gobierno japonés permite en sus leyes. Un hecho que, lejos de encontrarse aislado, supone una terrible constante en un espacio que vive de la expectación, la autosuperación y la capacidad de sorprender al público.

Hemos normalizado el medio. Pero eso no cambia las reglas. Seguimos siendo exigentes; el medio es exigente consigo mismo. Buscamos la perfección y nos encanta hablar de sakuga cuando una obra muestra sus cartas en el apartado de la animación. Sin embargo, esa misma presión es la que acaba por mellar, otras tantas veces, a las obras que no consiguen alcanzar ciertas exigencias. Esa es, por desgracia, la realidad de Black Fox.

El alma de la animación

La producción del anime original tiene afiladas particularidades. Si bien, no cuenta con la dificultad de adaptar contenido previo, solo cuenta con su propia base para alcanzar al público. Un hecho que sentenciaba, meses atrás, el lanzamiento de la última producción de Kazuya Nomura a manos de 3Hz —responsables de obras como Princess Principal o Flip Flappers—, que anunciaba su cambio de formato. Lo que sería una serie completa se convertía en película con los remanentes que habían podido salvarse de la obra original.

Un cambio que marca por completo a una obra que llega con un notable músculo técnico pero falta de corazón en prácticamente toda su extensión, quedando en un bonito cascarón que si bien funciona como blockbuster del momento, pierde muchos puntos en lo que apuntaba a ser una entrega con claras trazas emocionales como guías narrativas.

Un hecho que podemos apreciar especialmente en sus primeros minutos, que sirven de marca para el que se intuye como el primer capítulo de la obra original —emitidos, además, como parte de su preview especial— y que consiguen alardear de manejo de tempos y estructuras argumentales para ofrecer una base especialmente sólida a un edificio tambaleante. Un preludio que nos habla de la verdadera alma de Black Fox. De lo que no ha sido. Pero, también, de lo que quizás pueda ser en el futuro.

Un camino dividido

Y es que la obra se mueve por líneas conocidas y arriesgando sobre mínimos, pero con consciencia sobre sí misma y capacidad para manejar sus exponentes con fuerza. Rikka se ve dividida entre dos constantes. La tradición de su familia como ninja, perpetrada por su abuelo y la posibilidad de escapar de una vía de sentido único gracias a su padre, un científico reputado que lucha por el bien común. Un hecho que, sin apenas espacio para ejecutar su reflexión, funciona especialmente bien como presentación y abre la idea de que Rikka no deba acogerse a una ni otra vertiente, sino que sea capaz de dibujar su propio camino.

Todo cambia, por supuesto, cuando una operación encubierta acaba con la vida de su familia para hacerse con los diseños de su padre: androides con forma animal e inteligencia artificial. Un punto que abre varias sendas para la obra. Porque si bien se entiende como el conflicto principal que genera el cambio de Rikka, ahora perdida en ese camino que diseña para sí misma y enfocada en una venganza autodestructiva, también se habla de cómo el ser humano sigue anclado en su instinto bélico. En cómo pervertimos realidades para construir conflictos de los que defendernos.

Sin embargo, Black Fox no tiene tiempo para ello. Sus lagunas se extienden a lo largo y ancho de la obra y su ritmo se revoluciona por completo para ofrecer una experiencia que pasa por una estructura argumental demasiado amplia como para cubrirse en poco más de noventa minutos. Se entiende la pérdida de Rikka, el cómo se entrega a la absurda venganza a costa de diluir su identidad. Se entienden trazas de las leyes de Isaac Asimov e incluso la humanización de los androides que acompañan a Rikka, forzando a la chica a no perder su humanidad a través de la disputa interna que sufre. Incluso se atreve con ciertas particularidades emocionales al mostrar en abierto el conflicto entre Mia y su padre.

Pero al final del día nada tiene la suficiente fuerza como para conectar. Los androides no dejan de ser un añadido, el arco de personaje de Mia es tan absolutamente breve que resulta difícil empatizar con ella en ningún momento y Melissa tiene tan poca presencia en el metraje que su debut resulta confuso, como salido de la nada. Todo se resumen en un conjunto de frágiles cavilaciones que no encuentran su sitio en una historia repleta de sensibilidades emocionales y dramas interpersonales que apenas llegan a ver la luz.

Una oportunidad perdida

Black Fox es, en esencia, una oportunidad perdida. La sombra de aquello que podría haber sido, pero que no es. Es innegable el trabajo de 3Hz, que marcan una soberbia puesta en escena gracias a sus altos valores técnicos y una delicada, pero dinámica, animación que convierte su acción en un espectáculo. Sin embargo, la historia de Rikka merecía ser más que un simple espectáculo.

El cambio entre el equivalente a su primer capítulo y el resto de la entrega es disparatado. Se pierden sus detalles, su evolución e incluso la calidez que se respira en estos compases iniciales. El resto es solo una sucesión de hechos que deberían haberse dividido en toda una serie de capítulos diferenciados. Aquello que pasa a toda velocidad mientras observas a través de una ventana.

Black Fox no es una mala entrega per se. Y realmente resulta una obra capaz de conquistar al público con su carisma y despliegue técnico. Pero, insisto, no deja de ser otra víctima del medio. De las presiones, las exigencias. Una oportunidad perdida con un gran potencial a sus espaldas. Quien sabe, quizás Rikka y compañía se ganen el derecho a contar con su propio espacio en el futuro y su final sea más que un disparo al cielo. Black Fox se merece algo más.

Óscar Martínez

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6 COMENTARIOS

  1. Lo del problema de la industria para justificar que el desarrollo no fuera tan profundo me parece muy sacado del culo… como cuando sale la grabación del padre y abuelo de Rikka y el super traje.

    Así como la pelicula de Little Witch Academia, me parece que básicamente esta entrega de Black Fox es el parteaguas de lo que puede ser una serie más de niñas lindas haciendo cosas no tan lindas.

    Probablemente el prologo de la serie y de como se formó el equipo de las tres protagonistas que tienen aventuras y buscan la manera de sacar a la luz la verdad de la malvada compañía.

    Imagino que en la siguiente entrega profundizarán en la existencia de Melissa, la locura del padre de Mia y el pelón del tic en la cara, pero todo dependerá de la aceptación (y financiación) del público.

    • Te puede parecer sacado de donde quieras, pero es un problema real, constante y que lleva, precisamente, a cosas como las que tu mismo me comentas. Escenas como la de la grabación (por mencionar una) son un problema enorme que denota los enormes recortes que tiene la obra en su extensión.

      La película de Little Witch Academia fue parte del Young Animator Training Project de 2013. No tenía la intención de convertirse en serie. Sin embargo, Black Fox fue anunciada como tal y tuvo que recortar para convertirse en película. Son ejemplos muy diferentes. ¿Funciona como prólogo? Sí. ¿Se notan las lagunas a lo largo de todo el metraje? También. Ojalá haya una segunda parte, ya lo comentaba en el texto, pero eso no obvia que los problemas del medio hayan dejado coja a una obra con mucho potencial.

  2. «Se entiende la pérdida de Rikka, el cómo se entrega a la absurda venganza a costa de diluir su identidad.»;pero cual perdida, si parece que su padre y abuelo murieron hace años, es una verdadera lastima 60 minutos a la basura, no tiene nada de profundidad, se vuelve de algo tragico a algo como las avantuas de rikka, muy mala , a mi en lo peronal no me caitivo, ma bien emociono y despues desepciono,

    • Pasan seis meses entre una escena y otra. Todo el resto que criticas es, precisamente, lo que se comenta en el texto: el como se desvirtúa la obra a través de esas pérdidas y lagunas argumentales de la misma.

      De todos modos, y apoyando lo que comentas, si que hay trazas de ello. Al principio de su conversión lanza a un hombre inocente desde un tejado sin pestañear, solo para conseguir su objetivo. Y, más adelante, tiene una importante (aunque sin base, insisto) escena de redención después de casi asesinar a Mia a sangre fría. Falta contenido, desde luego, pero la idea sigue presente y muy marcada.

  3. Pues la vi y me gustó, honestamente pensé que era el primer episodio de una serie más larga; no sería la primera vez que un primer episodio dura más de lo habitual y, de hecho, pensé que así era hasta ahora. Un primer capítulo porque todos los comentarios de donde la vi decían eso. Si es solo esto no está mal, me dio entretenimiento y no me arrepiento de verla, la recomendaría sin duda; pero advertiría que solo es para pasar el rato en lo que estás siguiendo estrene nuevo episodio.

  4. A decir verdad, la pelicula me facino, es cierto que pudieron explotar otros aspectos de la pelicula, pero hay que fijarse que es una pelicula, no un anime, en un anime tienen el tiempo de poder mostrar la historia poco a poco, pero una pelicula tiene un tiempo determinado, para no aburrir al publico en general, como mencione anteriormente me facino, aunque deberian preguntarse si ustedes presenciaran la muerte de sus familiares ya sea que esten ocultos o vean todo justo al lado de ellos y todo se encubre, y saben que aunque traten de revelar todo, simplemente los verian como si estuvieran locos, no pensarian en venganza?.

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.