El Palomitrón

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Los muertos no mueren, Adam Driver, Bill Murray y Chloë Sevigny, EL PALOMITRÓN,
CINE CRÍTICAS REDACTORES

LOS MUERTOS NO MUEREN

LOS ANTECEDENTES

Cuando la población juega con los recursos naturales y el desarrollo orgánico de los ecosistemas es cuando empiezan los castigos. No hablamos de multas o miradas asesinas de tus vecinos, sino de algo más mortal, el despertar de los muertos. Jim Jarmusch nos presenta esta idea en su nueva película, Los muertos no mueren.

El 5 veces galardonado en Cannes, vuelve a la gran pantalla para presentar esta comedia terrorífica. Protagonizada por un clima de extrañeza, la cinta entra dentro del mundo surrealista de su creador. Si anteriormente pudimos disfrutar de una película de gánsteres samuráis (Ghost Dog) o una comedia de vampiros (Sólo los amantes sobreviven), ahora es el turno de los zombies, sedientos de sangre y karma.

Los muertos no mueren, Iggy Pop, EL PALOMITRÓN

LA PELÍCULA

Ambientada en la localidad de Centerville, la cinta narra la historia de sus habitantes y de como fruto de la alteración de la órbita de la tierra sus vidas son puestas en grave peligro. Lo que comienza como un desajuste entre las horas de luz y el comportamiento anómalo de los animales, acaba con un apocalipsis zombie que nada tiene que envidiar al de The Walking Dead.

Aunque parezca un proyecto de base sencillo posee una técnica y estética muy cuidada. Bajo una capa de aparente cotidianeidad, apuesta por unos rasgos exagerados que se extienden a todos los parámetros de la película. Esta afirmación es fácilmente observable en sus decorados, donde abundan frases y slogans repelentes como el lema del pueblo o el nombre de los establecimientos. Asimismo, la hiperbolización de los elementos es extensible tanto a sus personajes como a los diálogos entre ellos. Su vestuario, así como lo estereotipados que son, aportan una estética cómic de lo más curiosa.

A través de unos diálogos plagados de silencios incómodos, Los muertos no mueren recurren a la repetición del texto como recurso cómico. En principio es algo que funciona, pero que a la larga puede resultar cansado, sobre todo si no se está acostumbrado a este tipo de comedia. Podría decirse que peca de indie.

Dejando a un lado el guion, es importante hablar de varios de sus recursos, marcados por el cine clásico de terror. El mundo zombie recreado por Jarmusch no es el mismo al que estamos acostumbrados normalmente. Revisa en el cajón del imaginario zombie para traer de vuelta la idea de su pionero, George A. Romero. Con su película La noche de los muertos vivientes, Romero creó todo el universo del que actualmente beben muchas de las cintas de terror. Personajes estereotipados, la crítica social o las normas de cómo acabar con ellos, se encuentran presentes en ambas cintas. De esta manera, Los muertos no mueren funciona como un homenaje directo al canadiense, que falleció en el 2017.

Los muertos no mueren, Adam Driver, EL PALOMITRÓN

ELLOS Y ELLAS

Con un reparto repleto de estrellas, Jarmusch recurre a sus ya actores de cabecera para llevar a cabo el proyecto. Bill Murray, Adam Driver, Chloë Sevigny o Tilda Swinton son algunas de las caras conocidas. Asimismo, cuenta con la aparición y cameos de varios artistas como Iggy Pop, Selena Gómez o Tom Waits. Es curioso destacar el papel que juegan los personajes. Por un lado, parecen comunes e incluso planos, pero por otro, presentan una exageración en sus rasgos difícil de explicar. Caso aparte es el personaje de Swinton, exageradamente singular desde el primer minuto. Probablemente, dicha extrañeza sea la causa por la que se haga imposible la idea de empatizar con los personajes, algunos de ellos poco explotados, como es el caso del jefe de policía Cliff Robertson (Bill Murray).

A pesar de sus contras, la cinta tiene una larga lista de pros. Es destacable la sutileza con la que se introduce la ruptura de la cuarta pared en varios puntos de la historia. Añade un elemento más a este relato ficticio que de cara al final comienza a desvariar. Asimismo, es reseñable el punto crítico de su creador. Cómo se observa a lo largo de la trama, Jarmusch pretende elaborar una crítica que reside en los males del hombre y en sus ansias por lo material. Esto queda representado en los recuerdos vagos de los muertos, que una vez resucitados recurren a esos objetos que les hacían felices (teléfonos, raquetas, café, etc.)

Es de agradecer la inclusión de ciertos detalles, que en parte añaden un plus al relato. El uso de la música es vital para la cinta. No posee una extensa banda sonora, únicamente un leitmotiv representado por la canción The Dead Don’t Die (Sturgill Simpson), de la que se sirve para hilar parte de la historia. Por otra parte, son también destacables pequeños guiños como el número de personas vivas que marca en el cartel del pueblo, o el referente al personaje de Driver, apellidado Paterson, en honor a la cinta de en la que trabajaron juntos.

En conclusión, Jarmusch ha conseguido lo que se proponía, elaborar una crítica social dirigida a todos los estratos de la sociedad. Tanto el racismo como el papel de la mujer son ideas que se ponen en práctica durante el relato. Es cierto que peca de recurrentes recursos cómicos, pero funcionan a la perfección dentro del universo de su creador. Asimismo, queda profundamente marcado el homenaje a Romero y a todo lo que ha supuesto para la cultura pop. Para acabar y por si algún día los muertos deciden levantarse, recordad está frase: hay que apuntar a la cabeza.

Los muertos no mueren, Tilda Swinton, EL PALOMITRÓN

LA SORPRESA

Las continuas referencias al cine clásico de terror.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Las mejores escenas corren por cuenta de sus protagonistas. Destacan especialmente los momentos en los que rompen la cuarta pared.

TE GUSTARÁ SI…

Te gusta el cine clásico de terror y el humor sutil.

LO MEJOR:

  • Su reparto
  • La meticulosidad estética y estilística con la que está construida el relato
  • Las hordas de zombies

LO PEOR:

  • La recurrencia de ciertos gags
  • El escaso desarrollo de los personajes.

Alonso Muñoz

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