El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

Crítica de Kumo Desu Ga, Nani Ka?
ANIME / MANGA CRÍTICAS REDACTORES

KUMO DESU GA, NANI KA?, DESTRONANDO AL GÉNERO

La reencarnación es un elemento que siempre ha destacado en el medio. Es una puerta de fácil acceso a la fantasía, al sueño y a lo inverosímil. Sus raíces místicas y centradas en la fe y el miedo a la muerte, al olvido, dejan un enorme espacio para sustraer una conexión con cualquier tipo de viaje astral que nos lleve, por supuesto, a otro mundo.

Y es que, ¿quién no ha soñado nunca con reencarnarse? En ser aquello que no ha podido ser. Yo, de pequeño, soñaba con reencarnarme en dinosaurio, pero en vista del poco juego que ofrece en un contexto narrativo, comprendo la necesidad del isekai de transportar esas ideas a nuevos mundos donde el peso de la balanza siempre apunte positivamente a sus avatares. Pero, por enésima vez —por suerte el género cada vez atrae más ideas controvertidas con las que jugar más allá del empoderamiento clásico— los muros de este ideal sólo son una pequeña barrera.

Porque si reencarnarse en dinosaurio es una idea extravagante también lo es el hacerlo en una espada parlante. O en una vampira que solo busca dormir la siesta. O, por supuesto, en araña. Pero que lo extravagante no es sinónimo de disfuncional lo sabemos todos y So I’m a Spider, So What? es la mejor de las declaraciones para ponerlo de manifiesto.

¿Y porqué no una araña?

Y es que la obra de Okina Baba es tan exageradamente excéntrica en su partida que no es necesario hablar de deconstrucción. Baba sabe a lo que se enfrenta convirtiendo a su protagonista en araña en un mundo de dragones y mazmorras y lo hace no solo tejiendo la sátira que ya esboza su título sino perfilando mucho más que eso; definiendo una obra que se mueve a varias bandas y que parece acechar en cada esquina con una nueva sorpresa.

Si la base del género se expone como la posibilidad de converger una nueva vida en un nuevo mundo, ¿por qué no hacerlo como araña? Lejos de reencarnaciones heroicas, poderes ocultos y otra serie de tópicos, el enfoque se sitúa sobre la comedia de fantasía que, poco a poco y sin querer revelaros demasiado, actúa sobre múltiples puntos para construir una historia completa.

Su propio inicio es una carrera a la desesperada por la supervivencia —la línea constante por la que se mueve, por el momento, la serie— de Kumoko, que se ve obligada a huir de los actos caníbales de sus hermanes y los actos genocidas de su supuesta madre. Es así como el humor se transforma en horror en escasos segundos, dando forma a un conjunto que ejemplifica la diversidad y el atrevimiento como el punto principal de su evolución narrativa.

Es un tira y afloja al que se prestan muchos más elementos. La definición de su historia toma al videojuego como formato de fondo, prestando algunas de sus características a la razón de ser del isekai y solventando la estructura del worldbuilding, suponiendo otro punto de interacción entre su protagonista y el mundo que la rodea y amenaza. Con estas, la misión de Kumoko a través de la desconocida mazmorra donde se reencarna ya no es solo sobrevivir, sino evolucionar.

¿Y qué pasa en un videojuego de rol cuando evolucionas? Que aparecen nuevas habilidades y talentos a las que dar uso. Un elemento que sirve como cohete a la obra, ascendiendo rápidamente mientras su protagonista lucha, sufre y evoluciona a lo largo de dicha dinámica, con una perfecta conjunción que se mueve, de nuevo, desde lo más cómico hasta lo más intenso y horroroso. A ello se presta el inigualable trabajo de Aoi Yuuki (Tsuyu en My Hero Academia o Tamaki en Fire Force entre muchísimas otras) que supone, prácticamente, la mitad del trabajo, con una actuación que roza lo excéntrico, casando por completo con la obra. Parte de ese otro cincuenta por ciento recae en la redención de Millepensee y Shin Itagaki, que deja atrás todo lo visto en Berserk 2016 para ofrecernos una técnica de CGI soberbia y que completa un plantel, desde luego, deslumbrante.

Pero, ¿solo una araña?

Si las desventuras de Kumoko en la mazmorra no son suficientes para demostrar que el trabajo de Baba va mucho más allá de la simple sátira, su división narrativa hace las veces de ancla y apoyo para la obra. Y es que la reencarnación de nuestra protagonista sin nombre no es la única que tiene el foco de atención en la serie. Toda su clase se ve envuelta en este mismo suceso, marcando diferentes formas de vivir en el nuevo mundo.

Un punto que, de nuevo, sirve como contrapartida a la muestra del terror de la mazmorra y sirve, no solo para aliviar tensiones, sino también para enfocar nuevos puntos narrativos. Un hecho que no se da en su manga —recordemos que hablamos de la adaptación de su novela ligera que, sin embargo, no se encuentra editada en nuestro territorio— y que rompe, con todo lo positivo de su connotación, con la dinámica individual del viaje de la araña.

No solo nos pone en contexto del resto de compañeros (¡profesora incluida!) sino que rompe con cualquier esbozo de las posibles reglas de este nuevo mundo. El protagonista del grupo, Schlain, parece ocupar el clásico espacio de chico popular amable, mientras que Feirune, un dragón de tierra, considera su nueva vida como castigo por el bullying infligido a su compañera, persona originaria de Kumoko. Un concepto que se rompe por completo con Hugo, un personaje que arrastra consigo toda la maldad de su avatar original. Aunque la temática de la reencarnación y el sistema moral no parece tomar parte de este espacio, el hecho de que Kumoko acabe en el peor de los estratos en ambos mundos es posible que dé mucho juego.

Lo que podemos esperar de dos mundos

Kumo Desu ga, Nani ka? no pretende engañar a nadie. Es lo que es. Es una crítica a mano alzada contra el isekai. Es una serie nacida de la sátira y la comedia. Es, incluso así, una serie de fantasía clásica. Pero a su vez es una muestra brillante de como jugar con conceptos tan trillados como los del género y la fantasía clásica para dar vida a algo que parte de estas bases sin necesidad de abrazarse a ellas.

Es una obra atípica, que vive más por sus sorpresas que por su estructura narrativa. Más de su poder de actuación que la de relevancia de sus personajes. Pero que, incluso así, consigue imponerse a todos sus esquemas y ofrecer una dosis genuina de terror, misterio y comedia. Una conjunción tan arriesgada que hace de cada capítulo una apuesta con la que gana puntos a ritmo acelerado, superando obstáculo tras obstáculo.

Es evidente que su caída se puede encontrar tan cerca como su constante ascenso. Pero incluso así So I’m a Spider, So What? ha demostrado ser capaz de juntar lo mejor de dos mundos para conformar una obra que no debería funcionar. Pero que funciona. Todavía queda mucho por ver y mucho por mostrar, pero el potencial que se supone en sus líneas es más que excusa suficiente para seguir adelante con su extravagante propuesta.

Banner inferior temporada anime invierno 2021 - El Palomitrón

Óscar Martínez

¿Te gusta nuestro contenido? Apóyanos a través de este banner y ayúdanos a seguir creciendo.


Banner KoFi 2020 - El Palomitrón

¡No olvides dejar aquí tu comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.