CRÍTICA DE JUNJI ITO COLLECTION 03
¿Todavía permaneces en el eterno sueño de la semana pasada? Nosotros creíamos habernos despertado pero esta semana el maestro del terror Junji Ito nos ha vuelto a introducir de lleno en dos pesadillas, una más real que otra, que anteponen los sentimientos y el coexistir de dos seres en una misma persona todo bajo un mismo plano tintado de oscuro que nos ha vuelto a llevar a otra dimensión de su mente. Adéntrate con nosotros en El chico apuesto de la encrucijada y La chica babosa, dos relatos bastante diferentes de los que conocemos hasta el momento y que consiguen que el pavor visual llene por completo nuestras pantallas.
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El chico apuesto de la encrucijada
La primera historia que nos plantea hoy el maestro Ito nos transporta a las calles de una ciudad de Japón repletas de niebla, pero bajo esa niebla que no acaba de dar muy buenas vibraciones, nos encontramos ante un ser llamado «el chico apuesto de la encrucijada» al cual multitud de personas aprovechan los días grises para preguntarle sobre su sino; un sino que dependerá de todo, menos de este chico. Vivo o muerto es símbolo de esperanza para muchos y desesperación para otros, como es el caso de nuestro protagonista. Lejos de querer saber cuál será su destino, su único deseo es acabar con su tortura mental. Un martirio que está en su mente desde que era pequeño y sin saber bien el por qué ni el cómo -supuestamente- mató a la tía de su actual pareja.
La culpa le acecha cada día y al final decide incluso dejarlo con su novia para no hacerle más daño. Parece que la niebla es más densa y cada vez hay más demonios atormentando su mente, como es el caso de su compañera de instituto. Los remordimientos y el dolor se manifiestan en cada uno de los personajes del episodio, y parece que la solución la posea el gran chico ¿apuesto? de las encrucijadas. Tras causar más de un suicidio -que podemos ver constantemente en pantalla-, hostigar a más de una persona y causar una niebla lúgubre entre las calles de Japón parece que todo acaba. Un desenlace un tanto peculiar que no acaba de guardar mucha relación con los finales a los que nos tiene acostumbrados el gran maestro del terror y que -personalmente- no me llega a aportar una clara solución a ese «pánico» infundido a lo largo del episodio.
La chica babosa
Tras una historia que nos puede dejar un tanto indiferentes -o al menos a mí me lo ha dejado- pasamos a otra bastante más corta pero con una carga simbólica que no nos dejará apartar los ojos de la pantalla. Hablamos de La chica babosa. Con ese título pocas cosas buenas puede deparar la verdad. Como cada día, nuestra protagonista acude a la escuela pero conforme va pasando el tiempo su comportamiento va empeorando e incluso acaba por dejar de ir. No sólo su comportamiento era extraño, sino que de repente, empezó a hablar mal y a trabarse con cada palabra que decía. Nadie sabía el por qué pero ella realmente sabía que era lo que le estaba pasando.
En su casa empezaron a aparecer miles y miles de babosas en el jardín y sus padres no llegaban a saber la verdadera causa de esta plaga bastante repelente. Pero esta epidemia tenía una causa más que clara: su hija era «la madre» de todas esas babosas. No empezó a hablar mal porque estaba enferma sino porque cada día vomitaba cientos y cientos de babosas por su boca, incrementando cada día su tamaño y haciendo que éstas se apoderasen de su cuerpo. Sus padres, ante un intento desmedido de zanjar esta terrible situación deciden bañarla en sal, pero esta solución acaba en una tragedia peor. Su hija acaba siendo una auténtica babosa, dejando su cabeza totalmente unida a un cuerpo pastoso cual babosa; una cabeza que vagaría hasta su muerte con una mirada triste hacia la mismísima nada. Ito no sólo nos demuestra que sabe infundir terror sino que sabe hacernos sentir repulsión viendo tales escenas. Una grima tintada de tristeza que consigue hacer que esta segunda historia -al menos personalmente- sea mucho mejor que la primera. ¿Soñaremos con babosas esta vez?
Marisol Navarro